Si bien los factores que inciden para provocar la alopecia son diversos (hormonales, estrés, utilización excesiva de productos químicos, enfermedades, cambios hormonales, edad, herencia genética, entre muchas otras causas. Pero una de ellas, y la más fácil de atacar, es la de una mala alimentación.
Una buena alimentación por sí sola nunca será suficiente para resolver los problemas capilares, pero es seguro que la mala alimentación puede empeorar la situación de nuestro cabello, privándolo de los nutrientes adecuados que le permiten estar brillante, fuerte y saludable.
Jamás estamos en las condiciones óptimas que nos permitan llevar la dieta perfecta. Siempre hay excusas, válidas o no, que nos impiden llevar una dieta ordenada. Sin embargo, haciendo apenas algunos cambios en nuestra rutina alimentaria, podemos obtener sensibles beneficios.
No debemos incluir solamente aquellos alimentos que son nutritivos para nuestro cabello sino también eliminar aquellos no recomendados que propician su caída.
El cobre, el hierro, el zinc, yodo, proteínas, silicio, vitaminas A, vitaminas del complejo B (B6 y B12), biotina, agua, y ácido fólico son los nutrientes más comunes que deben incluirse en la dieta para evitar la pérdida del cabello.
Aquellos alimentos que tienen propiedades que nutren los folículos pilosos y fortalecen el cabello de manera que, si los incluimos en nuestra dieta, nos ayudarán a prevenir el debilitamiento que finalmente hace caer el cabello.
Siempre hay que tener en cuenta que es tan importante mantener una dieta equilibrada y saludable tanto como consumir los alimentos en su forma adecuada. Por ejemplo, es un error cocinar los vegetales verdes puesto que solo conservan sus minerales esenciales si se los consume crudos.
Son importantes para la salud capilar:
Vitamina A: huevos, hígado, verduras en general, leche fortificada, aceites de pescado, de girasol y de oliva.
La función de la vitamina A es la evitación y bloqueo del secado de las glándulas sebáceas, las cuales son de fundamental importancia para lubricar el folículo piloso y por lo tanto la prevención y disminución de la pérdida del cabello. La vitamina A favorece también la oxigenación de las células del folículo, y la falta de esta vitamina suele asociarse a la aceleración de la calvicie.
Vitaminas del complejo B (B6 y B12): pescado, carne vacuna y porcina, hígado, pollo, soja, huevos, legumbres, frutos secos, cereales integrales (muy importantes en la resistencia de la insulina, hormona relacionada también con la calvicie masculina y es fuente de ácido fólico, que ayuda a oxigenar la sangre de los folículos pilosos), levadura de cerveza (es el nutriente natural que brinda más vitaminas del complejo B, una cantidad considerable de aminoácidos esenciales y otros minerales, el fósforo entre ellos).
La vitamina B es necesaria para la producción de hemoglobina, heteroproteína fundamental para la transferencia de oxígeno desde los pulmones hacia a los tejidos del cuerpo, incluyendo el cabello.
Un alto nivel de hemoglobina debe mantenerse siempre en la sangre para prevenir o curar la caída del cabello.
La falta de B12 puede provocar sequedad, la aparición de canas o una caída más abundante.
Vitamina C: limón, naranja, kiwi, espinaca y brócoli.
Las frutas y especialmente los cítricos son muy ricos en esta vitamina (estos alimentos intervienen en la síntesis del colágeno, tejido colectivo que constituye el cabello y ayuda en la absorción del hierro, fundamental en la formación del mismo).
El agua: es la bebida más saludable y recomendable de todas, nos brinda también ayuda en los problemas capilares pues mantiene el cabello hidratado y fuerte. Es bueno evitar las gaseosas o bebidas con cafeína.
Zinc: La carne, preferentemente asada para eliminar las grasas. Este alimento es una fuente enorme de Zinc, hierro, proteínas, vitaminas B6, vitaminas B12, todos nutrientes asociados a la prevención de la pérdida del cabello.
Son también ricos en Zinc los higos, los espárragos, las papas, las berenjenas y el apio.
Tanto las proteínas de la carne como el hierro de las verduras de hojas verdes son centrales para la constitución de un cabello fuerte y sano.
El ácido fólico se proporciona al cuerpo mediante los cereales, las nueces, granos enteros, jugo de naranja y el trigo.
La importancia de la biotina y el ácido fólico, es que ayudan en las actividades metabólicas de los tejidos que tienen células de rápida multiplicación como ocurre en el caso de nuestro cabello, la piel y las uñas.
El selenio: El selenio es uno de los minerales por los que está compuesto el cabello, por lo que si lo que quieres es nutrirlo, debes incluir en tu dieta este mineral. Lo puedes encontrar en las cebollas, nueces, ajo, pepinos, calabazas y manzanas.
Alimentos no recomendados
Frituras en general, chocolate en exceso, helados.
Grasas. La grasa animal contribuye a la caída del cabello además de los daños generales que produce al organismo. Evitar las achuras, los chorizos, cantimpalo, salames y todo tipo de embutidos.
El café. Irrita el sistema nervioso contribuyendo al stress cotidiano y a la pérdida del cabello. Intentar reducir el consumo de cafeína.
Y es que, es más que sabido que si no obtenemos de los alimentos, los nutrientes que nuestro organismo requiere para ejercer correctamente sus funciones, varias partes de nuestro cuerpo, como el cabello, se verán dañadas. Así, la alimentación es uno de los factores más importantes, para prevenir y evitar la caída del cabello.
- Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico si:
Está perdiendo cabello en un patrón atípico.
Está perdiendo cabello rápidamente o a temprana edad (por ejemplo, en los años de adolescencia o entre los 20 y los 30 años).
Presenta algún tipo de dolor o picazón con la pérdida de cabello.
La piel del cuero cabelludo bajo del área comprometida tiene un aspecto enrojecido, escamoso o anormal en otro sentido.
Presenta acné, vello facial o irregularidades menstruales.
Usted es una mujer y tiene calvicie de patrón masculino.
Tiene parches de calvicie en la barba o las cejas.
Ha estado aumentando de peso o tiene debilidad muscular, intolerancia a las bajas temperaturas o fatiga.
Lo que se puede esperar en el consultorio médico
Una historia clínica y un examen físico cuidadosos del cabello y el cuero cabelludo generalmente son suficientes para diagnosticar la causa de la pérdida de cabello.