Brasil. Una Maravilla. Hotel “Refugio do Estaleiro”

#RecordarEsViajar

 

Recuerdos de mis Viajes por Brasil.

 

El vehículo que nos transportaba se deslizaba lentamente dando tumbos, el estado del camino no era el mejor, la piedras flojas pegaban contra la carrocería, pero su chófer no se inmutaba.  Parecía acostumbrado a esa situación, nuestro transporte se aferraba al camino e insistía en la trepada, poco a poco avanzaba en la subida al morro. Nosotros casi sin intercambiar palabras, el cansancio del viaje que había durado todo el día, se hacía notar, salimos muy temprano desde Torres y la amplia recorrida a la que nos tiene acostumbrado nuestros periplos de Visión -Asociación Internacional de Periodistas de Turismo- mellaban nuestras energías.

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Brasil. Siempre abrazado a un ¡Caipira! la mirada perdida en el Horizonte.

Todos nos quieren mostrar sus bellezas y esperan verlas reflejadas luego en nuestras páginas. Cada uno, pensativo lo hacía a su manera, algunos encontraron un buen momento para recordar a los seres queridos o calcular que para descansar todavía faltaba un buen tramo. Nuestros relojes marcaban las 22 horas… la noche estaba en su esplendor. La vegetación a los costados del camino la adivinábamos en la inmensa oscuridad, las sombras eternas se hacían cómplices de nuestro silencio.

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Brasil. Florianópolis. Playa de los Ingleses. Hotel “Costa Norte”

¡Cuidado! un bache importante de hizo sentir. Le pregunte al chófer que no se inmutaba, a su vez hablándonos los dos en portuñol. ¿Por qué se llamaba “ Refugio do Estaleiro”? a lo que me respondió que este era un refugio de Piratas. Pero…. ¿Los Piratas todavía habitan este lugar? Fue mi pregunta. No. Por supuesto que no me respondió. A lo que le respondí: entonces porque no arreglan el camino, esto esta imposible. El amable conductor me dijo con una amplia sonrisa mostrándome su magnífica dentadura. El propietario quiere que esto se mantenga así para que el lugar este mas resguardado. Es un Periodista como Uds. nos informó, adivinando nuestra Profesión seguramente por nuestra conversación. Festejamos lo del dueño, porque nos encantó la idea de un Periodista Millonario.

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Brasil. Florianópolis. Playa de los Ingleses. “Hotel Costa Norte” excelente gastronomía.

Avanzo sobre un Portón cerrado, prendió las luces largas, toco bocina insistentemente, sentado en su butaca espero un rato, ya cansado de esperar se bajó golpeo las palmas de sus manos hasta que se pusieron rojas. Se sentó nuevamente, la puerta del auto la volvió a cerrar y la golpeo un poco más. Espero… prendía a y apagaba las luces largas, a manera de señal, volvió a esperar…

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Brasil. Florianópolis. Los jardines del Hotel Costa Norte muy cuidados.

Nosotros en silencio sin animarnos a ningún chiste ni comentario. No era el momento adecuado. Se montó sobre la bocina y la toco hasta el cansancio. Ningún movimiento… ninguna respuesta. Me parece que no hay nadie aquí. ¿Y qué hacemos? Fue la pregunta. No importa vamos por la otra puerta. La oscuridad parecía más oscura. Nosotros. Nos imaginábamos volviendo sobre nuestros pasos y buscando nuevamente alojamiento. No iba a ser la primera vez que nos ocurría, nadie se animaba a decirlo pero todos lo pensábamos. El silencio era total.

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Brasil. “Refugio do Estaleiro” Senderos que te llevan a las habitaciones.

Al acercarse al otro portón había luces y rápidamente se vieron movimientos de personas. Nuestro corazón empezó a ¡zambar! Risas nerviosas. Chistes. Lo clásico. Preguntamos si podíamos comer algo. El nooo fue rotundo. Rápidamente no fuimos instalando, por senderos iluminados muy tenuemente fuimos hacia las habitaciones, algunos subiendo y otros bajando para llegar hasta las mismas, la alegría y la intuición nos avizoraban que este era un lugar especial y se notaba en la risa y los comentarios de turistas novatos recién llegados, que íbamos haciendo. El murmullo se iba apagando.

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Brasil. “Refugio do Estaleiro” Un excelente diseño para una muy cuidada Pileta.

Por fin en la “sapie” que alegría que hermosura y realizamos lo que hace todo visitante recién alojado hace, ni bien se retira el personal del Hotel, sin pérdida de tiempo, una recorrida general. Aprobando o desaprobando todo lo que encontramos y tocar todos los botones. Prender y apagar todas las luces y derecho a revisar los frasquitos y jabones, cada uno con su manía. Es un lindo entretenimiento. Divertido. Revisada al frigobar. Probar la cama, saltar un poquito sobre ella. Una vez hecha la crítica. A disfrutar.

