76. El cornudo

Parece un chiste, pero todos los años, el domingo más cercano al 11 de noviembre se conmemora el día del cornudo. Una celebración nacida en un pueblo italiano de unos 200 habitantes llamado Rocca Canterano, donde cada año se celebra la Festa dei Cornuti. El evento consiste en homenajear a San Martín, obispo de Tours y patrón de todos aquellos a quien su pareja ha engañado en un momento de sus vidas. Preside el sencillo homenaje un personaje al que llaman el “gran cornudo del año”, que lleva en su cabeza unos cuernos prominentes simbolizando la infidelidad. Mientras tanto, en los alrededores, suena música medieval y varios juglares cuentan historias sobre hombres engañados y desdichados. En el Imperio Romano, cuando el guerrero se ausentaba por largos periodos; a su regreso, le regalaban un par de enormes cuernos rodeados de monedas y, en muchos casos, con la noticia de que en su ausencia, sus esposas habían incursionado en nuevos amores. Continuar leyendo

75. Cuando odiamos por amor

“Ya no te amo, mi amor”.
Julio Cortázar

Hola Julián, no pensaba escribirte. Mi amiga la Negra me dijo que no vale la pena escribirle a un pelotudo pero ¿sabés qué? Hay tipos tan idiotas que ni siquiera saben que son idiotas. Me importa un cuerno tu infancia y todas esas justificaciones absurdas, vos, como persona, sos un desastre… no tenés corazón. Sos un pésimo especulador, creíste que iba a bancar tus ausencias de por vida. No man, te equivocaste fiero. El que miente lo hace porque no tolera quedar al descubierto y eso te transforma en un cobarde. ¿Tan difícil era decir que ya estaba bien, que fue bueno mientras duró y toda esas sartas de frases comunes que se utilizan para mandar a la mierda a la otra persona? Explícame cual es el negocio de estirar todo hasta las últimas consecuencias. No me vas a decir que sos de los que piensan que las propias decisiones las tienen que tomar los demás. Continuar leyendo

72. 49 pistas para recorrer los vínculos amorosos

  1. La infidelidad la define el otro.
  2. Mientras que el cornudo es la víctima, el celoso es el victimario.
  3. Ser celoso habla mal de vos mismo.
  4. El papá de la celosa compulsiva suele ser medio garca.
  5. El celoso nunca está preparado para tomar una decisión.
  6. Una mosquita muerta en cualquier momento resucita.
  7. Uno es lo que el otro le permite.
  8. Al culposo se lo alimenta con la victimización.
  9. El pollerudo es un pistolero converso. Continuar leyendo

68. Madrazas, las que atraviesan el Complejo de Wendy

1. Casting

Lo digo de entrada: en una pareja, uno es lo que el otro le permite. Quiero decir, que en la mayoría de los casos, cada elección de pareja es un síntoma. Y los síntomas, a veces nos delatan y otras nos protegen de un mal mayor. Mas vale histérica que deprimida u obsesivo que paranoico. La libido es una cazadora de neurosis que tiene sus propias pautas etológicas y una puntería excelente. Tenés una tendencia que el otro pesca y en esa vincularidad se abre el grifo de los malos entendientes. Continuar leyendo

57. Los amigos, esos socorristas del amor

“Del infierno se sale mirando al cielo”
Vicente Zito Lema
 

Lo peor del abandono es la sensación de desamparo. La muerte, al lado del desamparo, es una pluma en la planta del pie. El miedo no es a la muerte, es al desamparo. El abandono es arena en los ojos donde pareciera que el oxígeno huye con la ausencia. Quedarse solo es ver como el globo se desinfla, como el helado se derrite y como se te inunda la carpa. Continuar leyendo

49. Dame otra oportunidad, Normi.

San Justo, 23 de agosto de 2013

 

Querida Normi:

                              Te escribo porque no doy más. Me di cuenta que no puedo vivir sin vos, que fui un nabo y que tenés razón en todo lo que decís. Soy un barrilete, una cometa que quiere que el viento lo devuelva a tu corazón, necesito que me des otra oportunidad. Me arrepiento de todas las veces que me pedías que hable y yo me quedaba callado, sin saber qué decirte. No era falta de interés lo que pasa que yo tengo muchos problemas, sabés que con el tema del flete no me va del todo bien y pero te juro que estoy dispuesto a todo para que me aceptes de nuevo en tu vida. Uno valora lo que tiene cuando lo pierde y yo me di cuenta que sos un pulmón para mi. Vos me hacías rescatarme, antes de conocerte andaba re duro todo el día pero cuando empecé a estar con vos… no te digo que nunca más… pero mucho menos que antes. Si, te mentí en eso también, cuando iba a ver al Globo un tirito me tomaba, pero al toque me rescataba eh! Vos siempre fuiste como una madre para mi, que me decías lo que tenía que hacer; y ahora a la distancia valoro y extraño que me estés encima. Continuar leyendo

42. Las reventadas

La fauna amorosa

La jungla de los sentimientos desencontrados convoca diferentes especímenes que aúllan bajo la luna sus deshonradas catarsis. Vuelan y retozan alrededor del pantano: el pollerudo, la mosquita muerta, el conquistador compulsivo, la llorona, el paganini. Etiquetas que se pegan en nuestra cara para que el otro no se angustie si no sabe dónde encasillarnos. Todos necesitamos una etiqueta en la cara del bolud@ que nos mira. Continuar leyendo

35. El controlador

007

¿De dónde venís? ¿Tardó mucho el colectivo? Llamaba, llamaba y no atendía nadie. ¿No era que ibas a lo de tu prima? ¿Así vas a salir? ¿Y para qué le dijiste a tu hermano? ¿No te llegó el mensajito? Pasé por tu casa pero no estabas. ¿A qué hora salís hoy de la facu? ¿Ese esmalte es nuevo? Nunca te había visto esa musculosa. ¿En qué pensás? ¿No deberías estar menstruando ya? ¿Conocías Villa Gesell? ¿Qué mirás? ¿Las conozco a esas chicas? ¿Van con los novios? ¿Esa cartera…? ¿Qué te dijo la psicóloga? Tu viejo no es tan ídolo como decís. ¿Saco dos entradas para Arjona? Hoy no salgo con los chicos, mejor me quedo con vos. ¿Me extrañaste? Hoy estás medio rara. ¿Qué te dijo el del kiosco? Ese labial no te queda bien. ¿A qué hora tenías turno con el dentista? Mamá quiere que pasemos a visitarla. Continuar leyendo

30. La carta del adios

Fiske Menuco, 15 de abril de 2013

Querido Santiago:

                               Te escribo esta carta porque es la única forma que me escuches de verdad. Intenté muchas veces hablar con vos pero siempre termina todo igual; yo me pongo a llorar desesperadamente y vos, que sos un cobarde especializado en el maltrato emocional, decís que lo vas a pensar y que te de unos días para pensarlo. ¿Pensar qué? ¿Cómo sacarme de encima tuyo? ¿Cómo borrarme de tu vida? O ¿qué hacer para que la culpa no te carcoma? Una amiga me dijo que los culposos en algún momento se dan vuelta y pasan a ser un cacho de hielo, unos insensibles del orto y que pueden estar cortándote un dedo que ni se inmutan. ¿Eso querés, cortarme un dedo? Continuar leyendo