“Hoy vemos una vuelta hacia la guerra de mercenarios”

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La Seguridad Global según Juan Pablo Gómez Azuero

El siguiente texto es un extracto de la presentación del analista colombiano Juan Pablo Gómez Azuero durante la jornada sobre Seguridad Hemisférica que organizó la Fundación Taeda junto a la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá. El autor es doctor en Ciencias Políticas. Docente e investigador de la Universidad Militar Nueva Granada, Colombia.

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De la REVISTA DEF especial para INFOBAE

En la actualidad podemos hablar de dos tipos de guerra que se están librando de manera coordinada y evolutiva desde el fin de la Unión Soviética. Por un lado, está la versión clásica, la que se desarrolla cuando se enfrentan dos Estados y, por otro lado, existe un nuevo tipo de guerra, se trata de las guerras asimétricas de cuarta generación. Estas últimas se engloban en las guerras de la tercera ola, dentro de las guerras complejas e híbridas. Son nuevas amenazas que cuestionan la teoría realista, porque el Estado Nación no es el único actor de un sistema cada vez más complejo en el que la guerra es privatizada y en el que vemos que el ciclo de la guerra está dando un vuelco fundamental.

Westfalia anunció el fin de los mercenarios, de los ejércitos momentáneos y hoy vemos que el ciclo está dando una vuelta hacia la “mercenarización” de la guerra, la privatización y el outsourcing. Vemos Estados, como Estados Unidos, que subcontratan la guerra como ocurre, por ejemplo, con la firma Blackwater, un privado que cada vez que comete abusos no hay nadie que lo controle, ya que cambian la razón social, cambian el nombre de la empresa. A estos señores no se les dice mercenarios, sino contratistas privados militares, un eufemismo para no decir mercenarios. Blackwater cometió un error en Irak, así que pasó a llamarse XE pero, tras cometer otra serie de abusos, pasó a denominarse Academy. El dueño de esta empresa dice que es capaz de movilizar 16.000 hombres a cualquier parte del mundo en menos de ocho días; los Ejércitos latinoamericanos no pueden hacer eso, un privado sí. Eso es también un nuevo tipo de amenaza, son amenazas que van de la mano de las economías ilícitas; el lado negativo de la globalización. El crimen y las amenazas también se vuelven transnacionales y el narcotráfico, el terrorismo y los fundamentalismos han hecho que el Estado-Nación ya no tenga el poder sobre esto.

¿Cuál es el rol y competencia actual de las Fuerzas Armadas? Alguien dirá que tenemos que olvidarnos entonces de las guerras clásicas entre Estados, pero no es así, no son una constante pero sí posibles. En este sentido, cabe destacar el caso de Colombia donde, por primera vez las hipótesis de conflicto externo se vuelven una realidad cada vez más plausible; no quiere decir que haya guerra, pero siguen existiendo las hipótesis de conflicto que siempre han estado: Venezuela y Ecuador.

Los ejércitos deben seguir preparados para conflictos tradicionales y deben tener entrenamiento para guerras regulares. Por primera vez vemos fuerzas militares polivalentes que deben estar entrenadas y capacitadas para los dos tipos de guerra: las asimétricas y las simétricas. Entonces vemos fenómenos con bandas de crimen transnacional, la “mercenarización” que hacen los Estados que buscan reclutar en los demás países a los militares que son entrenados para trabajar con ellos; porque hay países que deben justificar la guerra, tienen que justificar por qué mandan hombres a morir, tienen que justificarlo ante un pueblo, entonces contratar un privado para que lo haga es políticamente más correcto.

