Por: Ignacio Damonte
Finalmente apareció el equipo en todo su esplendor. Argentina fue una máquina contra México, uno de los mejores del Premundial hasta aquí, y se quedó con el primer puesto de su grupo, asegurándose un arrastre importante de puntos a la segunda fase. El juego en equipo, los porcentajes de lanzamientos, la defensa y la vuelta al mejor nivel de Scola, fueron las claves de un triunfo esperanzador.
El partido ante Venezuela de este lunes habia dejado a todos preocupados. Cuerpo técnico, jugadores, especialistas e hinchas vieron cómo el seleccionado sufría ante un rival de menor calibre, pero también presenciaron una remontada heroica. Con ese sabor semiamargo, Argentina salía a la cancha ante los mexicanos.
Los primeros dos puntos de los nuestros fueron quizás los más importantes. Primer lanzamiento de Scola desde la línea de base y adentro, el capitán empezaba con el pie derecho una noche que sería completísima en todos los aspectos.
El cuarto que dio inicio al encuentro fue de ida y vuelta. Terminó 26-26, mostrando grandes intervenciones en ataque de ambos equipos. Se podría hablar de un goleo alto y por ende defensas endebles, pero no fue la ocasión. Al menos en el caso del equipo de Lamas, los marcajes fueron bien realizados y provocaron, como debe ser, que el ataque funcione mucho mejor.
A la hora de anotar puntos, Argentina no tuvo problemas. Todas las vías de goleo se destacaron, cada una en su momento. El primer cuarto sirvió para que Scola marque 8 puntos, pero también para ver muy buenos minutos de Delía y Mata. El pibe de Boca volvió a mostrar buenas intervenciones en el poste bajo; mientras que Marcos es una fiera defendiendo y clavando triples. Campazzo, el base heroe contra Venezuela, fue artífice del ataque aceitado con 5 asistencias.
Algo que se vio y mucho en este encuentro fue el pase extra. Desde los comienzos de la Generación Dorada hubo un norte: rotar el balón hasta encontrar al hombre libre. Contra México se consiguieron 27 pases gol y la mayoría de esos terminaron en triples abiertos o bandejas sin oposición. Eso permite que la ofensiva fluya más y se tomen mejores tiros. México no le encontró solución a esto en toda la noche.
Ese primer cuarto también sirvió para que Hernández, el máximo goleador de México, se destape con 15 puntos. El problema fue que más allá del alero y el aporte de Ayon, pocos jugadores podían cargar la ofensiva mexicana. O era un tiro de tres de Hernandez o un ataque desde el poste bajo o cargando el rebote del centro tricolor.
En el segundo cuarto llegó la rotación. Entraron Espinoza, Mainoldi y Lapprovitola, todos haciendo bien su trabajo. Pablo en la tarea defensiva, rebotera y anotando desde lejos; Leo abriendo la cancha con su tiro exterior y Nicolás suplantando bien a Campazzo en la conducción del equipo.
La paridad se mantenía aunque de a poco los nuestros imponían su jerarquía. Cuando tuvieron que volver los titulares lo hicieron muy bien, y Scola seguía forzando triple marcaje en la zona pintada llenándose de viajes a la línea de tiros libres. También hubo pasajes con dos bases en cancha, liberando a Campazzo de las tareas de armador, permitiéndole buscar su tiro desde lejos.
Así el primer tiempo finalizaba con ventaja de 5 puntos para Argentina. Ya hasta ahí podíamos hablar de los dos cuartos más interesantes del equipo en el torneo. Fluidez ofensiva y compromiso defensivo dejaban ver una selección tranquila con su juego, llevando a cabo el plan de Lamas sin problemas: no perder intensidad en la defensa y cuidar la pelota en ataque.
En el tercer cuarto Argentina volvió a explotar en el goleo. Safar dijo presente con 9 puntos en el período, cuatro de ellos que llegaron con un triplazo desde la esquina más la falta de su defensor. Pero el plan fue buscar a Scola adentro, en la llave, profundo en la defensa mexicana. Luis mostró todo su arsenal de movimientos de pies, volviendo locos a sus marcadores. A la hora de cuidar el aro, Lamas decidió subir los centímetros, eso le dio más minutos a Espinoza que pagó con un tapón y mucha contribución en ataque hasta que tuvo que salir por un corte en el labio.
De a poco la diferencia se iba estirando. Hubo un pasaje de algunos pocos minutos en los que México se puso a tres puntos, pero una racha de 12 puntos a favor de Argentina, incluído el triple fenomenal de Safar y las corridas de Campazzo practicamente que sentenciaron la historia.
El cuarto final sirvió para estirar la distancia en el marcador. Se sabe que es fundamental pasar con la mejor diferencia de puntos posibles a la segunda fase ante la posibilidad de un empate con otra selección. Por eso Lamas no se guardó en nada, y dejó a los titulares en cancha. Scola se siguió llenando de puntos gratis en la línea y aparecieron más triples de Mata y Mainoldi para convertir el partido en una goleada.
La diferencia final fue de 20 puntos (98-78). Más allá de los puntos, el seleccionado dejó tranquilos a todos. Se vio su mejor cara en ambos costados. Se notó a todos muy comprometidos y concentrados para defender y atacar sin fisuras. Encima apareció el gran partido de Scola, tan necesario como el agua para abrir las defensas rivales. Si sumamos el 67% por ciento de triples (14 de 21), las 27 asistencias y las pocas pérdidas de balón (apenas 7) fue un cóctel imposible de digerir para México que venía invicto.
Ahora resta esperar cómo quedarán los cruces de la segunda fase. Por lo pronto Argentina cerró la primera parte de Caracas 2013 con una sonrisa de oreja a oreja, dejando atrás los problemas que tuvo ante Venezuela y Dominicana y auspiciando un sprint final fundamental para lograr uno de los cuatros lugares a la Copa del Mundo.
Síntesis:
(78) México: J. Gutiérrez (8 puntos), Ayon (19), Alonzo (0), H. Hernández (21), Mendez (13), Stoll (4), Harris (0), Martínez (6), González (0), Meza (2), Mata (5) y Benítez (0)
DT: Sergio Valdeolmillos.
(98) Argentina: Scola (25), Mata (13), Campazzo (9), Delia (6), Safar (18), J. Fernández (0), Lapprovitola (6), J. Gutiérrez (7), Boccia (0), Espinoza (8), Bortolín (0) y Mainoldi (6)
DT: Julio Lamas