Saber leer las etiquetas ayuda a elegir el alimento más adecuado.
Las etiquetas de los productos contienen información nutricional muy importante. Realizar una lectura atenta es fundamental, sobre todo para aquellas personas alérgicas, celíacas, diabéticas o que padecen alguna enfermedad que implica ciertas restricciones alimentarias.
Uno toma el queso crema de la góndola y examina atentamente la etiqueta: “Este dice light, el otro dice bajo en colesterol y el de más allá bajas calorías”. A la hora de elegir un producto en el supermercado, la abundancia de términos como bajo en grasas, dietético o diet crean confusión en los consumidores.
Toda etiqueta debe consignar la siguiente información:
- Denominación específica del producto.
- Composición química (lista completa de ingredientes y proporción de los mismos).
- Lista completa de aditivos, conservantes, colorantes y antioxidantes de uso permitido.
- Condiciones de almacenamiento y conservación una vez abierto el envase.
- Fecha de elaboración y vencimiento del alimento.
- Otros puntos claves que se deben tener en cuenta son:
Tamaño de la porción: información sobre el volumen o gramos de una porción. Si se consume más o menos de esa cantidad, el valor calórico y nutritivo también aumenta o disminuye.
Energía: es el valor calórico, expresado por porción o cada 100 gramos.
Grasa: cantidad total contenida en el alimento. En algunos casos se especifica el tipo de grasa.
Hidratos de carbono: incluye el contenido de azúcar, almidón y fibras.
Vitaminas y minerales: indican las cantidades totales y el porcentaje del requerimiento diario recomendado que cubren.
Sodio: informa la cantidad de sal que contiene el alimento (a veces no se trata de un alimento salado, dado que el sodio es también un conservante).
Según el Código Alimentario Argentino, “los alimentos dietéticos o para regímenes especiales se diferencian por su composición y/o modificaciones físicas, químicas, biológicas o de otra índole, resultantes de su proceso de elaboración o del agregado o reemplazo de determinadas sustancias componentes”. Entonces el consumidor puede encontrarse con alimentos modificados en su valor calórico: tienen una reducción de por lo menos el 70 por ciento de calorías respecto del alimento original.
El producto puede ser:
- Sin calorías (menos de 5 calorías por porción).
- Bajo en calorías (40 calorías o menos por porción).
- Reducido en calorías (25 por ciento menos de calorías por porción).
El producto puede ser:
Los alimentos modificados en su composición de grasas tienen una reducción del 30% del contenido graso original.
- Sin grasas (menos de 1/2 gramo de grasa por porción).
- Bajo en grasas (3 gramos o menos por porción).
- Reducido en grasas (25 por ciento, o menos por porción y como máximo, el 50 por ciento del contenido de grasas del alimento de referencia).
En el caso de los alimentos bajos en colesterol (o 0% de colesterol), el producto puede ser:
- Sin colesterol: menos de 2 mg por porción.
- Bajo en colesterol: 20 mg o menos por porción.
- Reducido en colesterol: 25 por ciento o menos por porción.
El Error del “Cero Colesterol”
Un error muy común es pensar que un producto cuyo envase dice sin colesterol o libre de colesterol es bajo en grasas. Dado que sólo los alimentos del reino animal tienen colesterol, hay muchos libres de colesterol con un elevado contenido graso como los aceites y margarinas. Cuando se describe a un alimento como light se debe leer bien la etiqueta para saber qué elementos contiene reducidos: azúcares, sodio y/o grasas.
De bajas calorías
El término light puede ser sinónimo de dietético, aunque no siempre es el caso. En general, se trata de alimentos que tienen 1/3 menos de calorías o 50 por ciento menos de grasa que el original. Para considerar un alimento como de bajas calorías, su contenido en grasa y / o azúcar debe ser reducido. También conviene aclarar algunos términos que se utilizan en las etiquetas y se prestan a confusión:
- Libre: contiene una cantidad mínima de un nutriente determinado, lo cual probablemente no produzca ningún efecto sobre la salud del consumidor.
- Bajo: se refiere a una cantidad mínima específicamente definida.
- Reducido: con un contenido del 25 por ciento menos de calorías, grasas, sodio, azúcar o colesterol.
- Alto: contiene un 20 por ciento o más de un determinado nutriente en comparación con el producto original.
- Buena fuente de: entre un 10 y un 19 por ciento más por porción de un nutriente (“buena fuente de fibra”).
- Saludable: es un alimento bajo en grasas y sodio que cubre al menos el 10 por ciento de los requerimientos diarios de determinadas vitaminas y minerales.