Por: Sebastián Ortiz
Panorama actual
En los últimos años, el tenis se ha transformado en un deporte en el que la presión y la competencia, llega a límites insospechados. Ya no alcanza sólo con las condiciones y habilidades que posea un jugador. Actualmente se requiere mucho sacrificio físico, mental y gran cantidad de horas diarias de entrenamiento en cancha. Cada vez es más exigente y requiere que el jugador se inicie mucho antes a empezar a practicar para tener alguna oportunidad de llegar a destacarse. Otro fenómeno de estos tiempos es la “profesionalización prematura”, en el afán por sacar jugadores son cada vez mayores los esfuerzos y no se miden las consecuencias.
Este deporte se diferencia de otros por ser individual lo que hace que muy pocos se destaquen. Si hablamos de un jugador posicionado dentro de los 400 mejores del ránking, seguramente estamos en presencia de un jugador con buenas condiciones y que ha invertido mucho dinero. Pero ¿Alguien recuerda el nombre de alguno de ellos? ¿Estamos en presencia de un triunfador?. Cuando hablamos de los top 10, nadie lo dudaría ya que sólo 10 personas en el mundo ocupan a ese lugar. Los medios de comunicación muestran jugadores exitosos llegando a la cima felices por sus logros, a pesar de su corta edad y ganando millones de dólares pero de los que se encuentran peleándola por debajo poco se sabe.
El lugar de los padres
En estas condiciones y en los primeros pasos de este deporte, el rol de los padres toma un papel fundamental. Ahora bien, ¿Qué se observa habitualmente en las actitudes de los padres?
Muchos de ellos, con el afán de que su hijo logre destacarse, dejan de pensar en ellos, y se muestran invasivos, tanto en entrenamiento, como en los partidos, presionando al entrenador y a sus propios hijos. Asimismo algunos entrenadores y academias fomentan falsas esperanzas, alimentando estas aspiraciones.
Hablamos de los padres y los entrenadores pero ¿Y los chicos? ¿Alguien se detuvo a conversar con ellos acerca de sus intereses?, ¿Pueden opinar, decidir?, ¿Dónde ubicar el límite entre los deseos del padre y del hijo?, ¿De quién es la decisión?
Lo que sí es seguro es que se necesita contar con un importante sustento económico, ya que en la mayoría de los casos la carrera enfrenta muchas dificultades y los gastos los cubre el propio jugador. Y si aun así no se llega, lo perdido (no sólo en dinero) difícilmente se recupera. Hoy en día el tenis profesional es un gran negocio para muy pocos.
Relacionado con este tema encontramos el libro “Mi hijo el Tenista” de Hernán Chousa (ex tenista profesional 297 del ranking ATP) algunos mitos que se presentan en el inicio de la carrera del futuro tenista son develados, a su vez describe con humor, situaciones que comúnmente se presentan entre padres e hijos que transitan los primeros pasos en la competencia.
¿Cómo resolver esta encrucijada?
Considero que la decisión de un padre debe estar acompañada del consentimiento del hijo. Estar disponible para escuchar las expectativas acerca de lo que quiere, de lo que le importa, del lugar al que está dispuesto a llegar y de la responsabilidad que ello conlleva.
Sebastián Ortiz
@impactotenis