Por: Agostina Fasanella
Muchas veces queremos resolver nuestros problemas y nos encontramos haciendo “más de lo mismo” disfrazando nuestras acciones con detalles diferentes para que parezcan soluciones novedosas, ese es un juego que nos juega nuestra mente cuando se resiste al cambio.
Albert Einstein decía “No podemos resolver nuestros problemas pensando de la misma forma que cuando nos los hemos creado” y ese es el punto de la creatividad, pero una cosa es comprenderlo y otra muy distinta es lograrlo.
Generalmente, los seres humanos nos creamos rejas mentales que encasillan nuestras vidas y la mayoría de las veces tenemos el manojo de llaves para abrirlas justo delante de nosotros. A estas cuestiones las llamaremos los inhibidores de la creatividad. He aquí siete de ellos que creo fundamentales:
- Estrés. Sentirnos presionados por el tiempo, por los demás, etc. o por la razón que sea, crea un velo para nuestro hemisferio derecho, emocionalmente nos disponemos a sobrevivir, haciendo solo “lo mínimo”.
- Crítica (y autocritica) excesiva. Si somos despiadados con nosotros mismos, nuestro cerebro emocional nos pondrá a la defensiva y las posibilidades de crear disminuirán sensiblemente.
- Ansiedad. Pretender “todo ya” es poner a nuestro cerebro bajo presión, el utilizar redes neuronales poco usadas supone tiempo y cuando apuramos a nuestro cerebro, este responde con lo habitual, es decir, no se nos ocurrirá nada nuevo.
- Esquemas mentales limitantes. La relación entre principios, valores, costumbres, hábitos e ideas preestablecidas nos confiere estabilidad y seguridad, pero también rigidez que esconde la resignación.
- Vergüenza, temor al ridículo. Cuando cada caída nos detiene porque no estamos preparados para afrontar el juicio y la crítica, tanto de los demás como la propia, nos genera miedo a quedar desacreditados, tendemos a paralizarnos.
- Falta de motivación. Ver el trabajo como un sacrificio, por ello es tedioso, pesado, es doloroso. Si tomamos el trabajo como un desafío, la actitud frente al mismo cambia.
- Conformismo. Cuando se pierde el compromiso con la propia vida, el compromiso con los objetivos se mantiene inerte y lleva a enfrentar todos los desafíos de la misma manera y por ello habitualmente fracasan. El conformista culpa de todo a los otros, piensa que todos son culpables menos él, no ve sus responsabilidades, tampoco ve sus errores.
Pasar del “modo examen” al “modo juego”
Cuando aprendemos a salir del “modo examen”, donde nos vemos presionados por “hacer lo correcto” y dar una única respuesta y que sea la adecuada para resolver nuestros problemas; dentro nuestro se encienden estos siete inhibidores. Si lo pensamos un segundo, son las mismas sensaciones que teníamos cuando rendíamos un examen, la presión era el contexto general.
En cambio, el “modo juego” tiene como desafío encontrar muchas soluciones y luego elegir la mejor. El contexto es divertirnos con la situación y con el desarrollo del trabajo. Nuestra mente estará en condiciones de crear y se animará a soltar lo conocido, abriéndose a un mundo de infinita creatividad e innovación.
Es mi deseo que el 2015 te encuentre libre de estas inhibiciones para dar rienda suelta a tu creatividad y lograr así tus metas.
¡Hasta el año que viene!
Agostina Fasanella
Coach Ontológico
Liderarte Consultora