Mi primera carrera en Rio: The Color Run

#TeMuestroRío

Nunca, lo que se dice, nunca, me dediqué de lleno a ningún deporte. Pero no hacer deporte en Rio es como vivir en Buenos Aires y no tomar mate. Primero vino el vóley playa y ahora, correr. Es que no es lo mismo jugar al vóley en una pista que en la playa, ni correr en un gimnasio en vez de alrededor de un lago o junto al mar. Así que, coincidiendo con mi reciente adicción a las endorfinas que produce correr, The Color Run me vino como caída del cielo: 5 km de pura diversión, sin agobio por ganar o quedar en buena posición. Es considerada la carrera más democrática que existe -la realizan desde gente en silla de ruedas hasta niños y ancianos-. Así que el pasado domingo me levanté a las 5.00 a.m., desayuné unos riquísimos chipás (pão de queijo) en compañía de mis gatos y me encaminé al Aterro de Flamingo. El día era perfecto para correr, nublado y sin mucho calor. Según los diarios, corrimos unas 10.000 personas ese día. Había gente con peluca, disfrazados y, sobre todo, con muy buena onda. La sensación de salir todos juntos con los brazos en alto fue indescriptible. Había muchos grupos de amigos que animaban a los que veían que corríamos solos. A lo largo de la carrera los voluntarios nos lanzaron pintura en polvo de colores. En ciertos puntos era difícil hasta respirar, pero nos reímos mucho. A más enchastre, más diversión. Como siempre, les dejo un video de la experiencia. Y, si algún día The Color Run va a Buenos Aires, no duden en correrla.