Por: defblog
El siguiente texto es un extracto de la presentación del analista colombiano Oscar Palma durante la jornada sobre Seguridad Hemisférica que organizó la Fundación Taeda junto a la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá. El autor es doctor en Relaciones Internacionales de la London School of Economics y magister en Estudios en Seguridad Internacional de la Universidad de Leicester, Inglaterra. Profesor de las Universidades Rosario y Javeriana de Colombia.
Quisiera hacer una reflexión abstracta sobre el pensamiento en defensa, acerca de la conexión entre las fronteras, la seguridad, la defensa y las relaciones internacionales. Cuando me refiero a este tema, no puedo dejar de ver una especie de contradicción y confrontación entre dos esquemas de pensamiento y perspectivas para entender las realidades en términos de lo social y de la defensa. Con esto me refiero a una diferencia entre la transnacionalidad del fenómeno social.
Cuando reflexionamos sobre las formas sociales actuales, el sistema internacional actual, nos vamos a encontrar con las sociedades Facebook o sociedades Twitter, se trata de sociedades hiperconectadas. Facebook y Twitter no necesariamente son el corazón del entendimiento de la sociedad pero si existen es porque existe una estructura de una sociedad internacional particular que no necesariamente era evidente antes. En la sociedad actual, todo lo que se hace se conoce y afecta a los fenómenos que ocurren en partes muy distantes del mundo, por ejemplo, el caricaturista danés que hace una caricatura de Mahoma y termina generando una de las más grandes revoluciones en Medio Oriente y un gran escándalo mundial. Hoy tenemos la posibilidad de estar a un tweet de distancia de los grande líderes mundiales, como el presidente Santos o el presidente Obama, esta es una característica de la sociedad actual, antes era imposible pensar un tweet a Napoleón que dijera “no estoy de acuerdo con la campaña a Moscú” y a partir de él un hashtag #noalainvasionamoscu. Lo importante es entender que existe una forma de sociedad internacional que no estamos interpretando bien desde la respuesta de la defensa.
Hay cuatro elementos que quiero señalar en términos de este tipo de sociedad. En primer lugar, la difusión de las ideas y del conocimiento. Hoy más que nunca las ideas se mueven y se reproducen por todo el mundo a una velocidad impresionante, porque existen canales de comunicación, tanto en redes sociales como en los medios de comunicación. Hoy las imágenes se mueven rápidamente de sociedad en sociedad y pueden terminar con consecuencias graves, piensen que la Primavera Árabe comenzó con la inmolación del señor Mohamed Bouazizi luego de que la policía le quitara
su carro de frutas, este hecho se dio a conocer en Túnez y en las redes sociales comenzó a crecer un sentimiento fervoroso antigobierno, eso se va a reproducir y va a pasar de Túnez a Egipto, de Egipto a Libia y de Libia a Siria, eso se da porque existen esos canales de distribución. ¿Cómo ponerle barreras a la transmisión de las ideas? Es casi imposible, quizá en Corea del Norte donde no hay acceso a Internet exista un control, pero en el resto de mundo interconectado es imposible pensar que podemos frenar la difusión de las ideas y del conocimiento.
En segundo lugar, quiero señalar la transnacionalidad de la economía, el comercio y los negocios. Las empresas privadas desconcentran sus operaciones, están en todas las esquinas del mundo, crean sucursales, se asocian con compañías locales, están en diferentes mercados al mismo tiempo. El mismo carro puede ser producido en quince países diferentes. Estamos en un mundo donde las economías transcurren en un mundo sin fronteras. Esto es importante porque la economía también incluye la criminalidad, que se explica dentro de ese marco social que estamos describiendo. En tercer lugar están los procesos políticos. Por supuesto que hay procesos internos, como puede ser la campaña electoral de un presidente, pero hay muchos eventos de la política que se construyen más allá de los eventos de un Estado. Por ejemplo, el escándalo de los coranes tirados por las cisternas en Guantánamo por parte de los soldados, un hecho que llegó a Medio Oriente y provocó un aumento del antiamericanismo en países donde Estados Unidos estaba con sus tropas, como Afganistán e Irak, que crece porque se da a conocer ese procedimiento que tiene unas consecuencias políticas enormes. Un ejemplo diferente es el del famoso pastor evangélico que quemó coranes en un pueblo de Florida, esta acción va a tener implicaciones mundiales y le va a generar problemas a Estados Unidos en sus campañas. Entonces, a los procesos políticos no los podemos entender en el plano interno, no se circunscriben a un espacio determinado por unas fronteras.
El cuarto punto está relacionado con el anterior y se refiere a los procesos sociales que también funcionan dentro de esta lógica del mundo de una sociedad internacional altamente interconectada, no jerárquica, sino creada a partir de redes. Piensen en el movimiento de los indignados o el movimiento Wall Street en EE. UU.; ambos fueron movimientos de iniciativa social que crecieron porque hay descontentos comunes en muchos países del mundo y porque a partir de plataformas, esos movimientos pueden atraer más personas alrededor de esas causas. Entonces estas dinámicas sociales, políticas y económicas no se circunscriben a las realidades de las fronteras. No es bueno inventar palabras, pero uno podría hablar de la desfronterización de los procesos sociales y económicos, esa es una realidad actual.
