59. Instrucciones para decir que no

#AmoresTóxicos

escudo azul

-Hola Clarita, soy Romi ¿cómo va?

-Y… acá andamos, un rato bien, un rato mal.

-¿Lo volviste a ver?

-Hablamos un par de veces y el otro día nos vimos.

-¿Y?

-Y… qué sé yo.  Por momentos me convence y me hace dudar.

-El problema de tu duda es que la hacés en voz alta y eso confunde las cosas. ¿Tanto te cuesta hacer definitiva una decisión que venís amasando hace rato?

-No me resulta fácil. ¿Y si tiene razón en que yo estoy huyendo?

-¿Huyendo de dónde? Ya probaste y te diste cuenta que no resultó como vos querías. Listo. Ahora no lo vuelvas loco con tus dudas adolescentes. No podés pretender que el otro se adapte a tus expectativas, lo intentaste, no pudiste, a la cucha.

-Pasa que él está muy mal, yo no sé si me manipula con la lástima o realmente se siente un sorete.

-Sea lo que sea, si tomaste una decisión, sostenela. Tampoco podés crear falsas expectativas donde no las hay. Vos en el fondo sabés que no da, sin embargo te ponés especulativa y dilatás la cosa por si acaso.

-Si… ya sé. Pero tampoco puedo negar todo lo lindo que pasó entre nosotros.

-Eso es recuerdo puro. No está nada mal recordar con cariño y respeto a quien nos acompañó un tramo de nuestra vida, pero hay que dejarlo ir. No me imagino a tu maestra de quinto grado yéndote a visitar todos los veintiuno de septiembre. Pero además de eso tenés que hacer un mea culpa.

-¿Culpa de qué? Lo intentamos, no dio, ya fue.

-No es tan fácil. Sin querer, uno va fabricando la relación con el otro, inclusive nuestra forma de ser va inventando a un otro funcional a nuestra neurosis.

-Ahí te salió la psicóloga frustrada.

-No, en serio. Pensatelá. Si no cómo se explica que la relación al principio era re cool y de a poco se fue transformando en lo que quedó. Por ejemplo, si él se fue tornando cada vez más demandante seguramente fue porque vos no le garantizabas el mínimo de solidez necesaria para que todo fluya. Cuando le decís que necesitas más aire o más tiempo, lo que hacés (o por lo menos es lo que el otro decodifica) es contribuir a la inseguridad.

-Él es un inseguro.

-Es que la inseguridad es una construcción vincular. A mayor pedido de distancia mayor inseguridad. Y viceversa.

-Y pero entonces ¿qué tengo que hacer?

-Primero hacerte cargo de tu parte y bancarte el “no” aceptando que también para vos es doloroso. Si bien el que abandona es el más fortalecido no quiere decir que no sienta dolor, en definitiva no deja de tener gustito a fracaso.

-Claro, él me habla como si yo la tuviera re clara y no me pasara nada.

-Sí, pero corrés con una ventaja, vos sabés que ya no querés estar así y creés que la forma de aliviar ese estado es tomando distancia. En cambio, él prefiere cerca pero como el culo que lejos y con la maldita ausencia. Y anda a saber… por ahí la ausencia del otro es presencia en uno mismo, que si sabés aprovecharla todo se resuelve sin tanto laberinto.

ruptura

-¿Y qué hago si me llama?

-Lo real es lo que te sale y lo ideal es lo que recomienda la OMS.

-¿Lo atiendo?

-Clarita, hace uso de tu nombre y mantenete firme. Si ya le dijiste que él no cubre las expectativas que tenés en relación a una relación o sentiste algo parecido a eso… listo el pollo. Si lo querés bancate la confusión en soledad, él no está confundido, simplemente se desespera por no poder contribuir a tu deseo. Tu duda es con vos y no con él. Dejalo ir.

-¿Y si me arrepiento?

-En el amor todo tiene vuelta atrás por más patológico que sea.

-¿Vos decís que no atendiéndolo lo ayudo a entender que ya no quiero esta con él?

-Por lo menos coherentizás acto con discurso.

-Bueno, te voy a hacer caso aunque me cueste.

-De afuera todo es más claro, pero tenés que se más adulta. El adolescente anda buscando paredes para hacer estallar su cabeza mientras que los adultos deberíamos buscar caminos para seguir adelante.

 

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