Los peligros de fumar y conducir

#MalditaNicotina

La Cámara de Diputados de Mendoza aprobó la semana pasada una ley que prohíbe fumar mientras se conduce. La iniciativa, que ya rige en Córdoba capital, ahora pasó al Senado provincial. #MalditaNicotina analiza su doble propósito: evitar accidentes y proteger a eventuales acompañantes, especialmente a los niños.

Más del 80% del humo es invisible e inodoro. No se huele ni se puede ver. Sus llamadas “partículas finas” son tan chicas, que llegan a las cavidades más pequeñas del pulmón, lo que las vuelve especialmente dañinas. Bajar la ventanilla no sirve. Por eso en algunos lugares se prohibió fumar en los autos cuando hay acompañantes, sobre todo niños.

Tal el caso de California, cuya ley entró en vigor en 2008. Para justificarla, se realizaron una serie de mediciones, la primera de ellas, en un coche parado. Se utilizó como referencia el Índice de Calidad de Aire de la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU. El resultado es escalofriante: a los 23 segundos de encender un cigarrillo, los niveles de polución superaron los de la categoría “muy insalubre”. Y al rato, esa tasa se multiplicó por diez. O sea que el gobierno estadunidense no tiene un índice para medir niveles tan dañinos.

Eso no es todo. Primero: los niveles de partículas altamente tóxicas continúan durante varios minutos después de apagado el cigarrillo. Segundo: la polución siguió siendo alarmante aún con las ventanillas bajas.

La segunda prueba derriba un mito fomentado por las tabacaleras, que históricamente han asegurado que la peor polución para el cuerpo humano es la que provocan los autos.

Sin embargo, las mediciones demuestran que los niveles de partículas nocivas son insignificantes cuando no se fuma dentro del auto, y que recién comienzan a crecer cuando se enciende un cigarrillo.

En esa línea, un estudio publicado en Tobaco Control midió las partículas finas en 83 viajes en auto de 27 minutos, y obtuvo los mismos resultados. Los trayectos en los que el conductor fumó tuvieron una tasa media de 85 µg/m3, muy por encima del 25 µg/m3 recomendado por la OMS. Mientras, en los recorridos libres de humo el promedio fue más de once veces menor (7,4 µg/m3).

Para completar en panorama científico, otra reciente investigación entre 25 mil neozelandeses de 14 y 15 años halló entre sus conclusiones una “asociación estadísticamente significativa entre la exposición al humo ajeno a bordo de un vehículo con la susceptibilidad a la iniciación y el tabaquismo”.

La otra beta a indagar es la relación entre los accidentes de tránsito y el tabaquismo. Conducir es una acción compleja que incluye varias tareas simultáneas, incluida la toma de decisiones en pocos segundos. Requiere la mayor atención posible.

En 1990, investigadores canadienses encuestaron a 2.100 personas, de las cuales poco menos de la mitad habían participado en choques de tránsito en los últimos 5 años. En sus conclusiones afirmaron que “en los fumadores el riesgo de accidentes aumenta 1,5 veces sobre los no fumadores”. Otros trabajos arrojaron las mismas estadísticas.

En Gran Bretaña, las compañías de seguros dieron un paso más y tras realizar un estudio detallado del tema, decidieron rebajar en hasta un 10% la prima a los conductores que no fumaban.

Estadísticamente los fumadores protagonizan un 50% más de accidentes de tránsito que los no fumadores.

Desde que se estira el brazo para buscar un paquete de cigarrillos hasta que el humo de la primera pitada sale por la boca hay al menos 7 movimientos y unos 10 segundos. A 60 km/h, eso es más de una cuadra y media.

Y aunque una mera braza que se cae puede ser fatal, varios científicos advierten que el factor distracción no es el único que juega.

Al respecto, en 2002 se publicó una investigación en la revista española Atención Primaria realizada en base a 1.214 encuestas a conductores. “Mientras los no fumadores tienen un 7,09% de accidentes, los fumadores que no fuman conduciendo tienen un 11,62%, y los que fuman conduciendo tienen una tasa de accidentes del 16,72%”, recabó el artículo. Halló los mismos resultados a la hora de medir la cantidad de infracciones.

“Los fumadores tienen, estadísticamente, el doble de accidentes de tráfico que los no fumadores”, sentenció la investigación en su resumen. La afirmación coincide con las conclusiones de un metaanálisis de estudios realizado por la Universidad de California y de los trabajos citados en esta nota.

No obstante, los autores hicieron un aclaración para nada menor: “Este fenómeno se debe probablemente más a los efectos de la intoxicación crónica por CO que al efecto indirecto de las distracciones por el hecho de fumar mientras se conduce”.

En efecto, hay científicos que piensan que el mayor nivel de carboxihemoglobina (menos oxígeno y más dióxido de carbono) en la sangre, pueden causar distracción, ya que disminuye el nivel de vigilancia y atención. Incluso hay trabajos que hablan de una merma la visión nocturna, entre otros factores.

Por estos motivos, además de las prohibiciones de fumar en los transportes públicos, ya hay límites para los conductores en Irlanda, Canadá, Australia, Chipre, Sudáfrica Brasil, Colombia, Chile, y varios estados de EEUU, entre otros, aunque en la mayoría sólo rigen para los autos en los que circulan niños. Si el Senado lo aprueba, el de Mendoza será la primera normativa del país a nivel provincial.

* En el próximo post, un repaso de las iniciativas sobre tabaco al volante en Argentina, con los testimonios de los protagonistas.