Por: Sebastián Ortiz
El tenis es un deporte en el que claramente podemos concluir que la fortaleza mental hace la diferencia entre un triunfo o una derrota.
En este post analizaremos al rival sin dudas más difícil de vencer, un rival que está en todo momento boicoteando nuestros esfuerzos, generando una presión muy difícil de sortear.
Hablaremos de la mentalidad perdedora, describiremos sus características y cómo modificarla.
Si hablamos de la fortaleza mental, podemos decir que esta se relaciona con el manejo de las diversas presiones que influyen definitivamente en el desempeño de un jugador. Ahora bien, de donde provienen estas presiones? ¿de afuera, del entorno? ¿de adentro, de la cabeza?.
Pero la gran pregunta es, ¿la actitud mental es algo con lo que se nace o se puede desarrollar? ¿Algunos nacen con estrella y otros nacen estrellados o es algo que se va formando a lo largo de los años?
Muchos jugadores aún antes de entrar a la cancha ya perdieron el partido.
Si definimos “perdedor” con la connotación que habitualmente se le da a esa palabra: “desafortunado” “fracasado”, “loser” y pensamos que con esto se nace, no habría nada que hacer para cambiar este destino. En cambio si decimos que algunas personas poseen una mentalidad que es en mayor o menor medida perdedora, podemos intentar cambiar algo de esa mentalidad. En ese sentido si nos compete tanto a los profesores como a los psicólogos deportivos el poder trabajarlo.
¿Cómo definir una mentalidad perdedora en el tenis? Como alguien que se encuentra perdido, extraviado y confundido respecto de sus objetivos y acerca de quién es el rival a vencer.
Descripción de la mentalidad perdedora:
-Cree que el rival más importante a vencer es el oponente que tiene enfrente.
-Cuando comete algún error le cuesta reconocerlo y deposita la culpa en el otro.
-Hace de cada partido un enfrentamiento personal, se preocupa en exceso.
-Encara con soberbia el partido subestimando al rival ó al contrario supone que el rival es muy superior y que no podrá vencerlo.
-Se toma los partidos con una actitud de bronca y odio.
-Se distrae fácilmente y culpa al distractor del desarrollo posterior
-Frente a un error ó un fallo en el que están en desacuerdo no logran despegar su pensamiento de ello
-En los entrenamientos despliega un buen juego pero la competencia le genera un exceso de ansiedad que disminuye el rendimiento
-Se siente presionado por diversos factores: se obsesiona con el resultado, se siente afectado por la mirada del otro ó con la posibilidad de ganar o perder
¿Cómo trabajar estos aspectos para enfrentar al verdadero rival?
Más allá de las generalizaciones y descripciones de ciertas conductas observables, es importante que cada uno pueda prestarse a trabajar, disponiéndose a recibir ayuda y a escuchar al entrenador, o en el caso de ser necesario un psicólogo deportivo, apuntando a hacerse responsable de los propios obstáculos pudiendo así despejar aquello que es personal y está involucrado en el asunto y de esa forma se vence al rival más difícil: uno mismo.
Prof. Sebastián Ortiz