Como si fuera una partida de TEG, el poderío brasileño está combatiendo contra las arcas flacas de municiones del básquet argentino. En un tablero estratégicamente montado, desde el país vecino iniciaron un plan hace años para convertirse en la liga más fuerte del continente. Veamos cómo lo hicieron y porqué Argentina, por ahora, no tiene armas para competir.

En el fondo todos sabíamos que la llegada de Rubén Magnano a la selección de Brasil tres años atrás iba a tener consecuencias en nuestro básquet. Con la presencia de uno de los reclutadores y formadores más importantes de Argentina dirigiendo al combinado carioca, era cuestión de tiempo para que los grandes equipos de Brasil posaran sus ojos sobre la Liga Nacional. No por nada es la mejor liga que tiene nuestro continente, título que en Brasil se desesperan por conseguir.

Luego de la llegada de Magnano, otro argentino se sumó al “exilio”. Sergio “Oveja” Hernández, multicampeón de la Liga y ex DT del seleccionado, desechó distintas ofertas locales y del resto del mundo hasta cerrar con el Uniceub, tricampeón brasileño. En el medio, muchos jugadores han participado de las distintas competiciones del país vecino, aunque últimamente esa tendencia ha alcanzado niveles impensados. Hoy, previo al comienzo de nuestra Liga Nacional, el principal actor en el mercado de pases no es ningún equipo albiceleste, sino la potencia económica de Brasil, que se roba todos los flashes.

Los reales (dólares en realidad) han volcado la balanza, dejando un lado completamente desamparado. Los directivos argentinos, por quietud, inoperancia o desventaja económica, ven cómo le quitan de las manos a sus figuras. En el caso del “Oveja”, Atenas hizo todo lo que estuvo a su alcance para contratarlo. El entrenador tenía como primer objetivo dirigir en Europa, luego dejó pasar al seleccionado de Venezuela, y finalmente cerró las puertas a los equipos argentinos. Claro, llegar a un tricampeón como el Uniceub, jugar en Brasilia, estado muy arraigado con el básquet, y saber que encontrará un estadio que en instancias finales llega a sumar 16 mil espectadores, son algunas de las cuestiones que lo convencieron.

Jackson tenía la oportunidad de repetir la gran tarea con Gimnasia, pero eligió emigrar.

Además de estos puntos positivos, Hernández debe haber tenido en cuenta que el mundo del deporte estará mirando hacia Brasil en los próximos tres años. Primero el Mundial de fútbol 2014 y luego los Juegos Olímpicos 2016, serán la oportunidad ideal para mostrar la opulencia y avances de su pujante economía. Mientras tanto, las constantes protestas del pueblo a la organización y los gastos desmedidos, mezclados con denuncias de corrupción, ponen en jaque el futuro… pero eso es otra historia.

El plan de Brasil para “desmantelar” el poder argentino cosechado junto y gracias a la Generación Dorada constó de tres partes. Primero llevar formadores, segundo tentar con contratos cortos a jugadores argentinos, y tercero poner buenos billetes sobre la mesa para convencer a los dubitativos.

Para que la primera parte del plan funcionara debía existir una organización digna. Magnano no habría cerrado sin saber que había una política de estado para convertir al básquet definitivamente en el segundo deporte más popular de todo Brasil.

Comenzaron con la creación de la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) y el Nuevo Baloncesto Brasil (NBB) en diciembre de 2008. Así reunieron a los equipos más representativos de la nación. Crearon una liga independiente, gestionada por los clubes (muy parecido a nuestro caso también), que se destaca por su profesionalismo. Agregaron el Torneo Interligas con Argentina, y hasta crearon la Liga de Desarrollo, un ambiente ideal para que los atletas menores de 21 años, quienes representarán a Brasil en Río 2016, puedan desarrollarse sin presiones.

Laprovittola tenía ofertas importantes en Argentina, pero se decidió por Brasil.

Con la organización en su lugar, el segundo paso del plan era comenzar a traer jugadores argentinos por cortos períodos de tiempo. Dos ejemplos fueron Pablo Espinoza y Juan Manuel Torres, que estuvieron en la segunda división, jugando para el Macaé y Fluminense, respectivamente. Luego de sus buenas tareas, ambos se juntarán en el Macaé, que ascendió a la máxima categoría y apuesta a ser contendiente al título.

Para cerrar el círculo, los equipos brasileños empezaron a contratar figuras de la Liga Nacional. Sumado al avance en el deporte, la atención que generará el país, restaba saber si los dólares podrían convencer a los nuestros de cambiar idioma y costumbres definitivamente. El mercado de pases se abrió en Argentina y las conversaciones con jugadores locales avanzaron rápidamente. Y con éxito verde amarelo.

Comencemos entonces a ver algunos casos puntuales. Según cuentan desde Comodoro Rivadavia, en Gimnasia Indalo hicieron lo posible para retener a David Jackson (se va al Winner Limeira). El norteamericano fue su mejor jugador en la última liga y tenían intención de mantenerlo en la plantilla, pero el cepo al dólar y las dificultades para igualar los sueldos brasileros fue el gran problema.

“Es nuestra decisión usar pesos para pagar los sueldos. Los extranjeros, como en el caso de Jackson, tienen pretensiones muy altas. No puedo decir nada de David porque nosotros teníamos un acuerdo de palabra con él, que nos daba la prioridad de igualar cualquier oferta. No pudimos contra los más de 12 mil dólares que nos pedía”, afirmó un directivo que pidió reserva.

