Memorias intra viaje

#ViajeLatino
Dibujando juntas sapos, fuentes y peces

Dibujando con Agnes sapos, fuentes y peces

Repasando imágenes del viaje, se me vino la de ella: una chiquita peruana que nos encontramos el 1 de enero de este año, justito después de haber despedido el 2012 en medio de la lluvia de fuegos artificiales -nunca jamás había visto tantos juntos- en Cusco. Y cuando íbamos por una de las inclinadisimas calles que tiene la ciudad para bajar al centro, la vimos estirándose hasta el techo de una casa, buscando sin ningún resultado alcanzar un manojo de globos, de los amarillos que te regalaban o te vendían -dependiendo de la hora- mientras esperabas el año nuevo en la plaza de la ciudad.

Ella quería su globo. El se lo alncanzó

Ella quería su globo. El se lo alncanzó

Y me acordaba de que cuando Andrés se lo bajó -yo por supuesto tampoco llegaba hasta esa altura-  ella pegó una sonrisa de todos los dientes juntos y se fue caminando para algún lugar, acelerada y aferrada a su nuevo hallazgo. Y me acordaba, en el mismo momento,  cómo un globo, una burbuja de jabón o cualquier otro elemento liviano y volátil podía hacernos pasar horas hipnotizados viéndolos comportarse ante el viento.

Y también, de cómo Agnes, la nena inglesa que viajaba con sus papás por Latinoamérica desde hacia cuatro meses, se quedó durante horas conmigo dibujando fuentes, sapos y peces sin saber una palabra de español.

Ella se fue feliz, aferrada a su nuevo hallazgo

Ella se fue feliz, aferrada a su nuevo hallazgo

Y pensé en las cosas que a uno lo hacen, ya de adulto, quedarse hipnotizados de la fascinación. Y de cuántas veces uno le dedica tiempo a esas pocas -pero especiales- actividades que generan esa incomparable sensación de un paréntesis en el tiempo.