8. El paganini

#AmoresTóxicos

El ilusus homen

El paganini pertenece a la especie del ilusus homen, es decir el hombre que considera a su billetera un joystick y a su tarjeta de crédito una Biblia. Verdaderos ilusos que tienen una fuerte creencia en que ellos son lo que tienen

 

Tipos de tipos

Hay dos tipos de hombres. Los que creen que siendo tienen y los que creen que teniendo son. El paganini se ubica claramente en el segundo grupo. Caracteriza a estos muchachos un gran deseo de acumulación, andan por la vida bajo la ilusión de que cuanto más tengo, más me ven; cuanto más me ven, más me reconocen y cuanto más me reconocen, más soy. En la dialéctica del el ser y el tener este tipo de señor monta sus bases en el lodo del “tener a cualquier precio”. De hecho pagan precios psíquicos altísimos por un poquito de reconocimiento indiscriminado; quiero decir que no importa quien los reconozca el tema es ser reconocido por cualquiera. Porque claro, no es lo mismo que te reconozca alguien calificado, que alguien que solo lo hace porque lo llevaste a Puerto Madero. Estas personas son presas de lo que denomino Gula Narcisística que es la indiscriminación del reconocimiento del otro. En el aplauso no todas las manos baten iguales. ¡Danger!: Cuando no discriminás quién te reconoce, te podes tragar cualquier sapo ya que la distancia entre reconocimiento y adulación es de tres centímetros.

 

Etapas paganinas

Manejar un vínculo a través del dinero es un acto especulativo a mediano plazo. El paganini siempre lleva el talonario de facturas en el bolsillo de la campera de cuero y tarde o temprano va a sacarlo a relucir.

Hay una primera etapa de la dádiva indiscriminada, podríamos llamarla la actitud regalona: hace regalos de alto impacto, deslumbra con la opulencia y aprendes en dos noches porqué el champagne se divide en champein francés y champán del resto del mundo. El hombre pone a tu alcance todo lo que no necesitas haciéndote creer que eso es necesario. Vos le crees y entraste como una yegua.

Hay un segundo momento de proyectos alocados donde todo lo que para vos en algún momento de tu vida era considerado inalcanzable, con el paganini se torna absolutamente natural y te quedas corta. Es la etapa del prometeo. Todo sueño es una potencial realidad aunque en verdad, esa realidad termina siendo un mal sueño.

La tercera es la etapa del control desmesurado. Claro, el que maneja los vínculos cuantitativamente convierte con total facilidad a un sujeto en un objeto y confunde el sentido de pertenencia con la idea de posesión. Vos pasás a ser de él. Entonces él empieza dulcemente a controlar los espacios por donde te movés y a cronometrar tus tiempos. En mi barrio a ese oficio lo denominan guardia cárcel. Y hago un alto acá para decir que quien se somete a un guadia carcel es porque en el fondo considera ese merecimiento por vaya a saber qué acto, pensamiento o delito. Si cualquier tren te deja en la estación de la culpa… por algo es. Y si lo percibiste y no haces nada… por algo es; y si no lo percibiste pero todos tus amigos te lo marcan y no podes escucharlo… por algo es. La vida… por algo es.

En general el paganini cuando pierde control sobre vos, empieza a seducir mercantilmente a tus familiares y amigos, no como un gesto bondadoso (el paganini no lo es) sino como un modo hacerte creer que no es tan controlador, que tiene una amplitud enorme de afecto para los tuyos. Con la intención que eso te sensibilice y que vuelvas a tu celdita. Es común que el muchachote llegue a sacarte un secreto que tenés bien guardado y que cada vez que te alejas un poquito, ese secreto se convierta en una amenaza. Eso se desarticula fácil si tu neurosis te deja. Compartís el secreto con un par más y debilitas la estrategia.

La cuarta etapa es cuando el paganini pierde sus fuerzas, sea por una debilidad económica o porque ya no puede seducir con el signo pesos. Es la etapa de la victimización manipuladora. Los ingredientes son: empobrecimiento con cara de carnero degollado, relatar una vez más que el padre tomaba y se ponía violento, subrayamiento que todo lo que dio fue realmente por amor, que ayudo a tu hermano con el alquiler del galponcito y que le pagó la fiesta de quince a tu hija. Sazona con un poquito de “sin vos mi vida no tiene sentido” (ahí tiene razón) y que es capaz de hacer “cualquier locura”. Dicha esa frase, sus palabras se convierten en una llave que abre todas las culpas, y vos, porque sos buena persona,  volvés como una boluda.

 

El pagafantas

En España hay una especie de paganini sin resto económico pero si espiritual al que llaman Pagafantas. Me refiero al amigo de la chica. El Bobby que está todo el día pegado a una muchacha y que la consuela, le da consejos, la acompaña, la mima pero no tiene ninguna chance sentimental y/o sexual con ella. Él quiere algo, pero ella le ve como un amigo, como un hermano. Es chofer, consejero y de una generosidad ilimitada. Tiene un respeto supremo por el deseo de ella al punto de desoír el propio. Paga con su neurosis precios altísimos que no hacen otra cosa que garantizarle la soledad. Ella lo va querer pero siempre va a amar a otro.

 

Próximos Post:

Chamuyo mata zapán

Las Suegras y las nueras

El cuida

Las celosas

La espera amorosa

Las parejas simbióticas

El conquistador compulsivo

 

C.C.C. (Compartan, Comenten y Critiquen)