¿Esto qué tiene que ver con la defensa y la seguridad? Es que las sociedades hacen la guerra de la misma forma que hacen las ganancias. Cuando tenemos unas estructuras sociales y económicas que determinan la producción, de esas mismas estructuras depende la manera en que se hace la guerra, si pensamos en sociedades agrícolas la estructuras es muy clara: la prioridad de la guerra es el territorio, no existe un gran nivel de tecnología, y hay grandes batallones de personas. Si hablamos de una sociedad industrial vamos a encontrar estructuras diferentes y también una forma diferente de hacer la guerra, aparece la revolución industrial, aparecen las grandes maquinarias, aparece la capacidad de destrucción en masa materializada en armamento, aviones que nos llevan a las megadestrucciones de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Y si seguimos la teoría de las tres olas de la sociedad, la ola de la agricultura, la ola industrial y la de la información, nuestras sociedades son sociedades de la información. La sociedad actual está interconectada, se conoce todo lo que ocurre en el mundo y lo que ocurre en el mundo influye en otras sociedades en diferentes territorios. Esa es la forma de hacer la guerra hoy en día, esa es la realidad de la seguridad. Cuando pensamos hasta qué punto el Estado ha logrado adaptarse a esta forma de hacer la guerra, la respuesta es que no lo ha hecho muy bien. Y si nos preguntamos quiénes son los que mejor se han adaptado a este tipo de sociedad, la respuesta está en los actores no estatales. Cuando ustedes piensan en insurgencia, cuando piensan en organizaciones criminales, van a encontrar que existe un proceso de adaptación que se acomoda perfectamente a este tipo de realidad económica. Al-Qaeda es la materialización perfecta de una organización desconcentrada y perfectamente adaptada a los diferentes contextos regionales y sociales. Organizaciones criminales, carteles del crimen. La idea de los carteles jerárquicos desapareció y vemos cada vez más organizaciones en redes, horizontales, con cada vez más presencia en los países. Hay un libro que se llama Desde Pablo hasta Osama en el que se describe muy bien el proceso de desconcentración de las organizaciones criminales. El mundo nos demuestra una gran interconectividad de actores no estatales, tanto insurgentes como terroristas. Esto lo vienen discutiendo los teóricos de la criminalidad, como Tamara Mankarenko, Phil Williams, Louise Shelly, que vienen hablando de cómo en las tres últimas décadas emergieron supercorporaciones del crimen que siguen el modelo de empresa de cualquier industria. Es una megarred transnacional que no responde a las lógicas de un Estado particular. Entonces, cuando preguntamos cómo estamos respondiendo a este fenómeno encontramos una diferencia muy grande. Para hacer una analogía, si ponemos un tablero en blanco y en ese tablero indicamos dónde transcurren esos procesos sociales y económicos, para responder hay que trazar una cuadrícula encima de ese tablero designando responsabilidades para cada cuadrado, nadie puede meterse en los cuadrados en los que no están designados ya que cada uno de ellos es soberano. Esa es la respuesta de la defensa en términos del Estado. Ya lo hemos discutido aquí, hemos hablado de la necesidad de cooperar en términos de defensa frente a amenazas comunes.
¿Hasta qué punto estamos logrando pasar a la dimensión de la cooperación transnacional para hacerle frente a las amenazas como tal?, ¿qué puede hacer una persona en un Estado para acabar con el problema global del crimen? Colombia sola no puede acabar con el narcotráfico, porque se reducen los cultivos en Colombia pero crecen en Perú y en Bolivia. Es un fenómeno que no exige una respuesta en términos de una acción particular de un Estado, se necesita pasar a un nivel transnacional para dar una respuesta efectiva al fenómeno. Es difícil para los Estados ceder su soberanía en términos de acciones de defensa, claro, creamos organizaciones multilaterales que están tratando de avanzar en esto, existen acuerdos bilaterales de cooperación, pero… ¿hasta qué punto esto es exitoso? Hagan un ejercicio y entren a la página del Consejo de Defensa Suramericano, ¿cuántos acuerdos hemos hecho?, ninguno; ¿cuántos planes tenemos?, cero; ¿cuántas reuniones?, siete, la última fue hace dos años. Entonces, ¿hasta qué punto el pensamiento estratégico de defensa está respondiendo a las realidades que exige el sistema internacional en términos de procesos sociales y económicos? Piensen en algo como la cultura de las maras, ¿cómo puede un solo país enfrentar el problema global de las maras?, no lo puede hacer solo porque se trata de un problema cultural que se transmite, es un evento que exige una respuesta que no se puede dar a partir de los Estados.
Para cerrar, es difícil pensar en el Estado cediendo su soberanía para comenzar a realizar otro tipo de operaciones en escenarios multilaterales. Eso es claro, es difícil pero hay que comenzar a profundizar esquemas transnacionales y Unasur es un buen escenario institucional para hacerlo y llegar a lo que han hecho otras organizaciones a nivel internacional. La Organización de Cooperación de Shanghai realiza ejercicios conjuntos para la lucha en contra del crimen, aquí existen algunos ejercicios bilaterales de país a país, pero realmente no un entendimiento de la cuestión en la región.
Es muy diferente establecer la cooperación a partir del interés nacional de un Estado. Si un Estado tiene un problema, no convoca a los demás para que lo ayuden, eso es muy diferente de entender un problema que nos afecta de forma conjunta al cual respondemos de forma conjunta”.