Por: Ignacio Damonte
Concentración a la hora de defender e inteligencia a la hora de atacar. Eso basta para comenzar con el análisis de un triunfo importantísimo de San Antonio en casa de Miami. Después iremos viendo detalle por detalle para saber cómo se construyó el primer paso de los Spurs hacia el título. Arrancaron las Finales de la NBA, el momento más esperado.
Mucho se habló en la previa de las claves para que ambos equipos puedan triunfar. Simplificando el asunto, de un lado, Miami tenía que explotar el poderío de LeBron James y el vertiginoso elenco que lo acompaña. Del otro, San Antonio no podía despegar un ojo en defensa del mejor jugador del mundo y ejecutar su ataque generoso, lleno de retación, que viene realizando hace años.
Estadísticamente había cientos de números que hacían de estas finales unas de las más esperadas de los últimos 20 años. San Antonio, la franquicia armada a fuerza de sacrificio, inteligencia y pragmatismo, volvía a quedar en pie pese a las tontas clasificaciones de periodistas y fanáticos. Para el que no disfruta del buen basquetbol eran viejos, lentos, débiles y aburridos. Miami era lo opuesto. Una franquicia con la billetera gorda, que hizo un buen movimiento en la plantilla hace tres temporadas y tomó la liga por arrebato. Llegaba a su tercer final consecutiva, mientras que los Spurs regresaban después de seis años de ausencias.
Tony Parker fue fundamental en el final para que San Antonio supere a Miami (92-88)
En el juego que abrió la serie fueron los de Popovich los que hicieron mejor el trabajo. En defensa concentraron sus fuerzas sobre LeBron, lo que les trajo dividendos en la segunda mitad. En ataque rotaron y rotaron, fueron muy cuidadosos de no perder tóntamente el balón y la ofensiva volvió a fluir.
Técnicamente desde el principio del análisis de los Playoffs habíamos destacado la capacidad de Miami de salir en contrataque, y en ráfagas de 2 minutos, definir los partidos a su antojo. Tan sólo bastaba un tiro fallado del rival, o un pase mal dado, para que James, Wade y Cole se combinaran en un ataque rápido de triple carril. Una volcada, un alley oop o un triple de algún rezagado era el resultado. Por eso San Antonio jugó 48 minutos de pura concentración y logró el triunfo en la Florida.
El primer cuarto fue parejo, pero fue en el segundo en el que los Spurs se mostraron más compenetrados con el juego. Un jugador en particular se destacó: Tim Duncan. Luego de arrancar 0 de 5 en tiros en los primeros 12 minutos, cambió el guión y metió 12 puntos antes del descanso, incluído un tiro en retroceso con menos de 1 segundo en el reloj. Ventaja de tres para Miami en el entretiempo. El Heat no podía forzar el ritmo que le gusta porque la visita ejecutaba bien en ataque y defendía mejor. En algunos tramos de esos primeros dos cuartos se vieron flashes de lo que el campeón puede hacer, pero fue cuando Popovich ponía en cancha a su formación más lenta. San Antonio puede vivir con eso.
Todo le costó el doble a LeBron James contra la férrea defensa de los Spurs.
En la segunda mitad Miami salió determinado a ganar a su manera. Dominó casi todo el tercer cuarto, aunque nunca pudo extender la distancia en el marcador a más de 9 puntos. Siempre que el Heat parecía escaparse aparecía una ráfaga de los Spurs para evitarlo. Si no era Tony Parker y su gran juego en el pick and roll, aparecía Ginóbili con una penetración zigzagueante o un triple. Eran dos equipos de elite golpéandose una y otra vez, sin caer ni bajar los brazos, con sus mejores armas. Una final emocionante.
En los últimos 12 minutos se sabía que el primero que baje la guardia, por cansancio o desconcentración, iba a perder el partido. Ese fue el equipo de Spoelstra. El cuarto final fue un martirio para el entrenador del Heat. En ataque perdieron el balón más veces que en todo el partido. Denle mérito a Kwahi Leonard, ese chico callado de 21 años que los Spurs eligieron dos años atrás en el draft y se ha convertido en una fiera defensiva. El número 2 no le dio un centimetro de aire a LeBron. Cada vez que la estrella quería postearse o liberarse con una cortina, estaba Kwahi para sofocarlo, y si lo superaba, se terminaba encontrando con un embudo de camisetas negras. Eso explica que James (18 puntos, 18 rebotes, 10 asistencias) haya hecho 10 puntos en el la primera mitad, pero sólo ocho en la segunda.
Ginóbili, Parker y Duncan, el Big Three que quiere sumar el 5º título para San Antonio
Por suerte para el DT de Miami Bosh y Wade recuperaron su nivel. Dwayne se mostró bien de su lesión en la rodilla y anotó 17 puntos. Chris (13 puntos) tuvo su momento en el tercer cuarto y mantuvo en juego a los suyos, aunque en el período final falló un triple abierto que habría empatado la historia. Ray Allen y Mike Miller encestaron cuatro triples y aportaron buenos minutos a la causa.
Ambas plantillas son variadas, completas y versátiles. En esta final se van a ver formaciones que poco tienen que ver con el básquet que conocemos. Por momentos Miami jugará sin base y sin pivot, y en otros San Antonio tendrá cuatro guardias en cancha con Duncan en la pintura. Los dos entrenadores buscaron ese quinteto que le de mejores resultados y lo seguiremos viendo con el correr de la serie. Habrá muchos emparejamientos extraños, como LeBron marcando a Parker en los últimos minutos del partido.
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San Antonio ganó el primero en Miami y volverán a verse el domingo en South Beach
Fue San Antonio el que se quedó con la primera batalla. Detrás de otra tarea fenomenal de Duncan (20 puntos, 14 rebotes), un Ginóbili (13 puntos) dispusto a hacer lo que sea por ganar, un Leonard (10 puntos, 10 rebotes) con más confianza que nunca y un dramático tiro de Parker (21 puntos) en los segundos finales los Spurs dieron el batacazo en el American Airlines Arena. Robaron la ventaja de localía y dejaron sin habla a esos que se animaron a llamarlos viejos, lentos, débiles y aburridos.