Por: Sebastián Sette
Me resulta muy complejo poder expresar en palabras sentimientos que aún no tienen asignado un concepto y/o significado, pero prometo que haré lo posible para poder ser contundente al explayarme.
Esto comienza a tomar tinte de sueño cuando alrededor de las doce horas del mediodía americano del viernes treinta y uno de mayo de este gran 2013, bajo del tren -que me traía del aeropuerto- en la estación Fullerton de la línea marrón de trenes de la fantástica ciudad de Chicago, Illinois. Allí me esperaba mi hermano y compinche de ese momento bisagra en la historia de la humanidad. Fundiéndonos en un cómplice abrazo y observando a los alrededores, tratando de entender en dónde demonios estábamos y lo que íbamos a vivir, emprendimos camino.
Muchísimas cosas maravillosas pasaron desde el momento en el cual pise Chicago hasta el acontecimiento más trascendental de toda mi existencia, cosas de las que seguramente este blog no me permitiría escribir por el límite en la utilización de caracteres, así que pasaremos directamente a lo más hermoso que me paso en la vida.
Cuando se hicieron casi las cinco de la tarde, una ventisca llena de rigor nos arrastraba hacia el United Center Stadium, donde ya a unas cuadras del recinto podían visualizarse algunas remeras con la lengua o alguna que otra foto increíble, y eso aumentaba más aun nuestra incontrolable expectativa. Cerca de las 6.30 de la tarde, ingreso al estadio -por una puerta diferente a la de mi compinche compañero- y una bellísima mujer con ese color mágico en la piel, toma mi entrada y me da la bienvenida al espectáculo. Sin dudarlo un segundo corrí hacia el interior del estadio para encontrarme con mi gran amigo, y medio de refilón y sin quererlo, visualizo esos labios imponentes que serían el marco de mi vida. Esa fue la primera vez en la cual se me paro el corazón.
Me encuentro con mi compinche hermano -mirándonos sin poder creer todo lo sucedido- dimos unas vueltas por el estadio, tomamos unas bebidas y tratamos de utilizar las palabras justas para expresar algo inexpresable, palabras que hasta el día de hoy no podemos encontrar. Se hicieron las 8.30 de la noche y cada cual fue a su asiento.
Expectante ya en mi lugar, a algunos pocos metros (mucho más cerca de lo que esperaba), se apagan las luces, arranca el vídeo con todos esos artistas que no sé qué diablos decían. Empieza a sonar esa imponente introducción de percusión que simbolizaba la cuenta regresiva de las pulsaciones que le quedaban a mi corazón. Se hace un breve silencio, se escucha la cuenta hasta cuatro y entonces allí es donde sucede. Después de años de añoranza, abstinencia, alegrías y dolor, llego el día que merecía vivir, ver cara a cara a las personas que me salvaron la vida más de una vez. El póster cobraba vida.
Los primeros acordes de Get Out Off My Cloud me convirtieron en un gigante, era el espectador más grande de ese estadio. No podía dejar de mirar para todos lados. Al primero que busque fue a Él, aquel “ser humano” que maneja mis sentimientos a gusto y piaccere, y es entonces cuando mi mirada lo encuentra junto a su guitarra. Nada volvería a ser igual. Me había dado cuenta que a partir de ahí, yo iba a ser mejor persona. Todo lo que alguna vez fue ya no sería más, todas las veces que convencido creí sentir amor se fueron por la borda. Me estaba enamorando por primera vez, y supe que la felicidad era posible.
It’s Only Rock n’ Roll, Paint in Black. Es el turno de Gimme Shelter, que no es una canción, es un dialogo entre lo terrenal y lo desconocido, en el cual Lisa Fisher es la feroz interprete capaz de lograr que nosotros los mortales podamos ser partícipes de dicha conversación.
Shine A Light, el tema elegido por el público. Emotional Rescue, increíble presenciar esa canción, te obliga a despegar los pies del suelo. La gran esperada All Down The Line, con una excelente interpretación de Sheryl Crow. Luego le siguieron las nuevas, Doom And Gloom y One More Shot. No había llegado a la mitad del concierto y no podía comprender lo que estaba sucediendo. Can’t You Hear Me Knocking es una patada al hígado, con la excelente y sutil presencia de Mick Taylor. Honky Tonk Women, con el comienzo más estremecedor del mundo, verlo hacer esos movimientos totalmente ilógicos pero cautivantes, algo sobrenatural que no tiene explicación, pellizcando con sus yemas las cuerdas para darle el arranque a esta canción, mientras con su cuerpo le pone movimientos e identidad al sonido que sale de esa hermosa muchacha de madera.
Con los huesos aun temblando y sin un ápice de ganas de detenerse (mi cuerpo era algo que yo ya no controlaba), es el momento en que el joven Mick Jagger presenta a esta hermosa familia uno por uno. Las palmas de mis manos ya tenían un color aún más rojo que el rojo más rojo de todos los rojos. Yo quería que escuchen mis aplausos en muestra de la gratitud por todo lo que me dieron, y en ese momento el estadio entero comienza a cantarle el cumpleaños feliz a Ronnie y al gran baterista del mundo.
Yo estuve en el cumpleaños de Charlie Watts!
Hasta el momento tenía más de lo que fui a buscar, y para colmo de eso, este hombre maravilloso, -el cual me es tan necesario como el oxígeno y el agua- se acerca al micrófono, y obliga a salir de mi cuerpo a mi indomable corazón, que huyo disparado en busca de su dueño. Había llegado el momento de You Got The Silver.
