Por: Mariana Grimaldi
Venecia, año 2011. Ya hacía varias horas que Fernando y Paola caminaban entre canales, puentes y calles hasta que se dieron cuenta que estaban perdidos y que no sabían cómo regresar al hotel. Sacaron de su mochila el mapa de la ciudad y lo desplegaron para buscar la mejor alternativa que los llevara de regreso.
Fernando levantó la cabeza para buscar alguna referencia que le permitiera ubicarse. Fue allí cuando vio a otro viajero en su misma situación: buscaba en un mapa algún lugar y miraba a su alrededor tratando de conseguir alguna pista. Lo que le más le llamó la atención al turista extraviado fue que, cuando el hombre encontró lo que estaba buscando, en vez de doblar cuidadosamente su mapa para guardarlo, lo hizo un bollo y lo metió en su bolso.
Mientras Paola luchaba por plegar el suyo, la pareja se acercó al hombre para pedirle que le muestre de qué material estaba hecho su mapa. Tyvek fue la respuesta; una tela liviana, irrompible e impermeable muy utilizada en la industria gráfica, textil y de artículos promocionales.
Enseguida, Fernando Rubino y Paola Robazza supieron que esa anécdota de viaje podía ser la punta de un nuevo negocio a su regreso a la Argentina. Y así, nació SmartMap Buenos Aires, el mapa turístico de la ciudad de Buenos Aires impreso en Tyvek. “Cuando volvimos al país, averiguamos y descubrimos que ese material también se podía conseguir acá. Así, que nos lanzamos a hacer un mapa de la ciudad aprovechando la gran cantidad de turistas extranjeros que hay”, cuenta Fernando.
La primera versión del mapa está íntegramente escrita en inglés y se resaltan los principales puntos interés para los visitantes como museos, edificios históricos, shoppings, etc. También funciona como guía turística, ya que se recomiendan paseos y caminatas por San Telmo, Palermo y Puerto Madero.
Dicen los emprendedores que SmartMap tiene un “gran potencial” de crecimiento por las diferentes opciones que presenta. Un próximo paso es armar una versión en español del mapa de Buenos Aires para el público local y del interior. Y más adelante, la idea también es hacer las versiones de otras ciudades turísticas del país y mapas más segmentados o temáticos en los que se destaquen, por ejemplo, puntos de diseño o bares.
Un largo y cuidadoso proceso
El camino hasta llegar al producto final fue largo (duró un año entero) debido a que, aunque confían ampliamente en su idea, los dos socios tienen sus propios compromisos laborales que van más allá de este proyecto. “La parte más larga del proceso fue el diseño del mapa porque lo dibujamos desde cero y tuvimos que controlar calle por calle y punto por punto. Después, tuvimos que decidir qué mostrar y qué no. Y para eso, debimos hacer un análisis exhaustivo del público al que podría interesarle este tipo de propuesta”. La segunda parte, la de la producción, fue más acelerada: compraron el material y lo mandaron a imprimir.
El diseño del packaging también fue muy cuidado. Una prolija caja de cartón funciona como envoltorio del mapa que viene acompañado de una bolsita del mismo material en donde se puede guardar fácilmente el “bollo”.
SmartMap se puede conseguir en algunos hoteles boutiques de la ciudad y por Internet (se entrega sin cargo dentro de la Capital Federal). Por estos días, Fernando y Paola están en tratativas para llegar a los estantes de una de las grandes cadenas de librerías del país. También quieren estar presentes en la tiendas de diseño.
El precio mayorista es de 45 pesos más IVA. El de venta al público está alrededor de 90 pesos.
Y a diferencia de los mapas de papel, éstos no tienen una vida útil determinada. Se pueden usar, tirar, arrugar, planchar, mojar y hasta ponerlos en el lavarropas!