Lo que se viene…

#MeVoyDelPaís

6 días y un par de horas. Para ese entonces voy a estar con tres amigas en un avión rumbo a Sevilla, España. Pero antes de mirar para adelante, hay un par de cosas del pasado que valen la pena ser contadas para que esta historia se entienda un poco más.

Un año atrás una íntima amiga de la facultad me dijo: “Me enteré que el año que viene nos podemos ir de intercambio seis meses. Muero de ganas. ¿Te sumás? ” Mi primera reacción fue decirle que no, que yo no estoy hecha para ese tipo de cosas. Siempre fui muy apegada a mi entorno y no concebía la idea de separarme de ellos por tanto tiempo y, además, estaba bastante contenta con mi estilo de vida porteño.

Pensé que me respuesta era firme pero, por momentos, me encontré a mi misma pensando en la propuesta. De vez en cuando me imaginaba haciendo ese viaje, me proyecté viviendo en el otro lado del mundo. La idea siempre, desde el principio, fue muy tentadora: estudiar en una universidad extranjera durante más de cinco meses. Esto significaba alejarme de mi rutina y mi mundo para conocer y adaptarme a un nuevo lugar y una cultura diferente.

Una parte de mi dudaba mucho, pero otra no se quería morir con ese pendiente. Así que un día, un poco de la nada, opté por irme. No sabía dónde ni cuándo. Pero tomé la decisión, y ya no hubo vuelta atrás.

A partir de ahí, lo que comenzó como un proyecto un poco delirante, empezó a tomar forma. La facultad nos ofreció, a todos los interesados, distintas universidades con las que tienen convenio. Todas resultaron muy cautivadoras. Pero no hizo falta mucho tiempo para que me decidiera, junto a Ximena, Bárbara y Ángeles, por España. Desde un principio, decidimos que juntas podríamos compartir este viaje y hacerlo inolvidable.

El país estaba elegido, faltaba la ciudad. Por una cuestión de vacantes, decidimos ir a Sevilla. Un destino desconocido por las cuatro pero muy alagado por quienes lo conocen. “Ah, ¿te vas a Sevilla? Olvidate, no vas a querer volver”, “Es una ciudad increíble. Te lo recomiendo” Obviamente, nunca falta aquel que, lejos de incentivarte, te tira toda tu nube de expectativas al piso: “¿Te vas casi seis meses a otro país? Ah, estás loca.”, “¿A Sevilla?, ¿pero qué hay ahí de divertido?”, “Uh, que buena experiencia. Pero cuando vuelvas te vas a querer matar”. A veces es mejor no pedir tantas opiniones y dejarse llevar por lo que uno piensa.

Y finalmente, después de terminar con algunos trámites bastante aburridos, estoy casi lista. Pasaporte, visa, pasaje, departamento, carta de aceptación de la Universidad de Sevilla. Todo está en mis manos. Lo único que queda es hacer la valija.

Hoy, a pocos días de viajar, cuando pienso en el viaje se me cruzan ideas un poco contradictorias. Por un lado está el miedo a lo desconocido. Esa duda que tengo antes de empezar algo nuevo y que, muchas veces, me paraliza un poco. Por otro lado, estoy segura de que quiero hacerlo y que va a ser una gran experiencia: me espera un nuevo país que, por más de cinco meses, va a ser mi lugar, mi casa. Me esperan una cantidad inmensa de historias y anécdotas que van a quedar para siempre. Me esperan lugares y destinos por recorrer; además del estudio planeamos viajar por algunos países vecinos.

6 días y un par de horas… es todo lo que queda.

Creo que no hay que pensar demasiado. Ya está todo programado. Ahora es momento de disfrutar.