Por: Juan Chiramberro
Anoche, León volvió a desnudarse. La carne cruda de tipo bueno quedó muy por encima de su pellejo, de todas las capas de híbrido artista. Pero ser bueno no basta para cambiar el mundo. Ni siquiera para intentarlo. Suma a ello, León, lo corajudo y lo constante, además de una innata capacidad de hablar en tiempos de cólera, donde decir “A” no es igual a no decir nada.
León lo sabe, además de saber historia, de la suya y de las ajenas, al menos, de muchas, más aún, de las historias de marginados, olvidados y desaparecidos. Sabe, León, eso del ejercicio de la memoria, y lo milita. Lo que sabe, lo interpreta. Como interpreta, actúa, y en su acto no hay nada que esté por fuera de una intención. Sabe, León, como también saben muchos que no dicen nada, que a Miguel Bru se lo llevó la Policía. Se lo llevó el 17 de Agosto de 1993, cuando el pibe entonces estudiaba periodismo en la ciudad de las diagonales, en la ciudad de los tilos, de pinchas y triperos que, desde entonces, sumó un nuevo nombre a la dramática lista de desaparecidos de la historia argentina.
Anoche, en la Sala Ginastera del Teatro Argentino de calle 53, León homenajeó a Rosa Schoenfeld, madre de Miguel, quien fuera reconocida por la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata con el Premio “Rodolfo Walsh a la Comunicación Popular”, alzado en honra, nada menos, que por la radiante voluntad luchar contra la violencia institucional, el gatillo fácil y el abuso sistemático de las fuerzas del poder.
Aprovechó, León, para rendir tributo a las mujeres transformadoras, a las revolucionarias, a las que alzaron gritos de paz contra la guerra, y de guerra contra la muerte. “Mujeres en lucha” se llamó el momento, y fueron tres interpretaciones que regaló junto a “las guitarras del amor”: Como la cigarra, Canción de amor para Francisca y La Memoria.
Entonces, por allí, desfilaron entre un pequeño sismo de aplausos las imágenes proyectadas sobre el horizonte de las mujeres a las que León sintió destacar por un acto, una palabra o una canción, como a María Elena Walsh, Alicia Moreau, Alfonsina Storni, Betty Friedan, Elis Regina, Azucena Maizani, Ella Fitzgerald, Aime Paine, Amparo Ochoa, Azucena Villaflor, Marylin Monroe, Mercedes Sosa, Frida Kahlo, Simone de Beauvoir, Janis Joplin y María Eva Duarte de Perón.
Claro que también fueron estrellas en la noche Estela de Carlotto y la mismísima Rosa, quienes pudieron recibir los elogios en directo, acobijadas en el cariño de cientos de personas que se volvieron a preguntar, nuevamente, eso que no callará hasta que se sepa la verdad y hasta que cada uno esté donde tenga que estar: ¿Dónde está Miguel?