Por: Pablo Calderón
El 1° de mayo celebramos el Dia Internacional de los Trabajadores, en conmemoración a una protesta que tuvo lugar en 1886, organizada por los obreros industriales de Estados Unidos, quienes reclamaban una jornada laboral de 8hs. Hasta ese entonces, solo existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas.
En Haymarket Square, en Chicago, Estados Unidos, donde las condiciones laborales eran mucho más hostiles, el 4 de mayo de 1886 ocurrió la denominada Revuelta de Haymarket, en una serie de protestas que habían comenzado el 1 de mayo en apoyo a los obreros y en reclamo a la jornada laboral de 8hs. Durante una manifestación pacifica, alguien arrojó una bomba a la policía quien intentaba disolver la misma de forma violenta. Esto desemboco en un juicio a 8 trabajadores; 5 fueron condenados a muerte y 3 recluidos a prisión perpetua y trabajos forzados. A estas personas se las conoció como los Martires de Chicago. Para más detalle pueden leer en Wikipedia, fuente de estos breves datos.
“Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”
El punto es que estas personas tuvieron que tomar una decisión para lograr un objetivo, en ese entonces y en el contexto cultural existente, pensar en una jornada laboral de 8hs era un sueño.
La prensa calificaba el movimiento en demanda de las ocho horas de trabajo como “indignante e irrespetuoso”, “delirio de lunáticos poco patriotas”, y manifestando que era “lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo”
Seguramente muchos de esos obreros estaban acostumbrados y resignados a que esa sería su vida, y que no había forma de cambiarla; estarían convencidos de que era imposible, y que en caso de intentarlo, fracasarían.
Sin embargo, muchos otros sabían que no querían aceptar esa vida, sabían que querían lograr y que los motivaba, entonces tomaron una decisión. Para ello tuvieron que dejar de lado sus creencias, dudas y miedos, aquello que de alguna forma los limitaba y sujetaba a una vida “segura”, pero sin duda, de esclavitud e indignidad. Arriesgaron algo mas que su trabajo y tomaron las riendas de su vida para conseguir lo que añoraban.
A eso se lo llama salir de la Zona de Confort. Algo muy parecido puede ocurrir en cualquier aspecto de la vida moderna. Por ejemplo, cuando queremos comenzar con un emprendimiento propio y una sumatoria de limitantes aparecen y nos sujetan a la vida cómoda y “segura” para la que nos educan y rápidamente nos acostumbramos.
Pero nada mejor que el video que comparto a continuación para terminar de redondear este concepto. Hasta la próxima y feliz día!