Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los últimos 30 años los casos de obesidad en el mundo se han duplicado y la cifra continua aumentando considerablemente año tras año.
El sobrepeso y la obesidad son considerados el quinto factor de riesgo de defunción en el mundo, y se estima que cada año fallecen al menos 2,8 millones de personas adultas por dichas causas.
Si bien el sobrepeso y la obesidad pueden prevenirse con una buena alimentación y actividad física periódica, en las personas que presentan un elevado índice de masa corporal (IMC) esto puede no ser posible.
En estos casos, los cambios en los hábitos alimenticios pueden complementarse con:
- Una técnica no quirúrgica, muy poco invasiva, denominada Balón Intragástrico.
- Una técnica quirúrgica un poco más invadida, denominada cinturón gástrico.
- Una técnica invasiva, denominada by pass gástrico.
El balón intragastrico se trata de un procedimiento transitorio sin cirugía que, dependiendo del sobrepeso inicial de cada paciente, permite un descenso de peso promedio que puede llegar hasta los 30 kilos en un período de 6 meses luego del cual se retira el Balón.
El Balón Intragástrico, como su nombre lo indica, es un balón blando de silicona que se coloca en el estómago del paciente y se retira a través de un procedimiento endoscópico.
Este procedimiento está indicado para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en sus diversos grados.
El Balón es un proceso ambulatorio, que requiere de una internación de apenas un par de horas, en la cual se utiliza sedación anestésica, con escasos riesgos médicos y fundamentalmente es un tratamiento que no altera la anatomía y el funcionamiento del aparato digestivo.
Es totalmente reversible. El éxito del tratamiento depende de varios factores: análisis previo del paciente, profesional entrenado y fundamentalmente del compromiso del paciente en aprovechar esta oportunidad para realizar cambios reales de hábitos.
Es un impulso inicial muy importante, para todos aquellos que después de haber intentado diferentes dietas y tratamientos, no logran controlar el peso o se ha vuelto fluctuante (bajan y suben de peso reiteradamente).
La efectividad del tratamiento en sí misma es alta, porque no sólo se comporta inicialmente como un método restrictivo al permitir el consumo de porciones pequeñas de alimentos, sino que genera saciedad tan buscada por estos pacientes.
Al cabo de los 6 meses, una vez retirado el Balón, se habrá producido un cambio neuroendocrino generado por los diferentes hábitos alimentarios que permiten mantener el descenso de peso logrado con el tratamiento.
El cinturón gástrico es uno de los tratamientos para la obesidad que se realiza quirúrgicamente, no requiere suturas y es menos invasivo que el by pass gástrico.
Consiste en la colocación de una banda de silicona alrededor del estómago para reducir su tamaño. Ésta es ajustable, a través de un dispositivo que se encuentra debajo de la piel, lo que permite al médico regularla según las necesidades de cada paciente.
El cometido es que al ser el estómago más pequeño, la persona se satisfaga con menos comida, lo que le permita bajar de peso más rápidamente. Es un procedimiento reversible, es decir que se puede retirar y el estómago volverá a su tamaño normal.
Además se puede utilizar por tiempo indefinido. Los pacientes indicados para la colocación del cinturón gástrico, son aquellos que ya han probado los tratamientos convencionales para bajar de peso (dietas, ejercicio físico, fármacos, entre otros) y no lo han logrado.
Una vez que todos los intentos por adelgazar han fracasado y que el índice de masa corporal está por encima del normal. Se puede perder entre un 30 y 80% del sobrepeso, dependiendo del metabolismo, la regulación del cinturón y la actividad física que se realice.
El paciente debe someterse a pruebas y análisis que descarten trastornos en el sistema digestivo, úlceras, cálculos en la vesícula, entre otros, además de los estudios habituales previos a cualquier intervención quirúrgica.
Una vez finalizada la operación, el paciente permanece internado aproximadamente 24 horas (depende de la recuperación). Al principio tendrá que realizar una dieta líquida y luego podrá, progresivamente, ir incorporando alimentos.
La adaptación al nuevo tamaño del estómago debe ser paulatina. Es probable que durante los primeros tres meses exista malestar estomacal, náuseas y vómitos que de a poco irán desapareciendo.
La colocación del cinturón gástrico no implica que el paciente no deba acompañar el procedimiento con dieta y actividad física. Sino que todo lo contrario. Si la persona no se cuida en la comida, el cinturón se va ensanchando y el estómago vuelve a su tamaño anterior.
Si no realiza ejercicio, la piel queda flácida y hay que recurrir a múltiples cirugías para retirar el exceso.
Entre los riesgos e inconvenientes de someterse a este procedimiento están: la posibilidad de desarrollar cálculos en la vesícula, que la banda se mueva y cause lesiones en el estómago o se incruste alrededor de éste, requiriendo de una nueva intervención quirúrgica para solucionarlo.
VENTAJAS: La principal ventaja de este procedimiento restrictivo es que hay una cantidad reducida de comida bien masticada que entra y atraviesa el tracto digestivo en la forma habitual.
Esto permite que los nutrientes y vitaminas (así como las calorías) sean totalmente absorbidas en el cuerpo. Después de 10 años, los estudios revelan que, en estos casos, los pacientes pueden conservar la reducción de sobrepeso buscada en un 50%.
