Por: Arsenal en America
Arsenal suma un nuevo lesionado: su mejor jugador. La baja hasta fin de año del alemán, por una lesión ligamentaria en su rodilla izquierda, hace desbordar la lista de golpeados e inunda de pesimismo las expectativas del equipo para esta temporada.
10 de agosto, primera presentación oficial. La fiesta es completa. Debuta Alexis Sánchez, vencemos al Manchester City y comenzamos el nuevo camino con la Community Shield en las vitrinas. En ese momento, la enfermería estaba prácticamente vacía. Sólo la visitaban Theo Walcott, lesionado gravemente en enero, Serge Gnabry y David Ospina, que llegó sentido tras la experiencia mundialista. También pasaron a revisarse los campeones mundiales con Alemania. Mertesacker, Özil y Podolski eran los últimos en incorporarse a la plantilla, y también cerraron la puerta a la Copa del Mundo. Ninguno de sus compañeros del Weltmeister tuvo tantas vacaciones como ellos.
La historia de los lesionados en el norte de Londres es siempre la misma. Año tras año el equipo se dedica a contar semanas y a practicar malabares con las formaciones. Ni la resonante contratación de Shad Forsythe, el experimentado preparador físico que trabajó con las selecciones germanas, parece ser la solución. La realidad es la misma. Ese fantasma se ríe a carcajadas de la salud de nuestros jugadores. Nada cambió.
Según este gráfico con datos de Physioroom.com, el club registra 888 bajas desde 2002. La comparativa con los competidores hace aún más deprimente la situación. La esperanza al inicio de cada temporada se desvanece con caída soldado caído. Y en esta imagen no está contemplada la última lesión del equipo. Özil es la baja más sensible de este curso. Sin él hasta enero, habrá que sobrevivir a la Premier League, la FA Cup y la Champions League.
Todo comenzó antes del mercado de fichajes. El francés Oliver Giroud se despidió hasta diciembre al sufrir una lesión en su tobillo. Cambió los planes del Deadline Day. Tuvimos que salir a buscar un delantero a último momento y cerramos la contratación en una prórroga entregada por la Federación inglesa. Bienvenido, Danny Welbeck.
Le siguió su compatriota Mathiu Debuchy. También en el tobillo y hasta diciembre. Wenger probó con Bellerín en Dortmund, en el partido donde quedó en evidencia el flojo rendimiento del equipo. Finalmente, el puesto se lo quedó Chambers. En la maldición cayó Yaya Sanogo y luego el galés Aaron Ramsey. Un calvario que continuó con nuestro capitán, Mikel Arteta.
Hoy se hundió el ultimo barco. El más importante de nuestra flota. Cambió al equipo cuando se colocó de 10. Nadie hace funcionar al ataque como Özil. La Federación Alemana lo recibió en Munich para realizarle estudios y rápidamente lo envió a Londres de regreso. El parte médico desató la tragedia.
“Özil ha sido descartado para los próximo partidos de eliminatorias contra Polonia en Varsovia e Irlanda en Gelsenkirchen. El atacante del Arsenal se quejó de molestias en su rodilla cuando llegó a Frankfurt. Después de haber sido examinado por el médico del equipo Dr. Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt en Munich, se descubrió que tiene un desgarro parcial del ligamento lateral externo de la rodilla izquierda. Se espera que esté fuera durante diez o doce semanas”, dice el estremecedor comunicado en la web.
En este terreno, se está a nueve puntos del Chelsea, se consiguieron tres puntos de seis posible en Champions League, y ya quedamos eliminados de la Capital One. El equipo no puede seguir debilitándose, es seguir entregando ventaja al resto. La concentración de lesiones le quita fuerza a las posibilidades de conseguir algún trofeo esta temporada.
¿En limpio? Walcott, Gnabry, Giroud, Debuchy, Sanogo, Ramsey, Arteta y Özil. Son ocho las bajas definitivas del equipo. También arrastran algunas molestias Ospina y Monreal. Chambers trabaja entre algodones. Y Diaby, el hombre de cristal, merece un post aparte. Cada uno de ellos sumó para la tristeza de los fanáticos gunners. De aquella celebración de principios de agosto ya no queda nada. Arsenal comenzó su temporada como un club protagonista, pero las lesiones le dieron un baño de realidad.
Por Rodrigo Duben
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