Por: Nicolás Mavrakis
Autor #20
Nombre: Emiliano Vuela
Edad: 36
Libro: Bahías (Hemisferio Derecho, 2010)
Temas: Infancia. Juventud. Masculinidad. Bahía Blanca.
Por qué hay que leerlo: Emiliano Vuela convierte la ciudad de Bahía Blanca en un escenario de cuatro actos a través de los cuales sus cuentos representan instantes distintos. Esas diferencias se rigen a lo largo del eje del tiempo con historias sobre la infancia, recuerdos construidos alrededor de episodios como la guerra de Malvinas y escenas que retratan el despertar sexual que clausura el mundo de la niñez para inaugurar un horizonte con nuevos códigos para la violencia. La ficción de Bahías cumple con la tarea de añadirle a lo que asoma como simple rememoración la densidad suficiente para convertirlo en una literatura que habla sobre aquello que late bajo la superficie de una ciudad aparentemente tranquila, a la vez que convierte en una batalla personal la sombra de una guerra verdadera en 1982.
Como en los relatos de la América profunda de la literatura norteamericana, los cuentos de Emiliano Vuela construyen su tono desde la deliberada confusión entra la anécdota de registro autobiográfico y la imaginación, tensión que se traslada a relatos de tenor amoroso o de crítica social sin abandonar las resonancias del espacio que las contiene. Protagonista omnipresente de todos los cuentos de Bahías, la ciudad de Bahía Blanca imprime sus propias coordenadas de morosidad, crueldad o anonimato según la perspectiva de los personajes, evitando cualquier piadoso provincialismo a favor del encumbramiento de una ciudad con caras múltiples, a veces demasiado claras y otras inevitablemente oscuras.
¿Por qué leer Bahías en el futuro?
Pienso que habría que leer Bahías en el futuro para ver qué cosas siguen vigentes y cuáles desaparecieron de esas Bahías que trato de recrear y construir. Me parece, ahora que lo releo, que en cada cuento hay una cuenta pendiente que tienen los protagonistas con la ciudad, un conflicto que repercute en el presente y que seguramente seguirá en el futuro. Es mi confianza que en este sentido los relatos van a tener una vigencia más allá de un contexto histórico particular y de unos paisajes que se modifican día a día y posiblemente ya no existan en el futuro. Me gustaría también que se leyera (o leerlo) para ver qué cosas continuaron y cuáles se modificaron de mi manera de contar y recrear con esfuerzo un mundo.
Empecé escribiendo en papel a máquina de escribir, más fascinado por el acto de apretar las teclas, ver el golpe contra la hoja y la marca profunda y entintada. De ahí paso al cuaderno y a la birome, con tachaduras y oraciones que se extienden por los márgenes. Actualmente, es solo la compu: pantalla en blanco, culo en la silla, música en los auriculares (de madrugada en la cocina como ideal). Voto por los bytes, junto al cuaderno con anotaciones ocasionales que pocas veces recuerdo a qué aluden.