Por: Ignacio Damonte
San Antonio y Miami volvieron a jugar un encuentro emocionante de principio a fin. Los campeones sacaron amor propio, se encolumnaron detrás de un LeBron James dominante y luedo de un tiempo extra, mandaron la serie al definitivo séptimo cruce.
De entrada cada equipo jugó el juego que le conviene, el que lo trajo hasta aquí. Repitieron las formaciones, con cuatro hombres externos y un interno. San Antonio trabajaba distintos estilos de cortina y desmarque en ataque, con el juego de parejas entre Parker/Ginóbili con Duncan. Así los Spurs metieron en ritmo rápido al hombre grande, clave para juegar de adentro hacia fuera. Por su parte, Miami, le dio las riendas a LeBron como facilitador, abriendo así espacios para los tiradores. Mario Chalmers, algo más agresivo de local que de visitante, y Mike Miller se anotaron con sendos triples en el primer cuarto.
En esos 12 minutos, Leonard y Duncan practicamente hicieron todo para la visita. El novato defendió en el uno contra uno al mejor del mundo, encestó triples y hasta dejó un highlight que demuestra que puede volar. El veterano fue una fiera en ataque, con 10 puntos de arranque. Miami necesitó hacer ajustes y el coach Spoelstra apostó por un quinteto sin base clásico, con Ray Allen en lugar de Chalmers. No le funcionó y volvió a colocar al conductor que se despachó con buenas jugadas en ataque y confianza. Ventaja de dos para el local, con la misma paridad de los 5 partidos previos.
Duncan y LeBron fueron las grandes figuras en un partido con un final emocionante
El segundo cuarto mostró un ímpetu distinto en Miami. Ya no se conformó tanto con los aclarados para James, sino que movió el balón, buscó las penetraciones y los triples empezaron a caer. Battier, desaparecido en las Finales, aparecio con dos, Miller y Allen mantuvieron su mano caliente y el aporte, nuevamente, de Chalmers marcaron la diferencia. La banca del campeón le ganó ese pasaje a la de San Antonio, que tuvo como peor labor la de Splitter, lento en ambos costados e inseguro con el balón.
Entonces Popovich volvió a ordenar jugadas para Duncan, que dominó a Bosh en el poste bajo. Tim estuvo increíble de campo y fue él quien mantuvo en partido a los Spurs. Alcanzó los 25 puntos, marcando su récord en una primera mitad jugando Finales de NBA. En este momento diría que se pareció al de años pasados, pero la realidad es que la temporada completa de Duncan rozó la perfección, con 37 primaveras sigue ejecutando un básquet de alto nivel.
Sobre los últimos 5 minutos del segundo cuarto, Miami se secó y bajó la intensidad. Los texanos siguieron buscando en la pintura a su hombre fuerte, y la aparición de Diaw fue factor en ataque y defensa. El francés se destacó conteniendo a LeBron y cada vez que la estrella intentó atacarlo, se fue con las manos vacías. En ataque, este regordete desgarbado, provocó cambios de marcas y asisitó perfectamente a sus compañeros. Igual que en el juego anterior, Diaw le dio minutos de calidad a Popovich. La visita se fue al vestuario con una racha de 17-4 y ventaja de seis puntos sobre Miami.
Los Spurs no tuvieron su mejor noche, pero quedaron a pocos segundos de la victoria
Llegaron los que podían ser los últimos dos cuartos de la temporada. El campeón perdía y James salió con la obligación de dar vuelta la historia. Debía hacerlo sin Wade, que no arrancó el segundo tiempo, y volvió claramente disminuído por un golpe en la rodilla derecha contra Ginóbili. LBJ tomó el control, se convirtió en el primero en rebotear, y él mismo rompía velozmente en contrataque. Cuando no podía con el costa a costa descargaba y se llenaba de asistencias.
Los Spurs perdieron la ventaja, al mismo tiempo que se volvian descuidados con el balón. Comenzando por Manu Ginóbili y sus 8 pérdidas, todos salieron algo dubitativos del vestuario. Duncan había dejado de ser factor porque nunca le llegaba el balón. Otra vez, la paridad, y el Heat acortaba a un punto.
Popovich respondió mandando a Diaw a cancha. Parecía calcado al primer tiempo; el francés limitó a James (que fue triple-marcado) y volvió a cambiar el ataque. En este partido no fue el tiro exterior el que le devolvió la racha a San Antonio, sino el poder en la pintura. Diaw tuvo que ver, forzando faltas, y acompañando la fenomenal tarea de Duncan. Otra racha los volvió a poner al frente con una energía superadora.
Bosh no tuvo una tarea destacada, pero en el final apareció con dos bloqueos claves
San Antonio empezó el último cuarto con 10 de ventaja y el silencio se apoderó del American Airlines Arena. Miami, que ha demostrado en más de una oportunidad sentirse cómodo en la adversidad, salió con rabia contenida. Acortó la ventaja y llegó a los 6 minutos finales de forma increíble con un punto arriba. Todo a cuestas de un enfurecido LeBron y gran atención en defensa. De repente el estadio era una caldera.
Los Spurs pasaron de estar tranquilos en la delantera, a perder en un pestañar de ojos. En ataque no lograron encontrar a Duncan (30 puntos, 17 rebotes) y desde ahí se rompía cada ofensiva. Podemos hablar de la buena defensa de Chalmers en el pick and roll, o de la presencia atemorizadora de James, pero fue todo el equipo el que mejoró y contuvo al rival.
Hasta que llegaron los últimos dos minutos. Ahí todo puede pasar. Cualquier jugador puede aparecer. Fue Tony Parker (19 puntos): el francés clavó un triple sobre James y después le dio el liderazgo a los suyos. Luego de dos errores de LeBron, Manu Ginóbili falló un libre y convirtió al juego en uno de dos posesiones. Para ponerle dramatismo, James encestó un triple tras un tiro libre de Leonard. Con tres puntos abajo, Miami consiguió un rebote milagroso en ataque de Bosh, quien habilitó a Ray Allen (9 puntos). Uno de los mejores tripleros de la historia no dudó, jaló el gatillo y empató agónicamente el marcador. El campéon corrió desde atrás y logró el milagroso tiempo extra.
San Antonio dejó escapar el triunfo (103 a 100) y el jueves definirá el campeón con Miami
La prórroga fue desordenada, pero el Heat sacó ganancia para ponerse uno arriba. Con un minuto por jugar San Antonio tenía la chance de pasar al frente. No lo consiguió gracias a apariciones salvadoras de Bosh (10 puntos, 11 rebotes). El pivot, con dos tapones, uno sobre Parker y otro sobre Green, terminó dándole el triunfo a Miami.
La forma en que el equipo de Spoelstra ganó fue heróica. Parecía que los Spurs tenían el título al alcance de la mano, pero se equivocaron mucho sobre el final. En el último cuarto y la prórroga tiraron 9 de 29, muy distinto a los buenos promedios de la primera mitad. Por eso, Miami, detrás de una tarea descomunal de LeBron (32 puntos, 10 rebotes, 11 asistencias) y la aparición del resto de las individualidades en los momentos claves, forzó el séptimo choque.
Se sigue manteniendo la tendencia. Ningún equipo logró ganar dos partidos seguidos. Puede ser una señal de absoluta paridad o incapacidad de cerrar, ustedes elijan. Lo único cierto es que hay dos equipos peleando a muerte por la gloria. Este jueves será la última batalla de una serie final que sin dudas se ganó un lugar entre las mejores de la historia.