Aquí te presentamos diez tips para no comer lo que más engorda. Porque es difícil que alguien pida fruta de postre cuando hay torta de chocolate, o que bebamos agua cuando hay gaseosas ¿Qué nos empuja a comer así?
Son muchos los condicionantes que influyen nuestra elección. “A diario se toman unas doscientas decisiones relacionadas con la alimentación, y a muchas de ellas no se les presta la atención que merecen”.
La clave: poner consciencia
Somos influenciables a la hora de escoger entre unos productos y otros. En este sentido, es curioso cómo los fabricantes de productos menos saludables (dulces, snacks, gaseosas, etc.) son quienes mayores esfuerzos hacen en cuestión de marketing alimentario, a sabiendas de que el aspecto de sus productos (envases y tamaño de las porciones, diseño, prominencia, reclamos de salud, características del etiquetado nutricional) tienen una influencia determinante en nuestra elección alimentaria.
Ser capaces de identificarnos con uno o varios puntos de la siguiente lista ayudará reflexionar y analizar personalmente el grado de consciencia en todo lo que concierne la hora de comer, así como la asociación que puede existir entre esa conducta y las distintas sensaciones que se tengan, tanto físicas como emocionales.
¿Con qué conducta te identificas?
1. Paro de comer cuando me siento lleno.
2. Como cuando tengo hambre (sensación distinta al apetito, o a comer por “emociones”).
3. No picoteo.
4. Saboreo cada bocado antes de comer el siguiente.
5. Pienso cómo afecta el valor nutritivo de los alimentos que como a mi cuerpo.
6. No juzgarme cuando de manera circunstancial (no habitualmente) he comido demasiado.
7. No realizo otras tareas mientras cómo. Cuando como, solo como.
8. Ser capaz de dejar algo de comida en el plato cuando no quiero más.
9. Comer despacio, masticando bien cada bocado.
10. Reconocer cuando estoy comiendo de manera consciente (siento cómo crujen los alimentos en la boca, percibo el olor de la comida, etc.).
Las cinco ventajas de comer a conciencia
Comer de manera consciente no significa limitar el consumo de alimentos ni seguir una dieta restrictiva, sino que persigue justo lo contrario; convertir la comida en algo para disfrutar, en lugar de en una tentación o en un signo de arrepentimiento. Lograr una relación equilibrada, respetuosa, sana y feliz con la comida y la alimentación. Son varias las ventajas que se experimentan tras iniciarse en el proceso de comer de manera consciente:
• La comida se convierte en algo para disfrutar, en lugar de en una tentación o en motivo de arrepentimiento y frustración.
• Se ralentiza el ritmo de las comidas, lo que permite al cerebro tener tiempo para recibir las señales de saciedad del estómago. Estas circunstancias son favorables para bajar de peso.
• Optimiza la digestión. Algunas investigaciones han demostrado que cuando la atención no se centra en comer, nuestro proceso digestivo es un 30-40% menos eficaz de lo que debería ser, lo que lleva a gases, hinchazón y malestar.
• Se está más sensibilizado con el tema alimentario; aumenta el conocimiento sobre las características y propiedades de los alimentos, lo cual favorece una alimentación más sostenible, la apuesta por la compra de alimentos locales, orgánicos y más respetuosos con el medio que nos rodea.
• Se toma conciencia de que comer con la familia fomenta la conexión más profunda. También permite crear un modelo saludable de conductas alimentarias de los hijos.