Aparentemente también influyó en Jackson la cuestión competitiva. Hace unas semanas se decidió que la Liga Nacional no tendrá descensos por dos temporadas, a la espera de poder invertir más dinero en infraestructura y no tanto en jugadores. La idea: mejorar el ámbito en el que se juega y disfruta del básquetbol, para convertirlo en un producto más atractivo. Eso terminó de convencer al norteamericano de cambiar de aires. No tiene tiempo, ni dinero para perder.

Torres jugó en el final del ascenso de Brasil y ahora firmará con Macaé por 2 temporadas.

El caso de Gimnasia es particular, cuenta con el apoyo de una empresa muy importante en el Sur de nuestro país: el Grupo Indalo. Incluso con el dinero que aporta, y el que otros sponsors acercan, es imposible competir. Imaginen cómo será para los que no cuentan con poder económico…

Otra salida importante fue la de Nicolás Laprovittola. El base, que dejó de ser un proyecto para convertirse en una realidad, llevaba cinco años en Lanús. Los subcampeonatos en la última LNB y en la Liga de las Américas fueron grandes logros para el club, pero Nicolás hacía tiempo que tenía intenciones de dar el salto a Europa. No lo consigió por cuestiones de pasaporte y decidió aceptar la oferta de un grande como el Flamengo.

Pablo Meilinger, presidente del Departamento de Básquet de Lanús, se refirió a la partida de Laprovittola: “No podemos competir con los salarios de alto nivel que pagan en Brasil. En el caso de Nicolás, sabíamos de sus intenciones de irse a otro país. Yo no puedo hablar por él, pero no tengo dudas que la cuestión económica ha tenido algo que ver. Hay que ser sinceros, el jugador quiere progresar y ganar lo más que pueda. En el fondo, siempre van a buscar lo mejor para ellos y no está mal”.

Por último, vuelvo al caso de Juan Manuel Torres. El pivot de 29 años estaba jugando en Weber Bahía Estudiantes, y luego de un arranque algo dubitativo, consiguió establecerse al punto de ilusionar al club con retenerlo. Apenas terminó la Liga local, Juan se fue a jugar tentado por el Fluminense para conseguir el ascenso. El equipo lo lograría en los escritorios (se amplió la cantidad de clubes), pero el argentino dejó una gran impresión con sus 10.3 puntos, 6.2 rebotes y 1.1 tapas en el Tricolor. Por eso apareció el Macaé y decidió contratarlo para fortalecerse de cara a la próxima liga.

El uruguayo Osimani ya tiene todo arreglado para seguir su carrera en tierras brasileñas.

Desde Bahía Blanca, Juan Espil, director deportivo del club, responde al llamado y las inquietudes. “Es simple. Los jugadores tienen una vida corta deportivamente hablando y no está mal que priorizen lo económico en algún punto. Juan Manuel venía de Europa y de unas experiencias tristes. Acá le dimos el espacio para mejorar y poder ganarse un lugar. Apenas terminó la Liga, sabíamos que se iría un tiempo a Brasil”, afirmó.

Para Espil, el tema de los descensos no tuvo que ver en la decisión de Torres, sino que fue tomada por una cuestión económica, no de competencia. El exjugador refuerza la idea de Pepe Sánchez, líder de la nueva organización, que promovió el cambio estructural. Por supuesto, que también hace hincapíe en la escasez del “oro verde”.

“Nosotros somos optimistas para el futuro, pero el cepo al dólar limita muchas tareas organizativas en el básquet argentino. De todas formas, tenemos una ambición alta. Seguiremos con nuestro campus para juveniles y sumando fichas sub 23. Chicos de todo Bahia Blanca tienen la oportunidad de acercarse al básquet. Tenemos puestas nuestras ilusiones en el nuevo predio de entrenamiento que estamos haciendo junto a la Municipalidad. Eso nos destacará”. Palabras que son una bocanada de aire fresco para la Liga.

Todas estas historias son parecidas. El dinero es un componente importante en la vida de un jugador. No sólo la ambición deportiva guía el destino de un basquetbolista. Los clubes argentinos lo saben, por eso no pueden hacer mucho para evitar los exilios. A los que mencionamos en esta nota, cabe agregar los casos de Martín Osimani (de Obras a Uniceub), de Fabián Ramírez Barrios (se va al Baurú) y hasta las posibilidades que Juan Gutiérrez, Marcos Mata, Diego Romero, Paolo Quinteros, Selem Safar y Juan Manuel Rivero acepten sendas ofertas de Brasil y también abandonen nuestro pais.

 Paolo Quinteros, el MVP de Regatas, suena cada vez más fuerte como refuerzo en Brasil.

El plan “enemigo” finalmente rindió sus frutos. Dejó como enseñanza que una estrategia a largo plazo siempre traer buenos resultados. Se concentraron en la guerra y no en una batalla, por así decirlo. Van camino a copar el mapa de este TEG imaginario con muchos billetes. Argentina al menos no se ha quedado con los brazos cruzados y movió sus fichas. El cambio producido en la estructura (después discutimos si es positivo o no) despierta la modorra de años sin modificaciones de la Liga Nacional. Hoy Brasil parece listo para dar el ataque final sobre nuestro básquet, pero Argentina se manda a cuarteles de invierno, y agazapado, espera que aclare el panorama para contratacar…