La Presidente le hace upa a Randazzo

#SimpleMente

Ayer por cadena nacional tuvimos el agrado de escuchar una vez más a la presidente de todos y todas ponerse a la defensiva, desparramar resentimiento y enojo sobre sus enemigos manifiestos para finalmente salpicar con rabia a sus enemigos latentes, a aquellos que a pesar de intentar mostrarse respetuosos y esquivar los sistemáticos golpes, deben creo yo, estar perdiéndole la paciencia a este continuo relato agresivo y partidista. Los que no consiguen dada su falta de idoneidad o creatividad mostrarse diferentes a quien nos preside cuentan con su sobreprotección. Claro fue el ejemplo de su última cadena nacional donde en medio de un recurrente relato autorreferencial plagado de autoelogios colocó bajo su ala a un Randazzo que puchereaba desde su lugar de víctima, solo faltó que le pusiera el chupete para demostrar explícitamente su espíritu consolador.
Si bien considero que, cualquiera sea, la figura presidencial debe ser respetada por ser acreedora de un lugar de privilegio ya que no hace ni más ni menos que representar a cada uno de los argentinos hayan o no votado por ella, me está resultando cada vez más difícil hacerlo. Cada vez menos comprendo su intolerancia por aquello que no encaja de manera perfecta en su esquema de pensamiento, me cuesta entender el motivo de tanto mensaje de enojo, resentimiento y reto disfrazados de una aprendida oratoria, acompañados de un tono suave que hasta de vez en cuando consigue hacer quebrar.
La presidente debería empezar a hacerse respetar bajo el lema de Ser y Parecer. Se maneja bien en el plano del parecer, sin embargo es el “ser” el que debería pulir. Lo que “ser” mandataria de un país significa, darle un lugar más preponderante a la objetividad, no dejar de defender sus ideales pero hacerlo con más altura, mejorar aquello que nuestro país necesite pero sin darle protagonismo a sus odios personales.
Esta democracia autoritaria está cansando a todos y todas, castigar a instituciones y personas que hayan tenido el tupé de disentir en el presente o pasado con su manera de entender la política pone en evidencia la ausencia de voluntad de gobernar a nuestro país respetando la genuina singularidad de cada uno de sus habitantes.
Democracia autoritaria donde expresar diferencias ideológicas puede tener consecuencias negativas, términos como “pluralidad” que se han convertido en palabras sin significado y manejos manipuladores que alientan a tomar la mano pero si la misma no sostiene el similar panfleto de ideas hay que empezar a estar atento a correrla rápidamente para que la vara no golpee demasiado fuerte al desacuerdo.
Argentina sigue necesitando madurar como sociedad para que el sistema democrático se respire en el ambiente y no se intente instalar a los golpes. Usted todavía nos gobierna, a mí no me haga upa pero por favor ayúdeme a poder respetar su figura sin tanto esfuerzo, haga de su legado menos terminología y más contenido.