Por: Ignacio Damonte
Después de un viaje cansador y lleno de obstáculos, los Spurs alcanzaron un objetivo: jugar una nueva final. Barrieron (sí, dejaron en cero) a Memphis Grizzlies, mostrando fortalezas en prácticamente todos los aspectos del juego. De la mano de Parker, Duncan, Ginóbili y un núcleo de jugadores consolidados, San Antonio irá por su quinto título.
Llegar a las finales de la conferencia Oeste es un gran mérito. Y dejar en el camino a un rival duro que venía con un nivel superlativo, aún más. San Antonio lo hizo con algo de holgura y sacando provecho de su experiencia. Para los libros quedará que barrió a Memphis, pero a la serie se la sintió pareja. La diferencia estuvo en la toma de decisiones claves. Los Spurs fueron exitosos, los Grizzlies fallaron.
Lo mejor será tomar el análisis del cuarto partido y aplicarlo a toda la serie. Cada uno de los juegos fue prueba de patrones similares y todos ellos, forzados por el equipo de Popovich. Desde la defensa en la zona pintada, hasta los movimientos en ataque, el partido se ganó en la pizarra del entrenador multicampeón. Jugadores que saben ejecutar el plan a la perfección son el sueño de un técnico y Pop lo baja a la realidad.
Individualmente se podría mencionar cada nombre la plantilla de San Antonio y demostrar su influencia en el devenir de la serie. Tony Parker, Tim Duncan, Manu Ginobili, Tiago Spliter, Danny Green, Kwahi Leonard, Boris Diaw, Cory Joseph, Matt Bonner. Todos, absolutamente todos, tuvieron que ver en la barrida. Hicieron su trabajo a la perfección.
Ginóbili y Duncan jugarán una nueva final de la NBA: ¿Será contra Miami o Indiana?
En el costado defensivo, los Spurs encontraron el veneno para su rival. Zach Randolph, señalado como uno de los pilares de los Grizzlies, estuvo muy por debajo de su nivel. Una posesión tras otra, SA lo molestó y le hizo pagar muy caro cada punto. En la zona, o fuera de ella, siempre tenía tres hombres encima. Duncan, Diaw, Splitter y Bonner se destacaron en esta tarea. Estaban al pie del cañón para cada rotación. De repente, Marc Gasol no tenía ese compañero fiel para jugar en pareja y un arma importantísima era desmantelada por los Spurs.
Así fue ganando la serie San Antonio, con la defensa como estandarte. Empezando por ahí desmoralizó a Memphis. Se sabía que los Grizzlies no tenían un gran juego ofensivo, pero la altura y fuerza de sus hombres grandes podría complicar a su rival. No fue así. Apenas Mike Conley y Quincy Pondexter, con algunos destellos de Gasol, aportaron puntos en consistencia para los dirigidos por Hollins. Cortado el circuito ofensivo, los Spurs sólo tenían que ejecutar en ataque para ganar. Y eso también lo hicieron a la perfección.
Parker tuvo una tarea estelar. En tres de los cuatro partidos fue una fuerza anotadora y en el que no estuvo certero con el tiro, rompió su récord en asistencias (18). El francés ha modelado su juego muy favorablemente. Sigue siendo el anotador emperdernido de siempre, pero cada vez toma mejores decisiones en ataque. Pasa cuando tiene que pasar, y se contagió de lo bien que comparten el balón todos sus compañeros, al punto de promediar 9.5 pases gol por partido. Para coronar esto, en el cuarto juego logró 37 puntos, su mejor marca de la temporada.
Manu, con la sonrisa de oreja a oreja y su cuarto título de la conferencia del Oeste
Duncan fue un buen partenaire. Pese a estar más concentrado en defensa, aportó en los momentos cumbres. Los tiempos extras del segundo y tercer partido fueron dominados por el número 21. Demostró su aplomo para navegar en aguas turbias y sacó a flote a San Antonio. Si no fuera por él, la serie habría sido muy distinta. Los números de Tim son increíbles para sus 37 años de edad. Promedió tres tapones por partido, sumados a 15.5 puntos y 9 rebotes.
El resto acompañó en gran forma. Green, Bonner y Leonard tiraron muy bien de tres. Ginóbili tuvo una serie completa, aportando en todos los campos, con su pico en el tercer juego: 19 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias. Pero la gran estrella en ataque de los Spurs fue la rotación de balón. A lo largo de los cuatro partidos hizo alarde de sus capacidades para pasar. 25 asistencias por match no está nada mal. ¿Por qué no llamarles el Barcelona del básquet? No es tan descabellado.
En definitiva, los Spurs hicieron muy bien los deberes. Memphis estuvo cerca del zarpazo en dos partidos, mientras que el primero fue una paliza sin precedentes. El cuarto estuvo parejo hasta los últimos minutos, pero ahí aparecieron las individualidades para marcar claras diferencias.
http://youtu.be/U-yTGx2cM6U
San Antonio fue demasiado para Memphis, que le dio batalla, pero cayó en el cuarto 93-86
La franquicia texana sigue con su dinastía caminando a paso firme. Nos llevaría muchas páginas enumerar las estadísticas que rompe a lo largo y ancho del deporte norteamericano. El poderío de San Antonio es tal que sus números tienen que ser comparados con otras disciplinas como el baseball o el football americano. Es, sin lugar a dudas, uno de las mejores organizaciones del planeta, tanto desde lo deportivo como lo dirigencial. Podemos hablar del cambio que generó David Robinson hace 20 años, o de las cinco finales desde la llegada de Tim Duncan. O del volantazo que pegó Popovich al darle las riendas del equipo a Ginóbili y Parker. La historia de San Antonio está plagada de cambios de rumbos y los éxitos le ganan a las derrotas por escándalo.
Desde el 6 de junio regresará a la máxima cita de la NBA. Tiene la suerte de haber ganado las cuatro veces que le tocó llegar hasta la final. Su última excursión fue en el 2007. En esa ocasión vapuleó al Cleveland de un jóven LeBron James, que hoy se ha convertido en el basquetbolista más completo del mundo. Quizás vuelvan a verse las caras, si es que Miami cumple las expectativas y elimina a Indiana. Será otro obstáculo en el camino de San Antonio, que quiere escribir otra página de excelencia en su historia.