La Fórmula 1 sigue esquivando la crisis global

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Cuando a mediados de septiembre de 2008 el banco de inversión estadounidense Lehman Brothers, uno de los gigantes de su sector, se declaró en quiebra iniciando lo que sería la crisis financiera internacional que perdura hasta hoy, seguramente muchos habrán pensado que uno de los mayores perjudicados sería el rubro deportivo.

Una parte de razón tuvieron, y la máxima expresión de ese pensamiento pudo verse rápidamente en el fútbol: los clubes de las grandes ligas europeas dejaron de comprar jugadores por cifras astronómicas, y de la noche a la mañana se transformaron en austeros y cautelosos a la hora de sus contrataciones. Pero hubo un ícono del deporte a nivel mundial que contra viento y marea pudo mantenerse en la élite desde aquel entonces: la Fórmula 1.

La máxima categoría del automovilismo en todo el planeta logró quedarse en la cima gracias a la astucia de su patrón Bernie Ecclestone para resistir la desaparición de algunas escuderías (Honda, Toyota, Hispania, Super Aguri); el fracasado intento de otras por entrar (el caso más recordado en los últimos años fue el del equipo estadounidense US F1 Team, donde iba a correr el argentino José María “Pechito” López); y la retirada de algunos circuitos del calendario (Indianápolis y Magny-Cours, en Francia) por el ahogo financiero que sufrían quienes tenían los derechos para organizar la carrera.

Haciendo un análisis con “el diario del lunes”, la ecuación de Ecclestone para mantener a la categoría en la cumbre fue bastante simple: bajo el tope presupuestario necesario para participar en la F1, y cambió a las escuadras y autódromos que se hicieron a un lado por otros nuevos.

En este marco, a los equipos que abandonaron la competencia se los reemplazó por otros como Lotus, Mercedes Benz y BMW (fue el regreso de los tres a la categoría como constructores); Force India y Virgin. Mientras que entre los circuitos hicieron su aparición el de Abu Dhabi (Emiratos Árabes) en 2009; el de Corea del Sur en 2010; el de India en 2011; y este año se incorporará el de Austin, capital de Texas, lo que representa la vuelta de la Fórmula 1 a Estados Unidos luego de cuatro temporadas (la última vez que se corrió allí fue en 2008 en Indianápolis). Esto además de que la categoría llegará al récord de 20 competiciones en un año.

 

Sin embargo, se sabe que Ecclestone siempre va por más y por eso en 2013 EEUU sumará otro Gran Premio en el circuito urbano de Nueva Jersey, con los imponentes edificios de Manhattan como vista principal. Esta carrera sustituirá a una de las dos que hay hasta ahora en España (Barcelona y Valencia). Y en 2014 Rusia hará su ingreso a la Fórmula 1, con una prueba en la ciudad balneario de Sochi, a orillas del Mar Negro.

A estas dos confirmaciones hay que agregarle la intención de Ecclestone de incrementar su presencia en Latinoamérica, y dentro de ese plan México y Argentina son los países en los que más le interesa reingresar. En la nación azteca la F1 se presentó por última vez en 1992 en el Autódromo Hermanos Rodríguez, mientras que el último paso de la categoría por el circuito Oscar Alfredo Gálvez de Buenos Aires data de 1998. En la actualidad Brasil es el único lugar de la región que cuenta con una cita de este tipo.

 

Esta constante apertura hacia nuevos mercados tuvo su capítulo más paradójico la semana pasada, con la revelación de que Grecia subvencionará con 29 millones de euros (37,5 millones de dólares) la construcción de un circuito de Fórmula 1 en la localidad de Jalandritsa, ubicada dentro del Peloponeso y a 200 kilómetros de Atenas, en el sudoeste del país.

La polémica decisión sorprendió a más de uno tanto dentro del país como fuera del mismo, ya que la tierra de Sócrates y Platón atraviesa una gravísima crisis económico-financiera que la tiene al borde del estallido social. Algo por lo cual muchos no entienden cómo el Estado heleno puede invertir dinero en una carrera de F1, cuando por otro lado su población tiene necesidades realmente urgentes que deberían ser atendidas a la mayor brevedad posible.

 

En principio, el proyecto tendrá un costo total de 94,6 millones de euros (US$ 122,4 millones), de los cuales una tercera parte será aportada por el Tesoro griego. Mientras que el resto de la mencionada cifra será desembolsado por la compañía privada de inversiones Racing Patras S.A..

Si bien el motivo principal por el que se construirá la pista es para poder presentarse allí con la Fórmula 1, la intención del gobierno comandado por el premier Antonis Samarás es que también pueda albergar otro tipo de actividades. Porque de lo contrario será aún más difícil explicarle al pueblo griego por qué el dinero de sus impuestos se gasta en entretenimiento antes que en sus propias necesidades. Aunque para tratar de justificar hasta lo injustificable siempre estará disponible el ingenio de Bernie Ecclestone, cuya Fórmula 1 sigue esquivando la crisis global.