Por: Juan Pablo Parrilla
Todavía lo paran por la calle para agradecerle. Los que lo reconocen son minoría, pero muchos le ven “cara conocida”. El rostro de Miguel Timoteo García Martín, Don Miguel, fue la primera advertencia gráfica que hubo en los paquetes de cigarrillos en Chile.
Tenía currículum: no sólo había sido modelo, sino que trabajaba como Monitor Escolar de Prevención del Tabaquismo. Y si el objetivo era impactar, Don Miguel tenía un estoma en el cuello, una apertura quirúrgica por donde respira desde que le extirparon la laringe por un cáncer.
Sin recibir dinero a cambio, aceptó. ¿Por qué? “Podría dar muchas razones pero la primera, sin duda, fue el ego. Era una tremenda experiencia para un viejo. Mis nietos me dieron su beneplácito y di el ‘sí’”, confesó en una entrevista con #MalditaNicotina.
Las repercusiones no se hicieron esperar. Incluso muchos fumadores molestos ayudaron a resurgir las extintas cigarreras para tapar el estoma de Don Miguel.
También hay quienes hicieron bromas con su foto. Don Miguel lo recuerda con humor. “Me mataron de la risa. Había algunas muy buenas. Publicitariamente lo importante es que se diga algo del producto, bueno o malo, pero que se diga. Pensar que a mí me mataron violentamente tres veces, una de ellas en la portada del diario Las Últimas Noticias”, reflexionó.
Las tabacaleras rechazan la efectividad de las advertencias gráficas en los atados y hay algunos estudios que lo sostienen. Don Miguel no los rebate con otras investigaciones -que son abundantes y contundentes-, sino que lleva la discusión al terreno de la prevención. “No se puede sacar a un adicto de su enfermedad con sólo una fotografía, pero sí se puede lograr un efecto en un niño 9 ó 10 años. Más de uno habrá dejado de dar su primera pitada por a una imagen convincente”, opinó.
Fue camionero y minero. Empleado público y comerciante. Fumador Activo y Pasivo. “Había cambiado el apellido, pero no de nombre”, bromeó.
Entrenado para contarlo en público, lo resumió casi como un cuento: “Fumé activamente hasta los 40 años y nunca más puse un pucho en mi boca. Pero en aquel tiempo, en 1973, no se hablaba de fumar pasivamente. Fumaban en mi casa y en mi trabajo. Nunca dejé de ser fumador hasta que me operé la laringe”.
Le costó sus cuerdas vocales. Tuvo que aprender a hablar de nuevo. “El proceso no fue traumático, pero sí lo es que el resto del mundo no te entienda ni haga algo al respecto”, lamentó. Y aclaró: “Hablo a bajo volumen, pero poniendo un poco de atención y mirando mis labios se me puede escuchar. A diario utilizo un mini amplificador portátil”.
Don Miguel es el espejo latino de Debi Austin, famosa por mostrarse fumando a través de su estoma en una publicidad en California. A diferencia de otras imágenes, ellos hablan. Y dedicaron tiempo y esfuerzo a concientizar a los jóvenes.
En el caso de Don Miguel, desde 1999 da charlas en colegios de Chile. “Cuando era niño en los micros decía ‘Se prohíbe fumar y escupir’. Ahora no se ve a la gente escupiendo, porque se aprendió. El país enfrenta un nuevo cambio cultural”, analizó. “Los niños –concluyó– están recibiendo un regalo que nosotros debimos haber recibido cuando nacimos, que es el derecho a vivir en un Chile con un ambiente libre de tabaco”.