Por: Agostina Fasanella
Te levantás a la mañana, desayunás, salís apurado para el trabajo, viajás apretado. Llegás al trabajo, un nuevo día arranca, tus compañeros, las tareas pendientes, los e-mails. La hora de almuerzo y la otra parte del día cumpliendo más y más tareas… Salís del trabajo, volvés a tu casa, los chicos, tu pareja, las cotidianeidades, la cena y te vas a dormir.
La mayoría de las personas tienen una rutina igual o similar a esta, desde este espacio, la vida se transforma en un gran “copy paste”: repetimos y replicamos lo que hacemos de manera casi automática. Este “automático” nos invita a activar siempre los mismos circuitos neuronales, generando poco estímulo.
Nuestro cerebro es como un músculo, y como tal, si lo entrenáramos en el gimnasio haciendo siempre la misma rutina, con la misma intensidad y las mismas repeticiones, sin aumentar ni variar nada, llegará un momento en que sentiremos pereza, ya que será algo alcanzable (ordinario) para nosotros.
Cuando una actividad nos produce pereza estamos frente a una señal: nuestra rutina está afectando nuestras capacidades para afrontar retos. Hacer algo fuera de lo que estamos acostumbrados a hacer puede ser un gran estímulo para obligar a trabajar a nuestro cerebro.
Poniendo en funcionamiento la actividad del cerebro damos lugar a nuevos circuitos neuronales. Cuando nos enfrentamos a una crisis, por ejemplo, tenemos una gran oportunidad para entrenar nuestro cerebro, ya que nos la pasamos resolviendo problemas y necesitamos innovar permanentemente. Si enfrentamos una crisis haciendo más de lo mismo, tendremos los mismos resultados.
La neuróbica, más conocida como gimnasia cerebral y mental, nos propone invertir el orden de algunos movimientos comunes en nuestra rutina diaria. Esto nos ayuda a alterar nuestra percepción, desafiándonos a hacer todo lo contrario a los actos automáticos para obligar al cerebro a realizar un esfuerzo adicional utilizando “el otro lado” y estimulándolo.
Según Wikipedia, es muy pronto para que alguna evidencia científica apoye esta idea. El término neuróbica fue acuñado por el fallecido neurobiólogo Lawrence Katz y Manning Rubin para describir ejercicios mentales diseñados para mantener al cerebro alerta. Se sostiene que la estimulación sensorial y actividades como acciones y pensamientos inusuales, producen más sustancias químicas del sistema neurobiológico del cuerpo que estimulan el crecimiento de nuevas dendritas y neuronas en el cerebro.
Algunos ejercicios que proponen para ejecutar cotidianamente son:
- Conocer un lugar nuevo.
- Aprender una nueva palabra.
- Cambiar de mano en las actividades cotidianas (por ejemplo, si te cepillás los dientes sosteniendo el cepillo con la mano derecha, probá de hacerlo con la mano izquierda).
- Escuchar música que habitualmente no escucharías.
- Tomar caminos nuevos para ir de un lugar a otro.
- Hacer algo nuevo todos los días.
- Cambiar algunas cosas de lugar.
Todas estas son pequeñas acciones que obligan a nuestro cerebro a tender nuevas redes, en términos científicos, a generar nuevos circuitos neuronales y así potenciaremos nuestra inteligencia creativa, pudiendo llevar a la práctica la frase de Einstein que dice “Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Entrenándonos fuerte y sobre todo teniendo constancia en el entrenamiento posiblemente logremos grandes cambios en el mediano o largo plazo.
Que tengas una linda y diferente semana!
Agostina Fasanella
Liderarte Consultora