Llegue a la conclusión (la numero 786,7 de la noche) de que no le podes sacar la mirada de encima, te obliga a mirarlo, a seguirlo, a sentirlo. Siempre presentí que era lo más necesario que me dio la naturaleza, pero aquel día lo verifique.
Sobre Happy no voy a hacer ningún tipo de comentario simplemente porque hace veinticuatro minutos estoy escribiendo y borrando tratando de encontrar la expresión justa, pero no logro ponerlo en letras.
Midnight Rambler es un capítulo aparte. Lo que hicieron estos muchachos con un Blues no tiene una explicación lógica y terrenal. Y este fue el instante donde me di cuenta que Mick Jagger tuvo, tiene y tendrá siempre dieciséis años. Punto. Mick Jagger tiene dieciséis años. La voz INTACTA. Juega con todos, hace y deshace a su manera lo que se le antoja con el público, simplemente por su seguridad al saber que es el propietario de las almas de los presentes. Y repito, Mick Jagger tiene 16 años.
Miss You, Star Me Up, Tumbling Dice, Brown Sugar. Una seguidilla aplanadora!
Bobby Keys es increíble! Sopla y consigue que te duelan los huesos.
Ronnie no para! Es el encargado de mantener a todos con una sonrisa, es el nexo natural entre los de arriba del escenario. Te da la sensación de que si en el lugar hubiera 3 personas, para el sería exactamente lo mismo.
Charlie Watts, es sencillamente lo mejor que le paso a la música. Ver y sentir a ese muchacho tan cerca, debe asimilarse a la sensación de poder volar y tomar un Vascolet al mismo tiempo. El mejor baterista del mundo.
Suena un reconocible sonido de percusión, sonido a magia de las malas. El piano de Leavell acompañado del golpe de redoblante más exacto del mundo. Un adolescente se acerca corriendo con un tapado de pelos negros, y de la nada se escucha -a un volumen preciso e increíble- el acorde más poderoso de la galaxia. La Micawber me estaba saludando. Encantado de conocerte, espero que sepas mi nombre.
Yo no creo ni en dios, ni en Jesús, ni en el espíritu santo, ni en los ángeles, pero cuando ese bellísimo coro empezó a entonar la hermosa introducción de You Can’t Always Get What You Want me replantee seriamente si hay algo superior en los cielos que logre semejante sentimiento. Fue la canción número veinte del concierto, y fue el momento en que realmente me di cuenta que estaba viviendo a los Rolling Stones por primera vez. Después de años de espera y anhelandolo más que a nada en la vida, estaba conociendo el amor verdadero por primera vez. Le pude poner rostro y textura a mis sentimientos. Lagrimas a borbotones caían de mis ojos, y una sensación que nunca voy a poder explicar se apodero de mí, me sensibilizo para siempre. Es una sensación que por suerte revive al momento en que la recuerdo, como ahora que lo estoy escribiendo. No siempre puedes conseguir lo quieres, pero si lo intentas algunas veces consigues lo que necesitas. Y así fue, siempre tuvieron razón.
Inmediatamente -aun con lágrimas en el rostro- la fuerza de Jumpin Jack Flash hizo que aquel momento de duda sobre si existía algo superior en el cielo se desvaneciera, y logro traer de nuevo mi creencia natural, Keith Richards es DIOS.
Ya nada importaba, sabía que podía morir y todo iba a estar bien, que todo lo vivido no era comparación con lo restante por vivir. Nunca creí que mis lagrimales fueran capaces de desprender tanto líquido en tan poco tiempo. Ya se acercaba el final, un final que no quería que llegue. Quería quedarme a vivir en ese asiento, en esa realidad, mi realidad.
Pero llegó el turno de Satisfaction, y la manera que encontré para poder disfrutar esos pocos minutos finales fue desgarrar mi garganta, haciendo que las estrofas de esa canción salieran de mi interior como si fuesen mis últimos cartuchos. Poco importaba mi bienestar y lo que me pudiera pasar. Son lo único por encima que mi bienestar físico y psíquico. Por ende, pueden quedarse con mi salud.
Se había terminado, y muestran su agradecimiento a los presentes con un saludo fraternal entre ellos. No eran cinco personas, eran una sola. Se amalgamaron en ese abrazo como si cada uno fuera una parte de todo ese todo, de ese gran método de expresión que decidieron compartir con los mortales allí presentes.
Mientras las lágrimas le daban lubricación a mi eterna sonrisa, fui en busca de mi hermano para poder solidificar en un abrazo eso de lo que habíamos sido parte. Ambos sabíamos que nuestra vida comenzaba ese treinta y uno de mayo de 2013. Nuestros cumpleaños tenían una nueva fecha.
Ya fuera del estadio, sin decirnos una sola palabra nos sentamos sobre el cordón de la vereda, y en silencio vimos como gotas desde el cielo caían sobre nosotros, como si desde arriba acompañaran nuestra emoción. Fue el cierre justo para el primer día de nuestras vidas. Todo lo que viviéramos después, seria de prestado. Habíamos visto a la banda más grande del universo. Vimos a los Rolling Stones.
Fabio Zerpa tenía razón. Los extraterrestres si existen.
Rolling Stones @ United Center Chicago, Illinois – 31/05/2013