Por: Roni Bandini
A favor del libro en papel, voy a decir que es fácil de utilizar y que si bien no le da de comer al autor, le da de comer a las editoriales, a las imprentas, a las distribuidoras, a las librerías y, pasada una cantidad de años, a las ratas.
A favor del libro digital voy a decir que elimina intermediarios dotando al autor de mayores porcentajes de ganancia, es más ecológico, tiene cero costo relativo de distribución, mayor alcance y pone el foco en el contenido.
Umberto Eco, en el libro This Is Not the End of the Book (sólo disponible en papel a u$18.21 más costos de envío internacional , demoras e impuestos) dijo:
“El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor… El libro ha superado sus pruebas y no se ve cómo podríamos hacer nada mejor para desempeñar esa misma función”
Sin detenerme en la curiosa lista utilitaria y los problemas oculares de Eco, en 2013 está claro que el libro es un objeto con bastantes posibilidades de innovación. El agregado tecnológico transforma al objeto libro, incrementando sus capacidades, su alcance y provocando una experiencia de consumo cultural completamente diferente.
Con la tecnología actual, un eBook Reader es mucho más que un libro en papel. El Kindle por ejemplo es un libro, más la biblioteca, la librería y los diccionarios.
Los periodistas por su parte siguen preguntando a los escritores “¿Cree usted que el libro electrónico reemplazará al libro en papel?” mientras la pregunta correcta debería ser ¿Cuándo cree usted…? Un poco antes, un poco después, va a ser ridículo talar árboles o reciclar papel, inviable esperar tiempos de manufactura e inaceptables las limitaciones de almacenamiento y distribución.
Los escritores – mayormente los gerontes cortoplacistas – mencionan “…la alegría al descubrir una primera edición, la textura del papel, el olor del libro” para maquillar en esencia un desorden fetichista. En busca de olores, nada mejor que meter la cabeza en el culo de un caballo.
En definitiva, lo que importa en un libro debería ser su contenido.