Por: Inma Serrano Esparza
Tanto si se vive en Rio como si se está de visita todo anima a practicar algún deporte. De la amplia gama de posibilidades -que va desde correr hasta hacer stand up paddle- yo elegí el vóley playa (vôlei de praia) por dos motivos: soy muy alta y quería que fuera un deporte que se practicara en la arena. Esto último hace que los entrenamientos sean duros pero, al mismo tiempo, se reducen las lesiones ya que saltar o caer de rodillas en la arena es mucho más liviano. Tres días por semana, de 8:00 a 9:00, entreno y juego con el sonido del mar de fondo y el Morro Dois Irmãos como escenario. La sensación es indescriptible. La mezcla de endorfinas y belleza visual es un cocktail adictivo, créanme. Aunque se requiere mucha práctica para controlar la bola -y, como suelen decir los que saben, el vóley es 20% suerte y 80% estilo-, mi sueño es poder jugar un domingo cualquiera con otros cariocas y no parecer una “gringa novata”. Los brasileños en general y los cariocas en particular se enorgullecen de sus deportistas profesionales de vôlei de praia, ya que fueron medalla de oro en la categoría masculina y de bronce en la femenina en los Juegos Olímpicos Londres 2012. Hay muchas escuelas para aprender, tanto en Copacabana como en Ipanema o Leblon. Algunas de ellas, como la mía, ofrecen la primera clase gratis y el precio por clase ronda los 20 o 25 reales (unos AR$58). Merece la pena probar, no se van a arrepentir. Les dejo un video de la dupla Larissa-Juliana (de amarillo), consideradas las mejores jugadoras de Brasil.