El coronel Zapatero hizo un estudio en la Escuela de Guerra para dar cuenta de cuánto le costaba a Colombia formar, capacitar y poner en terreno a un soldado de las fuerzas especiales. Al Estado le cuesta 256 millones de pesos cada soldado. Cuando estos hombres terminan de entrenarse son contratados por estas empresas privadas por un sueldo de cinco mil dólares; así se llevan oficiales, suboficiales y soldados. Entonces, vemos que hay que entender que se trata de un crimen transnacional más sofisticado, cruel y cada vez más urbano, con fenómenos donde las comunicaciones también se vuelven un arma. Y me remito al fenómeno de las bandas narcotraficantes, grupos terroristas e insurgencias clásicas. Vemos que el fenómeno del narcotráfico es cada vez más complejo en América Latina. Colombia lo ha sufrido y en el marco de este posible posconflicto, que viene de la mano de una eventual firma con las FARC. Se rompe con los paradigmas en los que la opinión pública se ha forjado, creyendo que el día que se firme la paz todos vamos a vivir tranquilos, y lo que va a ocurrir es que va a mutar la amenaza y el espacio que ellos no ocupan lo ocuparán otros, porque el negocio sigue siendo igual de rentable. Calculan que cerca del 40 por ciento de los miembros de las FARC no van a ser parte del proceso de desarme, movilización y reintegración. Entonces van a mutar y van a surgir ejemplos como el de Géner García, alias John 40, que parece más un narcotraficante de los 80 que un cabecilla de las FARC, él no se va a desmovilizar, maneja todas las finanzas del bloque sur y del oriental, él no va a soltar el negocio. Lo mismo ocurre con “El paisa”, jefe de la Teófilo Forero, que son las fuerzas especiales de las FARC, este señor era sicario de Pablo Escobar y cuando se acaba el cartel de Medellín se une a las FARC, de ser narcotraficante pasó a ser guerrillero marxista-comunista y a formar parte de esas fuerzas de élite de las FARC. Es un señor que no va a transitar hacia esa lógica de desarme, movilización y reinserción. Y entonces vemos eso de que el negocio del narcotráfico se relaciona con lo que pasa en México. Y cabe decir que el negocio del narcotráfico mutó, hace veinte años el 80 por ciento de las ganancias del narcotráfico se quedaban en Colombia porque antes los escalones de producción y procesamiento eran los más rentables. Veinte años después la distribución es la que se queda con el 80 por ciento de las ganancias del narcotráfico, ese porcentaje se lo llevan los carteles de México. Entonces vemos la exacerbación de la violencia que se da entre los carteles, el de Los Zetas, el del Golfo, Sinaloa. Las fuerzas militares han tomado el rol fundamental de enfrentar al narcotráfico porque las policías municipales y federales están compradas, cooptadas o asustadas. Y tenemos a Los Zetas que empezaron siendo sicarios del cartel del Golfo y que se empezaron a agarrar entre ellos, terminaron siendo un cartel aparte compuesto también por exmilitares mexicanos.

¿Cuáles son los perfiles que deben tener las fuerzas Armadas? Ese es el gran paradigma, exigimos fuerzas polivalentespreparadas para las amenazas clásicas y nuevas. El aspecto de México es esencial porque está afectando a Colombia, porque los socios de esos carteles mexicanos siguen siendo colombianos. El fenómeno de la violencia es denominado por los sociólogos como hiperviolencia, no solo te matan sino que te degollan frente a una cámara, pican tu cuerpo a hachazos y suben el video a Youtube. Vemos gente de Los Zetas en Colombia, vemos gente de Hezbollah moviéndose en Latinoamérica. Son amenazas pseudoestatales, porque Hezbollah responde a Irán o a Siria pero, a la vez, no responde a nadie.

Se exigen fuerzas militares altamente profesionales que buscan eliminar la conscripción lenta y paulatinamente de manera de reducir el número de efectivos pero aumentar su calidad. Este desbalance se tiene que compensar con ciencia y tecnología, que requiere cooperación entre los países. La guerra es un ejercicio muy caro y, en América Latina, los presupuestos nacionales no están preparados, entonces la cooperación va a ser fundamental”.