Por: Alejo Bernasconi
Muchas veces los deportistas creen que las decisiones gubernamentales de sus países son superfluas a sus vidas, y en este grupo están los voleibolistas, obviamente. Sin embargo, en varios países no ocurre lo mismo. En Argentina, por ejemplo, a varios jugadores se les hace “difícil” la vuelta al país con moneda extranjera. En Cuba, básicamente, si te vas a jugar una liga en el exterior no podés participar más en la Selección:
Cada país tiene su cultura, sus normas, sus reglas, no somos (ni soy) quienes para juzgarlas. La isla se maneja con un sistema de permisos, para hablarlo de una manera más coloquial (si se quiere, vulgar) y no entrar en detalles políticos que no son para nada de mi interés. A grandes rasgos, hay dos maneras de dejar el país: legal o ilegal. La forma lícita requiere de trámites que gracias al decreto ley 302 de la Reforma Migratoria (ups, estoy entrando en detalles) han experimentado una reducción sustancial de papelerío y gastos. La ilícita, es la famosa deserción, por lo general ocurre cuando los deportistas están de gira con el combinado nacional por competencia oficial o amistosos y aprovecha la oportunidad para irse del país definitivamente. Por una cuestión de datos duros y pura empiria, los deportistas cubanos no ven en la gestión de este rubro una lógica que satisfaga sus necesidades, de lo contrario, La Isla no ostentaría el tristemente célebre récord de ser La Nación con más atletas desertores a nivel mundial. Es que sin dudas es coherente, si bien los atletas reciben un subsidio estatal que les permite solventar algunos gastos, lo cierto es que en cualquier liga del exterior ganan 3, 5, 7 ó 10 veces más. De esta manera el atleta está contento porque acumula más capital, se codea con colegas de primer nivel y llega ”dulce” a los torneos con su seleccionado. A partir de 1959, el deporte dejó de ser profesional. Precisamente en el voley, desde los ’70 hacia aquí, Cuba es una fábrica de talentos. En el ámbito femenino se ostentan 3 medallas de oro (1992, 1996 y 2000), 1 de plata (2004) y 3 mundiales (1978, 1994 y 1998), además de tener a la mejor jugadora de la historia, Regla Torres y una fenómena como Mireya Luis. Por su parte, los varones nunca pudieron materializar su poderío aunque fueron bronce en Montreal ’76, subcampeones mundiales en 1990-2010 y ganadores de la World League ’98. Llamativamente, desde mediados de los ’90, Cuba se transformó en el mejor satélite mundial de jugadores, acaso su mejor equipo fue el de Sydney 2000, pero las casualidades hicieron que el cruce en 4tos de final sea contra la Rusia que luego se transformaría en medalla de plata. El partido fue un durísimo 3 a 2 y tal vez ahí se esfumaron todas las posibilidades que le quedaban a Cuba de subirse a lo más alto de un podio olímpico. Por más anécdotico que parezca, ese partido significó el principio del fin, los permisos que el Gobierno le daba algunos jugadores para irse a Europa (los atletas se quedaban con un 5% porque el contrato era entre Cuba y el equipo) se terminaron y la paciencia de los jugadores también.
La lista de jugadores que han desertado es infinita y lo peor es que cuando parecía que ya se había conformado un excelente sexteto, nuevamente se esfumaban las figuras. Recuerdo ser muy pequeño y ver como El Diablo Despaigne ganaba partidos literalmente solo, bien asistido por Brooks. Cuando ya no estaban más Osvaldo Hernández, Ihosvany Hernández, Roca, Ángel Dennis, Yasser Romero, Ramón Gato o Marshall (el jugador más saltarín que existió), aparecía el recambio con Juantorena o Javier González pero rápidamente desistían y no soportaban las políticas de Estado. En 2009 se había establecido un grupo formado, parejo y muy joven, con grandes figuras como Hierrezuelo, Leal, León y Simón, Cuba llegó a un sorpresivo segundo puesto en el Mundial de Italia (perdiendo ante un asquerosamente especulativo Brasil) en lo que fue la derrota de los relatos voleibolísticos. El talento y lo físico le ganaba a la táctica. Mientras italianos, estadounidenses, serbios, argentinos y rusos se mataban por encontrar la estrategia perfecta, el entrenador Orlando Samuels (sentado tranqui en su silla de plástico con la mochila al lado) se limitaba a decir “sube y pegále”. Claro, esto significó la vidriera al mundo para los cubanos, descubiertos por las mejores ligas del planeta los sondearon y ellos dejaron su país para crecer en su profesión. Hoy, hay jugadores que llegan a un acuerdo (con muchísimas comillas) con el Gobierno por el cual obtienen un permiso para salir del país a jugar en otra liga, teniendo en cuenta la cantidad de meses que estará en el exterior y el detalle de “donarle” al Estado entre un 60 y un 80% del contrato. Bell y Hernández son dos ejemplos de los que se fueron de Cuba en buenos términos.
La opinión que vale es la de los protagonistas. El periodismo, tanto en Argentina como en todo el mundo, está atravesado por sus intereses. En Cuba, defienden a rajatabla sus políticas, acusando de traidores a quienes dejan el país. La oposición al Gobierno de La Isla, utiliza términos como El Régimen, La Tiranía de los Castro o La Dictadura Castrista. Pero la verdad es que ninguno se pone en el lugar de los jugadores. El propio Ihosvany (capitán de la Selección durante 7 años) afirmó una vez que la inversión en deporte en ese país era grande pero que las condiciones en las que jugaban no eran las ideales y que cada vez más sentían que el Gobierno los apretaba…eso hizo que tomase la decisión de abandonar su tierra (por tal motivo, no puede ver a ninguno de sus dos hijos).
Uno puede estar a favor o en contra de las acciones llevadas a cabo por el comunismo cubano, lo que es innegable es que estas actitudes gubernamentales van en desmedro del nivel competitivo de la nación. Imagínense a una Cuba con todos sus animales llenos de talento dispersos en el mundo, juntos en una Selección, ¿quién le podría hacer frente? ¿Eso es justo? ¿Por querer progresar a nivel profesional se deben dejar de lado cuestiones y aspectos humanos básicos? ¿Está bien quedarse con el 20% de un contrato para volver tranquilamente al país? ¿Es correcto dejar de ver a familiares para tener un futuro mejor? Para pensar…
El anteúltimo partido de Cuba, en su máximo nivel, en toda su expresión: