Habían pasado solo seis segundos desde el lanzamiento cuando el cohete Antares que transportaba dos toneladas de material para la Estación Espacial Internacional presentó un fallo. El resultado fue una explosión que se vio a cientos de kilómetros y encendió la llama de las dudas, otra vez, sobre la NASA.
No es nada nuevo esto de que la NASA tiene problemas de presupuesto. Desde hace años, la agencia espacial norteamericana se viene encontrando con pocos resultados positivos y grandes recortes de dinero. Esto ha motivado a cancelar algunos proyectos y descontinuar otros al punto de que los astronautas americanos comenzaron a depender de naves rusas para llegar a la Estación Espacial.
En este contexto, la tercerización de vuelos espaciales parecía inevitable y resulta que este lanzamiento fallido (con todos los costos que significa) era el cuarto delegado a la empresa privada Orbital Sciences Corp. «Intentaremos comprender qué fue lo que pasó, espero que sea pronto, y entonces volveremos a poner las cosas en su rumbo», dijo el responsable de la empresa contratada por la Agencia Espacial.
CIERTO EMPOBRECIMIENTO EN INFRAESTRUCTURA
Consultando a una fuente en de la Agencia Espacial Europea que estuvo el año pasado en algunas de las instalaciones de la NASA me encontré con que lo que reluce como oro bien puede estar corroído por dentro: “Vi cierto empobrecimiento en infraestructura que seguramente corresponden a las consecuencias de los varios recortes presupuestarios que viene sufriendo la NASA desde hace algunos años”, me dijo mi fuente antes de agregar que “No sé cómo decirlo elegantemente pero los edificios parecían detenidos en los 60-70´s, es decir lo que imagino que sería la época de oro de la nasa”.
Claro que mi fuente desestima que este haya sido el problema del cohete Antares: “Igual lo de la explosión no creo que tenga que ver con una falla por presupuesto, debe haber sido un problema humano”.
NO TODO ES TAN OSCURO EN EL HORIZONTE
La NASA, más allá de sus traspiés, ha tenido algunos éxitos en los últimos años. El programa de Rovers marcianos es una buena muestra de ello. Cuestionados por propios y conspiranoicos, estos robots exploradores han dado incluso más de lo que se esperaba de ellos, permaneciendo activos mucho tiempo más del estipulado y realizando descubrimientos importantes que son francamente indiscutibles.
Así y todo, el juego de la balanza se hace cada vez más complejo y prueba de ello son las constantes declaraciones del tipo de “En menos de veinte años encontraremos vida” o “Marte tuvo y quizás tenga vida”. A veces pareciera que aunque más no sea en los titulares, la NASA pretende recuperar sus viejas glorias y así apagar el fuego de las explosiones.
Fernando Silva Hildebrandt