A medida que avanzan las tecnologías, se extiende el teletrabajo. El proceso de apropiación por parte de la población exige una modernización empresaria. Esta modernización tiene más que ver con los procesos que con adquirir o mejorar las tecnologías.
Paradójicamente las empresas instrumentaron rápidamente los cambios tecnológicos y reconocieron su valor, achicando la brecha que les daría una competencia ventajosa con respecto a otras. Sin embargo, ahora hablamos de una aplicación y uso de estas tecnologías por parte de los empleados y trabajadores.
Hablamos de la necesidad de achicar “la brecha de uso”. Aquella que muchos jefes no tienen en cuenta, aún cuando, reconocen las virtudes de las tecnologías disponibles para tener más presencia en mercados, achicar costos o evitar despidos, pero en muchos casos las prohíben para teletrabajar.
Pronto estas prohibiciones no tendrán sentido y afectarán derechos de quienes quieren desarrollar sus tareas de esta forma. Será difícil captar talentos de la Generación Y, o Z o como algunos llaman: Millenium, quienes querrán alternar sus labores diariamente y naturalmente entre su casa y la oficina.
Este año 2013, se incorporan a trabajar miles de jóvenes que nacieron en el año 1995 cuando Internet estuvo disponible más extensivamente en nuestro país (muchos otros países de la región comenzaron en fechas parecidas). Ellos son más que la generación Y. Nacieron con una computadora en el living, heredaron las viejas PC de sus padres y sobre aquellas mesitas de juego tuvieron rápido un teclado y un monitor para imitarlos. ¿Creen que alguno de ellos piensa en que es posible trabajar sin una computadora? ¿Cómo se les dirá que van a tener que viajar dos horas diarias a la oficina para hacer lo mismo que podrían hacer estando en su casa o en cualquier otra parte?
Muchas empresas empezaron a considerar el teletrabajo a partir de la gripe A en el año 2009. Por aquellos años creamos Red Experta, donde un grupo de profesionales nos convocábamos para realizar capacitaciones in company, talleres, y atender diferentes inquietudes o necesidades que se presentaban. Hoy las prioridades y motivos han cambiado pero el avance de esta modalidad no tuvo vuelta atrás desde aquel momento, y las definiciones políticas de las empresas cada vez son más necesarias.
Las empresas tienen que responder qué se va a hacer cuándo los empleados en una encuesta de clima pidan teletrabajo, cuándo no sea posible captar jóvenes porque la competencia les ofrece trabajo flexible, cuando el sindicato lo agregue a su convenio o cuando se sancione una ley de teletrabajo? Tenga en cuenta que Argentina ya tuvo tres intentos de tener una Ley de Teletrabajo, y desde el Ministerio de Trabajo se ha anunciado que este año se presentará otro. La Pcia. De Buenos Aires ha presentado recientemente su protocolo para implementar teletrabajo en el Sector Público Provincial según el Decreto 102/11 y hay varios convenios colectivos que incluyen la modalidad. Pero no solo Argentina avanza en este tema, sino toda nuestra región.
Colombia ya sancionó en el año 2008 la Ley 1221 de promoción del Teletrabajo, Dilma Roussef hizo lo propio en Diciembre de 2011, Costa Rica tiene un decreto para el teletrabajo de funcionarios públicos y hay muchos proyectos ya presentados como en Chile, República Dominicana, y Perú, entre otros. Si le interesan los temas legales puede seguirlos en www.teletrabajolegal.org.ar, una investigación sobre Teletrabajo, Políticas Públicas y Modelos de Legislación que realizamos para el IDRC de Ottawa, Canadá, y que se actualiza permanentemente.
Lo que está claro, es que las tecnologías han modificado la forma en que trabajamos. El teletrabajo no es una moda, es el resultado del avance científico y tecnológico aplicado al trabajo. El teletrabajador es el trabajador de la sociedad de la información.
El IDC estima que habrá más de 1200 millones de trabajadores móviles este año. El 75%, -de acuerdo a cálculos propios- serían teletrabajadores.
Usted debe tener en claro ¿para qué teletrabajar? Seguramente no será solo para complacer a los jóvenes. Tendrá que sacarle todo el provecho posible, saber cómo se calculan los costos y los beneficios de tener una política de teletrabajo.
Los jóvenes de hoy hacen valer sus conocimientos y se va con el mejor postor. Un postor que puede estar a la vuelta de la esquina, o en otro país. La competencia por los talentos se ha globalizado. Es importante prever cómo atraer y retener a nuestros puestos clave, y además cómo implementar un programa de trabajo a distancia respetando las leyes laborales vigentes.
Empezar a pensar en ello es cuestión de líderes capaces de imaginar un escenario a futuro… pero ya muy próximo. En este nuevo escenario, lo que es indudable, es que el teletrabajo tendrá un rol preponderante que seguirá desarrollándose con o sin una ley específica, el avance se dará solo por la apropiación tecnológica, la mayor información y la exigencia de las nuevas generaciones.
Seguimos conversando el próximo jueves. Gracias por leerme!
Sonia Boiarov
Visite mi oficina en http://torresdeteletrabajo.com/oficina/123/D1