Por: Agostina Fasanella
Carismático no solo se nace, también se hace. El carisma no es solo para las personas extrovertidas y no es cierto que hace falta tener un determinado tipo de personalidad, rostro o color de pelo para acceder a esta habilidad.
En la antigua Grecia, se creía que era un don especial que los dioses le otorgaban a unos pocos como un regalo de privilegio.
Hoy día existen técnicas para desarrollar nuestro carisma, una habilidad fundamental para un liderazgo efectivo.
Olivia Fox Cabane, una colega Estadounidense, experta en carisma, autora del libro “El mito del carisma”, cuenta que existen cuatro tipos de carisma:
- El carisma de focalización.
- El carisma de visión
- El carisma de bondad.
- El carisma de autoridad.
Veamos cada uno de ellos.
El carisma enfocado se basa en la actitud de presencia. Implica estar presente en las conversaciones, concentrarnos en el “aquí y ahora”, escuchando y absorbiendo lo que los demás nos dicen.
Esta postura brinda a las personas la sensación que estás plenamente con ellas y hace que se sientan escuchadas y comprendidas.
Este tipo de carisma es muy útil cuando necesitamos que los demás se abran a nosotros. Un buen ejemplo de líder enfocado es Mahatma Gandhi.
El carisma visionario hace que otros se sientan inspirados y enrolados en una visión que los trasciende. Puede ser muy efectivo, aunque no significa que siempre se pueda convencer a los demás del rumbo propuesto.
Como ejemplo podemos nombrar a Steve Jobs, muchos de sus empleados no estaban de acuerdo con su visión, pero todos lo reconocían por su carisma y por tener muy claro su rumbo.
Es muy útil cuando necesitamos inspirar o desarrollar la creatividad de los demás y cuando queremos lograr trabajo en equipo.
El carisma de bondad, o carisma amable, se basa en la calidez y la compasión. Conecta con el corazón de las personas y los hacer sentir apreciados y aceptados. El Dalai Lama y el Papa Francisco son conocidos por esta cualidad. Esta postura nos conecta con esapacios de gratitud. Es muy útil cuando queremos generar un vínculo emocional consolidado con los demás.
El carisma de autoridad tiene una gran cuota de poder que lo acompaña.
Surge cuando una persona tiene poder y confianza en su capacidad de influir en los demás. La ventaja es que nadie cuestiona y todos obedecen lo que dice la persona que lo ejerce. Es importante tener en cuenta que este tipo de carisma tiene varias desventajas ya que nos hace parecer arrogantes e inhibe a los demás, dejándolos sin la posibilidad de expresarse y mucho menos de ser creativos.
No existe ningún tipo de carisma que sea mejor o más efectivo, la clave está en saber cuándo necesitamos cada uno.
Tal vez lo más importante sea tomar conciencia que el carisma no es una habilidad para unos pocos y que, según el contexto o situación en la que nos encontremos, podremos desempeñarnos más efectivamente teniendo en cuenta estas cuestiones estratégicas.
Buena semana y a entrenar tus habilidades carismáticas
Agostina Fasanella
Coach Ontológico
Liderarte Consultora