Por: Julieta Botto
Las emociones nos diferencian, sin lugar a dudas, de los animales (¡ojo que no dije que no las tengan…! pero diferentes), y si bien muchos libros pueden «generarnos»algo, hay algunos que apuntan más al entretenimiento. De vez en cuando está bueno leer palabras que nos hagan detenernos y pensar. Y hasta llorar…
La emoción puede rodearnos desde cualquier costado, pero siempre, siempre, siempre está vinculada con lo real; no porque la fantasía no pueda hacerlo, sino porque justamente es lo conocido lo que moviliza. De ahí, lo que en el teatro se conoce como «memoria emotiva». Hay algo en ese relato verídico que nos evoca, que nos convoca, emoción y piel de gallina. Los dos libros que traigo hoy logran eso, y son maravillosos.
Carolinas x 2 (para mostrar el sol)
Cambiar de colegio nunca es algo fácil. Pero mucho menos lo es cuando la mudanza se da desde un lugar luminoso y lleno de sol hacia una ciudad ruidosa y apabullante… Si a eso le sumamos que todo esto le sucede a una niña sensible como Yuriana, saquemos los pañuelitos porque es una historia que conmueve seguro.
Tanto Carolina Tosi, la autora, que transmite con muchísima delicadeza el sentir de la nena, el recibimiento de sus compañeros por ser diferente –que, al fin y al cabo, todos lo somos– y la tierna pero firme explicación de la señorita Ana María consiguen plasmarse perfectamente con la plasticidad de las ilustraciones de Carolina Pratto. Ambas logran que el resultado sea la cereza en este movimiento de esternón y suspiros.
La historia de Yuriana es chiquita, simple, pero con imágenes tan lindas y metáforas a cada vuelta de página que el título cobra fuerza con el último punto. Y este cuento relata tantas cosas que lo hacen aún más imprescindible: habla de las palabras, de lo cotidiano, de la vida, de la tolerancia, de las diferencias (que nos hacen más valiosos) que generan magia, de la familia ¡y del sol!
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Escrito por Carolina Tosi e ilustrado por Carolina Pratto.
Editado por Edebé en mayo de 2014.
Tiene 36 (soleadas) páginas.
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Emoción que viaja en tren
El día que recibí el segundo libro era miércoles. Me acuerdo porque es el día que más tarde llego a casa y que vuelvo en tren. El viaje es corto, once minutos para ser más exactos.
Pero en esos once minutos (pongámosle trece o catorce, si contamos la espera para que el tren salga), pude leer la historia de Tomás, un papá que trabaja a contrarreloj de la cotidianidad de su mujer y sus hijas. Y en ese viaje, seguramente, la identificación pudo conmigo…
Esta historia está, a diferencia de la de Yuriana, narrada desde el sentir de un padre –que quiere lo mejor para su familia– y que con detalles muy simples (también acompañados por las ilustraciones tan personales de Mariano Díaz Prieto) sufre una transformación, una mirada nueva. Porque, al final, lo importante está en lo que a simple vista parece más insignificante.
Es un cuento que vale la pena leer, adelantarles lo que sucede le quitaría lo lindo que es ir descubriendo junto con su protagonista lo que se le devela (o revela), y que a mí me movilizó un miércoles, al volver a casa, a contrarreloj.
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Escrito por Mario Méndez e ilustrado por Mariano Díaz Prieto.
Editado por Pequeño editor en noviembre de 2014, es parte de la colección Incluso los grandes.
Tiene 32 (desordenadas) páginas.
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