Por: Pablo Adriano
El 15 de Abril de este año a las 14:50 ET dos artefactos explosivos de fabricación artesanal estallaron en Boylston Street, Boston (Estados Unidos), justo antes de la línea de llegada de la 117º Maratón de Boston.
Tres personas murieron y otras 282 resultaron heridas como resultado de la explosión de bombas de fabricación artesanal construídas en base a ollas de presión, fragmentos de metal, clavos y rodamientos de bolas. La primera explosión tuvo lugar cuando el reloj de la carrera marcaba 04hs09min43seg, apróximadamente dos horas después de que los ganadores cruzaran la línea de meta y aún cuando muchos de los 5700 participantes se encontraban en carrera.
Cabe destacar que la Boston Marathon se celebra de forma anual desde 1897 y es la competencia de 42.195mts más importante y más antigua del mundo. Siendo una de las cinco pruebas que conforman el World Marathon Major tiene la particularidad de que para ser aceptado se debe acreditar una marca por debajo de los estándares que la organización establece, en base a una edición anterior o a alguna otra maratón del grupo (Londres, Berlín, Nueva York o Chicago).
Según informa el Departamento de Policía de Boston fueron tres las personas fallecidas: Martin Richard – de 8 años de edad -, Krystle Campbell – de 29 años – y Lü Lingzi – un estudiante de la Universidad de Boston, de origen chino -.
El atentado de la 117º Maratón de Boston fue catalogado como un ataque terrorista y se nombraron dos implicados. El Gobierno de los Estados Unidos declaró que no había informes de inteligencia previos que dieran un indicio de que se llevaría a cabo. Los únicos sospechosos fueron identificados como Tamerlán Tsarnáev y Dzhojar Tsarnáev, dos hermanos de origen checheno con residencia en los EEUU.
Es imposible tratar de comprender las razones que pueden llevar a una persona a planificar y ejecutar un daño de tal magnitud. Hechos similares suceden – por desgracia – en todo el mundo y a diario, en el marco de distintas e inexplicables riñas políticas, culturales y sociales. Hoy, es nuestra responsabilidad recordar y honrar al #Running y a sus víctimas a cuatro meses de la tragedia.
El corredor panameño Luis Carlos Stoute participó de la competencia y describió el hecho como un ataque a la libertad de correr. Otros atribuyen el atentado a motivos político-culturales y algunos lo adjudican a un bastante cuestionado Síndrome de Oswald, que podría haber afectado a los responsables.
Lo cierto es que el mejor homenaje es cada aniversario calzarnos las zapatillas y caminar unos pasos o correr unos kilómetros – lo que esté a tu medida – en honor a nuestra inquebrantable libertad de ser.