Brasil y su proyección internacional

#DEF

El próximo 15 de abril, Taeda Editora presentará el libro Breves narrativas diplomáticas, de Celso Amorim. En la obra, el ex canciller de Lula y actual ministro de Defensa de Brasil relata sus experiencias al frente del Palacio de Itamaraty. En exclusiva para la edición argentina, el economista Aldo Ferrer escribió el prólogo que reproducimos a continuación. De la Revista DEF / Especial para Infobae

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En ocasión de una reciente visita de Celso Amorim a Buenos Aires, donde DEF tuvo la oportunidad de entrevistarlo, el ex canciller recibió al presidente de TAEDA Editora, Mario Montoto. Durante el encuentro que tuvo lugar en la Embajada de Brasil, Amorim compartió anécdotas y sensaciones de sus años al frente de Itamaraty (algunas de ellas narradas en el libro) y confirmó su presencia para la presentación del libro en Buenos Aires, el próximo 15 de abril.

EL PRÓLOGO DE ALDO FERRER

“Esta obra puede leerse como un relato de la proyección internacional contemporánea de Brasil, en torno de la gestión de uno de sus mayores diplomáticos. Abarca varios campos fundamentales: el espacio sud y latinoamericano, las relaciones con Estados Unidos, en particular, con relación al ALCA; los vínculos con las grandes naciones emergentes de extrazona; África y los desafíos globales a la paz y la seguridad. En todos estos terrenos, las “breves narrativas”revelan la experiencia del autor, fundada en su protagonismo en las negociaciones multilaterales en el seno de las Naciones Unidas, los lazos sud y latinoamericanos y la conducción de Itamaraty, bajo las presidencias de Itamar Franco y Lula.

La dimensión geográfico-poblacional y la riqueza cultural ubican a Brasil como uno de los mayores países del mundo. Pero su actual proyección internacional se sustenta, asimismo, en cuatro cuestiones fundamentales. A saber: los avances en la cuestión social, la renovada impronta nacional de los liderazgos, la consolidación institucional y la fortaleza del pensamiento crítico.

En efecto, la prioridad de la educación y la atención de los sectores sociales postergados han provocado un avance notable en la inclusión social. A su vez, el énfasis en el ejercicio de la soberanía en el escenario internacional, que el autor caracteriza como una política “activa y altiva”, revela el nuevo impulso al comportamiento “nacional” de la dirigencia política. Al mismo tiempo, la consolidación de las instituciones de la democracia, después del prolongado período de gobiernos autoritarios que prevalecieron en Brasil y la mayor parte de nuestros países, reafirma la respetabilidad internacional de Brasil y la capacidad de su sistema político de arbitrar, en paz, los conflictos de una sociedad en transformación. Por último, la renovada vigencia del pensamiento crítico, con antecedentes tan ilustres como los de Celso Furtado y Helio Jaguaribe, permite observar la realidad, brasileña y mundial, desde la perspectiva de los propios intereses.

Estos cuatro elementos que pueden definirse como la “densidad nacional” son siempre condiciones esenciales del desarrollo y el ejercicio efectivo de la soberanía. En tal sentido, puede concluirse que la creciente proyección internacional de Brasil, de la cual este libro de Celso Amorim da testimonio, es resultante del fortalecimiento de la densidad nacional brasileña.

Respecto del cuarto punto, el campo de las ideas, se desprende del relato el convencimiento de que el subdesarrollo y la subordinación no son consecuencia inevitable de la globalización y de los “nichos” que, inexorablemente, le corresponderían, en el orden mundial, a Brasil y a toda América Latina. La afirmación de la capacidad y posibilidad de impulsar el desarrollo nacional y la integración solidaria de nuestros países está en las antípodas del paradigma neoliberal, que tanta influencia ha tenido y conserva todavía.

Desde la perspectiva argentina, un último comentario sobre estas “breves narrativas diplomáticas”. Para mi país, es conveniente que la política exterior brasileña responda a objetivos nacionales propios y, al mismo tiempo, conciba la relación bilateral como una alianza estratégica para impulsar el desarrollo complejo de ambas economías y el creciente contenido tecnológico y de valor agregado del comercio recíproco, en ambos sentidos. De este modo, una política exterior brasileña que reivindica la autonomía decisoria frente a los centros de poder mundial y la solidaridad con los países del espacio sudamericano, es funcional a la visión nacional del desarrollo en la Argentina.

Argentina tiene una responsabilidad fundamental en la definición de la naturaleza de la relación argentino-brasileña. Brasil, por su dimensión y potencial de recursos humanos y materiales, es ya un protagonista importante del escenario internacional y, como diría Helio Jaguaribe, está “condenado” a ser una potencia de primer rango. Somos los argentinos quienes tenemos que contribuir a una relación simétrica y solidaria a través de la eficacia de las políticas de desarrollo e inclusión social, es decir, de consolidación de nuestra densidad nacional.

Tenemos así por delante el desafío de construir una relación viable, mutuamente conveniente, para lo cual ambos países tienen que ampliar y profundizar su desarrollo industrial y tecnológico, integrar las cadenas de valor de la producción primaria con la participación creciente de componentes provenientes de nuestro propio acervo, impulsar el protagonismo de la iniciativa de nuestros empresarios y, en este escenario, generar una dinámica de integración entre empresas de ambos países y de cadenas de valor binacionales, mercosureñas y sudamericanas.

Agradezco la generosa invitación para prologar esta obra, que me ha permitido conocer en mayor profundidad el desempeño de mi querido amigo Celso Amorim y la influencia de su obra más allá de las fronteras de su propio país”.