Por: Mariano Marquevich
Decir que SI estimula lo positivo, decir que NO incentiva lo negativo.
Mas claro echale agua.También es evidente, que si decimos que SI a todo, los resultados serían catastróficos… ¿Recuerdan la graciosa película de Jim Carrey “Si Señor”? (trailer).
Ocurre que el NO es inevitable. Entonces… el desafío es: ¿cómo hacemos para ponerle onda al NO? para tunearlo, hacerle un “upgrade”…
Y para eso, primero tenemos que detectar cuál es el problema con el NO.
El problema es simple: el NO es un rechazo.
Es condición para alcanzar la paz que los poros se abran, que la realidad sea aceptada. Cabe aclarar que aceptar no es sinónimo de estar de acuerdo.
Agregarle un “GRACIAS” al NO otorga una aceptación a la propuesta a la que fuimos invitados. Aunque mantiene la elección de no adherir, elude rebotar el ofrecimiento. Integra la opción, imprimiendo el carácter de la intención de forma armoniosa. El GRACIAS es neutralizador del efecto rechazo.
El agradecimiento no actúa como un mero amortiguador de impacto ni un formalismo descartable. Decir ‘gracias’ encubre que detrás de cualquier opción, incluidas las que nos perjudican, hay una encrucijada que secretamente diseñamos para nuestro aprendizaje.
¿Eso solo querías decir?
Si.
¿No queres agregar nada mas?
No, gracias.
LLAVE MAESTRA
- Metele un GRACIAS al NO.
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