Por: Agostina Fasanella
Hace un tiempo el escritor, presentador de televisión y emprendedor suizo, Alain de Botton dijo: “Vivimos en una sociedad en la que todo el mundo entiende que vayas al gimnasio para entrenar tus músculos. Pero si dices que estás trabajando “para transformarte en una persona más completa”, muchos te miran como si fueses “un rarito”. Yo no lo entiendo. ¿Acaso hay algo más importante?”…
Y a partir de sus reflexiones escribió en su libro esta lista que, según él, son virtudes que nos hacen más humanos y me parece atractiva para que tengamos en cuenta… aquí va:
- Ser resilientes: Tener la capacidad de superar las dificultades y contratiempos de nuestra vida y utilizarlas como trampolín para salir adelante fortalecidos y más sabios.
- Ser empáticos: Poder conectar con las otras personas, ponerse en el lugar del otro y vincularse de forma más comprensiva con los demás.
- Ser pacientes: Aprender que las cosas no siempre son como nosotros queremos y que los logros muchas veces dependen de nuestra capacidad de aceptar y soltar nuestras urgencias para poder persistir en el camino.
- Ser comprometidos: De forma natural, todos buscamos recompensas en nuestras vidas. Pero también tenemos la capacidad de postergar esas recompensas y disponernos a pagar los precios necesarios para lograr nuestros objetivos o hacer algo por otra persona o por una causa.
- Tener buenos modales: Aunque muchas veces, en términos generales, se asuma que “ser educado” es sinónimo de “ser falso” y lo contrario de “ser nosotros mismos”, los modales son una regla necesaria para cualquier civilización y están íntimamente asociados a la tolerancia: la capacidad de vivir junto a personas con las que nunca estaremos de acuerdo.
- Tener amplio sentido del humor: saber tomar la vida con liviandad, tener la capacidad de reír y hacer reír a los demás.
- Consciencia de sí mismo: Conocernos y hacernos responsables de nuestras vidas, sin hacer responsables a los demás de nuestros problemas o cambios de humor.
- Perdonar: tener la capacidad de perdonar a los demás y de perdonarnos a nosotros mismos para no quedar atados a lo doloroso de nuestro pasado.
- Mantener la esperanza: El pesimismo no es necesariamente un signo de “inteligencia y profundidad intelectual”, ni el optimismo un reflejo de necedad.
- Confiar: A veces no alcanzamos nuestros sueños por el simple hecho de que no nos atrevemos a intentarlos o los abandonamos porque no nos creemos capaces. La confianza es una herramienta eficaz para emprender nuestros desafíos, no solo por la consciencia de nuestras capacidades sino también por la convicción de poseer los recursos emocionales necesarios.
Posiblemente haya algunas con las que podamos estar más o menos de acuerdo, pero si usamos esta lista como disparador para nuestro desarrollo como personas, si todos y cada uno de nosotros las ponemos en práctica ¿cómo creés que sería el mundo?… Recordemos que cambiar el mundo empieza por mí…
¡Hasta la próxima!
Agostina Fasanella
Coach Ontológico
Liderarte Consultora