Por: Inés López A. Girado
En italiano, Speranza y en francés Espérance. Tiene su raíz en la palabra latina spero, “esperar”. Es la confianza o deseo de que algo esperado sucederá.
Cuando la vida nos enfrenta con situaciones complicadas, adversas, nos sentimos desamparados, desorientados. Perdemos el control y el sentido de las cosas, nos desbarrancamos. En estos casos, la esperanza ayuda a no caer en la depresión, ya que confiamos en que pronto las cosas mejorarán. Esa confianza actúa como estímulo y aporta fuerza y tranquilidad.
La Esperanza es lo que nos da la fuerza para seguir cuando todo se ve oscuro. Mientras hay esperanza hay oportunidad de algo mejor. Mientras hay esperanza hay confianza en que sí se va a poder obtener eso que tanto se desea. La esperanza es una fuerza que mueve, lo que le da significado a la vida.
Es la esperanza de algo mejor lo que hace a muchos emigrar, dejar sus países atrás, es la razón por la cual los padres se esfuerzan porque tienen la esperanza de que sus hijos van a poder lograr cosas que ellos no pudieron en su propia vida, en una enfermedad muy dura, hace que pensemos la posibilidad de salir adelante, o lo que nos alienta para pensar que nuestro equipo conseguirá el título cuando está a diez puntos del puntero.
La esperanza es el estado de ánimo en el cual se cree que aquello que uno desea o pretende es posible. Ya sea a partir de un sustento lógico o en base a la fe, quien tiene esperanza considera que puede conseguir algo o alcanzar un determinado logro.
La esperanza, por otra parte, es una de las tres virtudes teologales (junto a la fe y la caridad). Para la teología cristiana, la esperanza es la virtud que capacita al hombre para tener confianza de alcanzar la vida eterna con ayuda de Dios.
La palabra esperanza está ligada a un tipo de espera con final feliz, con el logro de resultados esperados. Es la transición optimista entre una situación, por lo general oprimida, y un cambio a favor de un logro esperado. Si es una debilidad o una fuerza va a depender de qué actitud escojamos para ésta transición. Tenemos la visión de un futuro mejor pero es en el mientras tanto donde se juega la realidad y, en mi opinión, dónde se inclina la balanza… Tomamos acción, ponemos la energía en lo que queremos lograr, o solo esperamos con esperanza de que algo cambie…
Los sueños, las fantasías y las ilusiones son esperanzas posibles solo si actuamos como creadores de ellas.