RIESGOS: La banda o anillo aplicado puede llevar a complicaciones de obstrucciones o perforaciones, que pueden requerir una intervención quirúrgica.
Aunque estos procedimientos están caracterizados por crear una sensación de saciedad, no dejan la sensación necesaria de satisfacción de que uno haya comido “lo suficiente”.
Alrededor del 40% de los pacientes que se someten a estos procedimientos han perdido menos de la mitad de su sobrepeso corporal.
La cirugía bariátrica es una herramienta que se utiliza como tratamiento para la obesidad severa o mórbida.
Son procedimientos quirúrgicos, que sirven para manejar los desórdenes de alimentación excesiva. La cirugía bariátrica es considerada parte de una estrategia terapéutica.
Ésta incluye cambios alimentarios (calidad-cantidad de comidas y hábitos de conducta) e incremento en la actividad física. De esta manera se logra que el paciente ingiera menores cantidades de alimento al restringir el tamaño del estomago y/o la absorción de los alimentos.
Esta cirugía aproxima al paciente a su peso ideal, mejora y hasta puede curar las enfermedades asociadas a la obesidad. Con la cirugía se persiguen dos objetivos: el primero, la pérdida de peso, y el segundo, la mejoría de los problemas de salud relacionados con la obesidad.
No debe considerarse “Cirugía Estética ó Cosmética” pues el fin de esta cirugía es hacer perder peso para evitar las complicaciones de la obesidad. Los beneficios estéticos son importantes pero son fines secundarios en esta cirugía.
Un resultado quirúrgico adecuado no garantiza el pronóstico favorable a largo plazo, ya que la cirugía sólo es un pilar del tratamiento. El éxito radica en la forma en la que el paciente aprende a “utilizar” correctamente el tipo de intervención que se le ha practicado.
El paciente debe tener la seguridad de la necesidad de un cambio profundo y permanente así como adquirir el compromiso de modificar su calidad alimentaría y aumentar el gasto energético a través de la práctica de actividad física para lograr la pérdida de la masa grasa innecesaria y lograr aumentar la masa muscular.
La cirugía es realizada por un equipo altamente entrenado en Cirugía de la Obesidad por vía laparoscópica. La cirugía bariátrica es una cirugía funcional, y la misma intervención no tiene los mismos efectos en todos los individuos.
Los resultados se miden con respecto al sobrepeso, es decir la diferencia entre el peso real y lo que sería su peso ideal. Un resultado satisfactorio es aquel en el cual se logra un descenso de aproximadamente el 65% del exceso de peso, que significa lograr un BMI menor de 30 (relacionado con una menor probabilidad estadística de tener comorbilidades o enfermedades asociadas). Esto significa gozar de una buena calidad de vida con bajo riesgo de complicaciones y mortalidad.
Esta técnica se realiza por vía laparoscópica y, acompañada con una dieta y actividad física adecuada, lleva al paciente a un rango de peso más seguro para realizar el by pass ó puente que le permitirá completar el descenso esperado.
Las máximas pérdidas de peso se consiguen antes de los 18 meses con todas las intervenciones. Cada intervención y autor bibliográfico da cifras diferentes en pérdidas de peso.
Pero no solamente se pierde peso sino que se mejoran las co-morbilidades como la diabetes, el síndrome de apnea, la hipertensión y las anormalidades de colesterol y triglicéridos elevados. También mejora la función cardíaca y el tamaño de la pared de cardiaca.
Otros beneficios fundamentales son la mejora de la movilidad y la resistencia en general. Mejora la autoestima, el humor, las relaciones interpersonales, la capacidad de trabajar y de encontrar trabajo. El cambio que tiene el individuo de su imagen corporal le permite explorar actividades sociales, vocacionales y de relación personal.
Las operaciones restrictivas gástricas necesitan educación, motivación y cooperación del paciente para mantener una adecuada ingesta de proteínas, calorías, minerales y vitaminas. A los 3 meses suele haber un moderado déficit de proteínas que desaparece al año, cuando ya se ha restablecido el peso definitivo.
Todas las operaciones restrictivas obligan al paciente a masticar muy bien y muy lentamente si no quiere tener vómitos. En los primeros meses recibirán suplementos vitamínicos para que no desarrollen déficit de hierro, anemia, vitamina B12, calcio y vitaminas liposolubles.
Por ello, es aconsejable hacer un seguimiento analítico continuo para poder reponer posibles déficits. La incorporación de ejercicios físicos periódicos lo ayudarán a mantenerse saludable, con un peso adecuado de por vida.
El tratamiento de la obesidad y el sobrepeso conlleva gran dificultad por su complejidad y cronicidad siendo necesario introducir cambios permanentes en los hábitos de vida relativos a la alimentación y a la actividad física.
“La meta es buscar una vida mejor, más saludable y prolongada”.
En definitiva, la decisión de someterse al procedimiento es del paciente (y de nadie más). Después de recibida y comprendida toda la información, debe decidir si los beneficios compensan los efectos secundarios y complicaciones posibles.
“Esta cirugía es tan sólo una herramienta. Su éxito final depende de la adherencia estricta a los cambios recomendados en la dieta, el ejercicio y el estilo de vida.”