11. La celosa empobrecida

#AmoresTóxicos

El sexto sentido

A diferencia del caballero, es raro que una mujer sea celosa porque sí. Los celos de la mujer tienen siempre un fundamento, aunque muchas veces no comprobado, pero fundamento al fin. En el anterior post sobre El celoso papafrita, decíamos que el hombre, la mayoría de las veces queda pagando. Busca donde no hay y escucha lo que no se dijo, en cambio en el caso de la mujer pasa todo lo contrario, es raro que quede pagando, sus celos devienen de algún motivo. El sexto sentido, en general, se usa para estos casos.

 

Entrenando celosías

Una mujer celosa puede transformar la docilidad en ferocidad, cambiar de personalidad, convertirse en un monstruo. Si el género femenino suele desarrollar una mejor imaginación con respecto al hombre, en este caso, una mujer celosa merece el Nobel de la Celopatía.

 

Ser exclusiva

Al hombre le duele perder la posesión y a la mujer la exclusividad. El hombre sufre porque otro cuerpo tenga a su mujer. La mujer agoniza cuando el hombre no la elige sólo a ella.

 

La fábrica de latins lovers

Una mujer tiene la dulce capacidad de convertir a un nabo en un mujeriego. Son tantos los atributos que depositan en el pobre muchacho que termina creyéndoselo, todas tus sospechas no hacen otra cosa que decirles que ellos podrían levantarse a cualquiera y en el 64% de las veces lo comprueban exitosamente. Muchas celosas en el fondo necesitan saber si su pareja desea también a otras mujeres. Se la agarran con alguna ex novia perdida por ahí, con alguna compañera de la oficina o de última con la asistente del odontólogo.

 

La celosa empobrecida

Hace de los celos un acto de empobrecimiento; son aquellas que les revisan los bolsillos y el celular. Las que llegan a contratar detectives truchos que persiguen al tipo detrás de un diario. Dejan en evidencia ese empobrecimiento cuando aun confirmando alguna que otra sospecha, siempre vuelven a ese hombre despiadado que no les da seguridad, que anda detrás de un dulce gatito y que prefiere a su madre antes que a su mujer. La celosa empobrecida es el hazme reír de todas sus amigas, pero nadie se lo dice ya que tiene un nivel de negación tal, que no le entra un solo proyectil. Pone afuera lo que le pasa por dentro, ¿y que le pasa? Que anda por la vida reeditando vínculos añejos donde no fue lo suficientemente querida, donde cree que todos los hombres tienen el mismo patrón: o son abandónicos o buscan una mamá.

 

El papá de la celosa

Los padres de las celosas empobrecidas suelen ser medio garcas. En su mayoría son un poco estafadores y han sido infieles en más de una oportunidad. Y la madre, pobre santa, tolera ilimitadamente las andanzas del Don Juan sin saber la tendencia que marca en esa pobre niña que toma nota de cómo hay que tratar a los hombres.

 

 

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C.C.C. (Compartan, Comenten y Critiquen)