Rústico refugio mirando al mar

Brasil. “Refugio do Estaleiro” Un rustico descanso entre la muy preservada selva.

 

La habitación fue lo que definitivamente nos cambió el ánimo, muy amplia muy confortable. La cama súper grande, exagerada, pero que linda, creo la más grande que vi hasta el momento ¿mi cansancio era tan importante? Me pareció muy, muy enorme, pero a no dudarlo era un verdadera invitación al descanso. El ambiente con una decoración rustica y todas sus materiales reciclados, hacen una combinación perfecta con la tecnología ultra moderna del plasma y demás artefactos. Un gran ventanal corredizo totalmente vidriado que da un balcón amplio que pareciera ser el único, su diseño es de tal manera que no se ve otro. Solamente puedo apreciar a mi alrededor a la habitación de al lado, del resto nada.

Flores en la selva tropical

Brasil. “Refugio do Estaleiro” Sofisticadas flores te acompañan en tus paseos.

La vegetación sigue en mi fantasía apenas iluminada por el reflejo tenue que nosotros aportamos. Los juegos de oscuridades, sombras y nuestra imaginación acostumbrada a ver hoteles. Nos permitía vislumbrar por sus siluetas, árboles, el agua, una bahía allí enfrente, las luces de una población que se dibujaban en una sinuosa costa. Lo que si vimos con nuestros propios ojos fue el cielo, plagado de estrellas, parecían titilar más fuerte para darnos un espectáculo exclusivo, como show de bienvenida. Confieso que sin querer nuestro “Romanticismo” afloro por todos nuestros poros como en sus mejores momentos.

Refugio para Aves

Brasil “Refugio do Estaleiro” hasta los pajaritos encuentran un buen Refugio.

Recuperados de este gran Show de Bienvenida organizamos rápidamente una cena, con otros colegas que eran nuestros vecinos. Recolectamos todo lo que teníamos, agregamos algo del frigobar y ya ¡A Comer! Un viejo zorro, un gran periodista, pero siempre muy zorro decía: La valija de quien se sienta tal, se descubre porque siempre tiene un” Salamín” guardado a punto de comerse y que ya ha pasado por todos los controles aduaneros, lógicamente refiriéndose a la comida y algún agüita espirituosa es infaltable. Entre risas y anécdotas el cansancio nos fue ganando y el sueño se apropió de nuestras blancas e inocentes almas.-

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Brasil. “Refugio do Estaleiro” Las flores silvestres y detrás la Bahía.

El sol Cambia todo.

Amaneció. De un salto estaba en el balcón y mis pupilas se llenaron de paisaje. Tal cual lo había imaginado enfrente había una costa sinuosa, el mar azul de una pintoresca bahía y nuestra habitación montada en un morro. Algunas embarcaciones, que seguramente eran el producto de las conversaciones que se escuchaban muy temprano y a nuestro alrededor nada, solamente la habitación de nuestros compañeros de la cena. El color de la selva tropical muy abundante acomodada de tal manera que todo estaba en su lugar. Los olores propios de la vegetación húmeda por el rocio y un tenue perfume a flores. Las combinaciones de colores, los verdes en todas sus tonalidades, el azul del agua y celeste cielo, a no dudarlo esto lo había diseñado un gran Paisajista: ¡Dios!…. A tal punto que cuando nos íbamos cerrábamos la ventana, nuestro temor era que Tarzán y Chita se nos metieran en la habitación.

Balcón a la Bahía

Brasil. “Refugio do Esaleiro” El balcón tiene todo dispuesto para tomar sol.

El Proyecto a futuro era una ducha reparadora. Allí me interne y me preguntaba y me volvía a preguntar para que un baño tan grande… pensé… estos brasileros hacen todo a lo grande, pero si aquí lo achicaban, corrían esto para aquel rincón. Inmediatamente afloro mi espíritu corrector de diseños, pero si hubiesen puest….. Y tuve que dejar de pensar y hablar en voz alta porque estaba abriendo la canilla y el chorro de agua me estampo contra los azulejos. era como tener a los bomberos queriendo contener a la hinchada de Boca. Qué maravilla que cantidad de agua, esta vez sí que el baño fue mucho más que reparador. Salí de allí totalmente recauchutado y con hambre, mucha hambre… era de temer…

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Brasil. “Refugio do Estaleiro” La Pileta enmarcada dentro de su propio paisaje.