Por: Leticia Estévez
Como algunos de ustedes saben, durante la primera semana del mes de julio me embarqué en el Blog Trip Expedia Fortaleza y Jericoacoara. A partir de hoy, comenzaré a compartir con ustedes algunas de mis experiencias en destino, recomendaciones y reflexiones sobre mi viaje. Bienvenidos a bordo!
Fortaleza, ciudad sede de la Alegría!
La llegada a un destino nuevo genera incertidumbre. Desde que el avión aterriza hasta que realmente me siento cómoda con el destino, pasan algunas horas. La escena del aeropuerto generalmente no ayuda: empujones en el avión para salir rápido, algún bolso que se te cae en la cabeza, no quedan carritos que hagan la carga más liviana y mi equipaje suele ser, en un 85% de las veces, el último en asomarse por la cinta. Como esto me sucedió varias veces, terminé aceptando que la previa y posterior de un vuelo son situaciones que no me caen bien.
Pero debo confesar que mi llegada a la ciudad de Fortaleza, en Brasil, logró sorprenderme. Baje del avión, comencé a caminar por la manga y a pocos metros me esperaban dos informantes con una guía de la ciudad y un folleto con actividades organizadas en el marco de la Copa Confederaciones. Eureka! Era justo lo que necesitaba: no sólo información turística del destino, sino también una buena excusa para leer algo mientras espero a la remolona de mi valija.
Tomé un carrito (si, había para todos) y me dirigí hacía el sector de cintas. De pronto, se anuncia por los altoparlantes el siguiente mensaje (el original en portugués):
“Buenas tardes y bienvenidos a los pasajeros provenientes de la Ciudad de Río de Janeiro, Vuelo Tam 3260. Por la cinta Nº 3 estará llegando su equipaje. Les recordamos que es importante, no sólo identificarlo por tamaño y color, sino también chequear que coincidan los datos de su talón de equipaje. Le deseamos una feliz estadía.”
Palabras más, palabras menos, me estaban dando la bienvenida a un destino. Sentía que me hablaban al oído, me orientaban sobre la llegada de mi equipaje y me brindaban algunas pautas de seguridad para no llevarme la maleta de otro. Estos fueron mis primeros 15 minutos en Fortaleza. ¿Pueden imaginarme con una sonrisa de punta a punta? Bueno, así estaba.
Como si esto fuera poco, se enciende una pantalla en la cual transmiten lo que está sucediendo detrás de la tenebrosa cinta. Se observa la llegada tranquila de los carros con los equipajes ordenados como piezas de tetris y los dulces operarios colocando una por una cada una de las maletas y los bolsos.
En la cinta, viendo a las valijas por televisión.
A ver…yo estaba viendo en la televisión la manera en la que acomodan sin violencia los equipajes de los pasajeros de un avión en una cinta de aeropuerto. Me pellizque el brazo. Estaba admirada ante la posibilidad de saber qué es lo que hacen con lo que nos pertenece. Pero por otro lado me preguntaba, ¿No es lo más lógico? Si nosotros como pasajeros estamos siendo filmados y observados continuamente, ¿Por qué no podemos ver como se gestiona el traslado de nuestros objetos personales? ¿Acaso cuesta tanto más hacer las cosas bien y generar imagen positiva con elementos de nuestra experiencia turística que tienen que ver con la seguridad y la calidad de servicios?
En esta ocasión, como en otras tantas, la primera impresión cuenta.
¿Alguna bienvenida memorable?
Compartila! –> @leticiaestevez