Por: Juan Chiramberro
Un lápiz es un bastoncito de madera que, atravesado por una vena de grafito, permite el garabateo de las formas que nacen de las formas del mundo. Pero, un lápiz, es también uno de los instrumentos más revolucionarios inventados en la historia del hombre. Porque un lápiz nos regala la posibilidad de reproducir ideas y, con igual importancia, de darles organización, de corregirlas, de proyectarlas, de debatirlas en un papel, de repensarlas, de sentirlas, de pintarlas de colores y de difundirlas. Hoy, se cumplen 37 años de La Noche de los Lápices.
Sabemos, y siempre fue así, que hay personas a las que no les gustan las ideas. Sabemos que existen personas, aún hoy, a las que no les gustan las proyecciones, ni los replanteos, ni mucho menos los sentimientos. Sabemos que hay muchas personas a las que no les gustan los debates, ni las organizaciones, ni las correcciones. Sabemos que hay personas, y siempre las habrá, a las que no les gustan los lápices ni ninguno de sus colores.
En la madrugada del 16 de septiembre de 1976, la ciudad de La Plata era escenario de uno de los sucesos más nefastos de la historia argentina: un grupo de estudiantes secundarios era secuestrado por un operativo militar que respondía al Servicio de Inteligencia del Ejército y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Diez jóvenes, que no superaban los 18 años, fueron llevados a centros clandestinos de detención. Seis de ellos, continúan desaparecidos.
La lucha por el descuento al boleto estudiantil fue la bandera que, pintada con lápices de colores, levantaron estos pibes y pibas de la ciudad de La Plata. Pero sus colores, los colores de esa bandera, lograron llegar durante estos 37 años a todas las aulas del país.
Porque los lápices no dejaron de escribir, porque las botas no pudieron pisar todos los colores, porque los lápices siguen regalando la posibilidad de reproducir ideas, de organizarlas, de proyectarlas, de debatirlas en un papel, de repensarlas, de sentirlas, de pintarlas y de difundirlas.
En conmemoración a La Noche de los Lápices, se estableció la fecha del 16 de septiembre como el Día de los Derechos del Estudiante Secundario.