Por: Gastón Calvo
Un lindo capítulo de la banda más popular de América Latina lo contiene la elección del nombre. ¿Por qué Soda Stereo? Ese es el interrogante que funciona como “disparador” de esta tercera entrega de #GraciasTotales.
En Soda Stereo, la biografía, Marcelo Fernández Bitar cuenta los nombres que Gustavo y Zeta manejaban antes de elegir el definitivo: Taras Bulba, Los Pelitos, Rockefort, Aerosol, Side-Car, Extra, Estéreo, Estereotipos, Los Estereotipos y finalmente Soda Stereo.
Como cuenta la enciclopedia virtual Wikipedia, por un tiempo adoptaron el nombre de Los Estereotipos, debido a una canción de The Specials que les apasionaba a los tres y que utilizaron unos meses.
De esa primerísima época data un demo en donde grabó guitarras Richard Coleman, quien fue integrante oficial de la banda durante muy poco tiempo en aquellos días de 1982.
Richard tenía 19 años cuando le llegó la propuesta. “Charly me llamó, se presentó y me dijo: ´Tengo la banda con el mejor guitarrista, el mejor bajista y el mejor baterista. ¿Querés venir a probarte?´. Me pareció un pedante y le dije que no: ¿Para qué me querés si tenés la mejor banda y el mejor guitarrista?”, le dijo Coleman.
Lo cierto es que después de otro llamado, Richard aceptó asistir al encuentro. “Cuando voy, les llevo unos temas míos y a Gustavo le parecieron interesantes. Yo no tenía mucho que hacer en ese momento, tenía gustos en común con Soda, y a ellos les habían gustado mis temas. Quedamos que los míos los cantaba yo y Gustavo cantaba los de él”, narró Coleman en una entrevista.
Pero, a su vez, expresó por qué finalmente no siguió en la banda: “La sensación era que ellos acompañaban mis temas y yo los suyos. (…) Hasta que antes de un ensayo les dije lo que sentía: que tenían que ser ellos tres”.
Los temas del demo fueron los siguientes: “¿Por qué no puedo ser del jet set?“, “Dime Sebastián” y “Debo soñar” (de Ulises Butrón), acompañados por Daniel Melero en teclados y Ulises Butrón en guitarra.
Sobre el origen y sentido de la palabra “soda” explicaba un periodista:
“Ellos dicen que hacen música con burbujas. Pero en lugar de tratarse de lujosas burbujas de champagne, afirman hacer asumido la representatividad cotidiana y popular del sifón.”
Tito Alberti (padre de Charly) contó la siguiente anécdota:
“Un día les pregunté cómo se iban a llamar y me dijeron: Soda Stereo. Yo estaba medio hinchado y les dije: ¿Por qué no le ponen Sifón Drago? No me hablaron por seis meses. Y a dónde llegaron, ¿no?”
Tocaron por primera vez con ese nombre el 19 de diciembre de 1982 en el cumpleaños de Alfredo Lois, quien -como contamos en el anterior posteo- era compañero de universidad y quien sería futuro director de la mayoría de sus videos y creador de todos los aspectos relacionados con la presentación visual de la banda: peinados, vestimenta, tapas, escenarios, etc. Lois sería reconocido por el propio Cerati como “el cuarto Soda”.
Con el objetivo de darle más fuerza a la banda llamaron a Richard Coleman para que ocupara el rol de segundo guitarrista, pero al poco tiempo el mismo Richard reconoció que sonaban mejor antes de su incorporación y -como contábamos antes- renunció a su puesto en buenos términos, confirmándose definitivamente como trío: Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti. En julio de 1983 debutaron en público en la discoteca Airport, en el barrio de Belgrano:
“Nuestro debut fue en un desfile de modelos en la discoteca Airport, que quedaba cerca de donde ensayábamos en Buenos Aires. Nadie nos dio bolilla. Tocamos nosotros tres, con un sistema de amplificación muy deficiente. Pero nos dio gusto, aunque nadie nos escuchara. Parecíamos realmente un grupo punk, no sabíamos tocar y sonaba muy fuerte, aunque sólo fuera eso”.
A partir de ese momento, Soda Stereo empezó a transitar el famoso circuito underground de Buenos Aires en los años ´80. Tocaban junto a bandas como Sumo, Los Twist, Los Encargados de Daniel Melero, y se instalaron como grupo estable en el tradicional cabaret Marabú, ubicado en Maipú 359.
Otra de las cuestiones que menciona Fernández Bitar en su libro, es la cantidad de canciones que estaban “pensadas” para el primer disco y finalmente no salieron a la luz: “Llamen a un doctor”, “La calle enseña”, “Perdón, fue un error”, “El héroe de la serie”, “Lisa”, “Dime Sebastián” y “Juego de Seducción”, que terminaría saliendo en el segundo disco de la banda: Nada Personal.