El cambio es una puerta que solo puede abrirse desde adentro

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elcHeráclito, filósofo griego clásico, dijo: “No nos bañamos dos veces en las aguas de un mismo río, ni siquiera una vez” y con esto quiso decir que vivimos en la ilusión de creer que todo es permanente, monolítico, inmutable y de esa manera tratamos a nuestras relaciones, amigos, pareja, equipos deportivos o de trabajo.

Creemos que todos son de alguna manera y no nos damos cuenta que solamente están siendo de esa forma y que seguramente mañana cambiarán, aunque sea imperceptible para nosotros. Poco a poco los caminos tienden a bifurcarse, si nosotros no estamos atentos a los cambios y mantenemos la idea de la inmutabilidad de las relaciones no estaremos preparados para las relaciones de conexión profunda.

Imaginemos lo siguiente, un día nos encontramos en crisis con nuestros seres más cercanos y no sabemos qué pasó exactamente pero percibimos que ya nada de lo que antes funcionaba nos sirve para mantener la relación tal como la queremos. Pareciera que nos metimos en la película “Clic” de Adam Sandler. De repente sentimos que alguien “nos adelantó escenas en nuestra vida” y nos perdimos “un par de capítulos” en el medio. Sensaciones de sorpresa y falta de comprensión nos invaden, pero esto sucede cuando miramos la superficie.

Desde mi punto de vista y retomando la frase de Heráclito que mencioné al principio, el problema reside en que vivimos cambiando y aun cuando el cambio es provocado conscientemente, ya sea por nuestra necesidad de superarnos o por situaciones que hemos vivido, muchas veces no estamos preparados para la resonancia que esta transformación puede provocar en nuestras relaciones.

En algunos casos estos cambios son casi imperceptibles en el día a día, pero en el tiempo se hacen notables y por otro lado cada uno ha cambiado de forma particular por lo cual las relaciones no son las mismas y llega un momento en el que necesitamos rediseñarlas.

Cuando no estamos atentos a nuestra condición de impermanencia, cuando nos dejamos llevar por la ilusión de creernos inmutables, corremos con la suerte de despertarnos un día y darnos cuenta que nuestras relaciones están “en llamas”, esto nos convierte en bomberos. O tal vez podamos tomar conciencia de esto y renovar nuestras relaciones.

El cambio es una puerta que solo puede abrirse desde adentro, por lo tanto, necesitamos mirar profundo y conectarnos con las verdaderas causas. Pero, de todas formas, necesitamos hacerlo rápido, pues si nos pasamos mucho tiempo diseñando este cambio nos habremos olvidado nuevamente de la impermanente impermanencia.

¡Hasta la próxima!

Agostina Fasanella
Coach Ontológico
Liderarte Consultora