Por: Roni Bandini
Jason Merkoski cuenta la historia del desarrollo del eReader más popular en un libro llamado Burning The Page.
Debajo, un fragmento traducido para la ocasión, donde se comparan libros y salchichas y donde se retrata el procedimiento de destrucción de libros en papel para convertirlos en eBooks.
“Mi trabajo inicial en Kindle estaba relacionado al proceso de conversión de eBooks, un sistema complicado por el cual los libros impresos son transformados en digitales.
Cuando se piensa cómo se hacen los eBooks, lo mejor es visualizar una fábrica de salchichas. La carne entra en un extremo, la maquinaria la empaca y una salchicha cuidadosamente formada sale por el otro extremo. En la fábrica de los eBooks, empezás al frente con libros de editoriales. Esos libros son cortados, reensamblados y empaquetados, y finalmente puestos a la venta en forma digital.
La mayoría de los eBooks son creados utilizando una copia digital del libro físico, usualmente en formato PDF. Los archivos PDF tienen un diseño fijo, lo cual significa que están formateados tal como tienen que aparecer en una pantalla. Sin embargo, los eBooks necesitan ser dinámicos, es decir que si se modifica el tamaño de la tipografía en el eBook, las palabras, oraciones y párrafos deben ser reformateados. Esto no se puede hacer bien con archivos PDF.
Para convertir un PDF en un eBook dinámico, los editores usualmente utilizan Casas de Conversión: empresas que usan una combinación de software y trabajadores en el extranjero. Muchas Casas de Conversión emplean trabajadores en India o China, a veces en lugares más exóticos como Sierra Leona, Madagascar o Filipinas. Los trabajadores se ubican en un depósito grande o una fábrica vieja, con cubículos de una punta a la otra en todos los pisos.
Codo a codo, estos trabajadores miran palabras en pantalla todo el día, leyendo eBooks. Remueven números de página, reformatean eBooks para hacerlos dinámicos y los revisan luego para verificar que ningún párrafo o ilustración del original se pierda en el proceso.
Pero no todos los libros se encuentran en formato PDF; algunos sólo existen en formato impreso. Para digitalizar estos libros se utilizan métodos más brutales. Como parte de mis tareas, vi trabajadores destruir libros impresos para convertirlos en eBooks. Las hojas tenían que ser removidas para ser escaneadas y digitalizadas. Como amante de los libros, estaba horrorizado. Para remover las hojas de un libro, los trabajadores enganchaban las costuras con cuchillos como si hubieran estado atravesando la jungla con machetes. Una vez que el contenido era escaneado, las hojas se tiraban en un tacho de basura al final de cada turno.
Era un procedimiento destructivo y los libros nunca se hubieran podido recuperar luego. La revolución del eBook se producía sin sangre, en el sentido en que no había pérdidas humanas. Pero si los libros hubieran podido sangrar, se encontrarían sus cadáveres en el extranjero. Cientos de miles de muertos en cementerios insoportables compuestos por tumbas anónimas.
Pero todo esto era necesario para crear el Kindle; no hubiéramos podido lanzar un producto de hardware sin eBooks para leer. Sin eBooks, el dispositivo Fiona (nombre del prototipo del Kindle) hubiera sido un pisapapeles caro.”
El libro Burning The Page, de Jason Merkoski, se consigue en inglés a través del link que figura debajo.